Por: Pedro Alexander Cubas Hernández – Historiador, Profesor de Historia y Ensayista cubano
¡Cinco veces han jugado Brasil y México en Copas del Mundo! Aquí la noticia no son las cuatro victorias del equipo sudamericano sino la incapacidad de México para marcarle un gol (1950, 1954, 1962, 2014, 2018: 13×0). No obstante, a México nadie le puede reprochar su total entrega en la cancha ante cualquier rival por muy poderoso que sea y eso aconteció en Samara.
Juan Carlos Osorio decidió que le daría la batalla a Brasil y así fue solamente en el primer cuarto de hora en que sus jugadores crearon peligro, especialmente Hirving “Chucky” Lozano y Carlos Vela; pero no abrieron el marcador por falta de precisión en los metros finales. El Scratch también tuvo sus opciones y el meta Guillermo “Memo” Ochoa estaba allí e hizo de todo para impedir que le anotaran. Además, la presencia del veterano pentamundialista Rafael Márquez como volante de marca deja claro la intención de contener a la Canarinha en la medular durante el primer tiempo.
De todos modos, los pupilos de Tite fueron entrando poco a poco en el partido: Neymar Jr. (Man of the Match) y Gabriel Jesus driblaban y remataban; Philippe Coutinho recogía rechaces y armaba jugadas; Paulinho y Casemiro controlaban la media cancha. No obstante, ese dominio brasileño no se reflejaba en el score por causa del buen rendimiento de “Memo” y la concentración de sus defensores.
En el segundo tiempo, Brasil salió dispuesto a definir el match a su favor; pero “Memo” defendió los remates de Paulinho y Coutinho. Entonces, otra de las piezas ofensivas de Brasil subió su producción y el equipo se fortaleció: ese sujeto responde al nombre de Willian. En la hora cero, Neymar Jr. condujo el balón desde la banda izquierda hacia el centro buscando el semicírculo del área grande, arrastró la marca hasta allí y cuando nadie lo esperaba dejó de taquito para que el jugador del Chelsea entrase en el área con velocidad y mandase un centro que la superestrella del PSG libre de marca empujó al fondo de las mallas para “abrir la lata”.
México trató de dar respuesta y su mejor ocasión fue una jugada iniciada en el círculo central por el ariete Raúl Jiménez que lanzó el balón al espacio para la carrera de “Chucky”, cuyo remate rebotó en el cuerpo de Miranda y Vela recogió el rechace para conectar un buen zurdazo que Alisson defendió para evitar el empate. Los mexicanos no dejaron de buscar la igualada y los brasileños querían sentenciar.
Entonces, “Las Parcas” del fútbol se decantaron por Brasil: luego de atravesar el medio de la cancha Fernandinho mandó un balón al espacio para la carrera de Neymar Jr. que salió en diagonal para plantarse ante “Memo”, que rozó con su botín izquierdo el punterazo de Ney quitándole velocidad al balón, lo cual permitió la llegada de Roberto Firmino que lo empujó a puerta vacía para garantizar una victoria muy trabajada y merecida. Sí, mis contertulios, México sigue con el gafe de no pasar del cuarto partido desde 1994 hasta 2018 y ya son siete veces. Brasil confirma su cartel de favorito y se regocija de ver como su astro Neymar Jr. va subiendo gradualmente su nivel futbolístico; aunque sigue sin estar al 100%. En la previa, el capitán Thiago Silva vaticinó que después de ver los goles de sus colegas del PSG: Edinson Cavani, Kylian Mbappé y Ángel Di María tenía certeza de que Neymar sería el jugador decisivo ante el “Tri” y así fue. Esa es la cara de Ney: gol, asistencia, velocidad, desborde, desmarques, driblings, o sea, jugar al fútbol. Y su cruz es lo que no queremos ver: simular y exagerar cuando un rival hace contacto físico con su anatomía. Miguel Layún lo pisó fuera del área y el colegiado italiano Gianluca Rocchi, a instancias de su compatriota Massimiliano Irrati (VAR), decidió no expulsar al mexicano por el “teatro” armado por Ney. Para mí, ese comportamiento suyo es una manifestación del antifútbol. El punto débil de este crack es el precisamente factor emocional, que hasta ahora Tite ha sabido equilibrar muy bien defendiéndolo públicamente y halándole las orejas en privado. La verde amarela va tomando su paso siguiendo la hoja de ruta trazada por Tite y la confianza de este grupo está creciendo a medida que el campeonato avanza.