Por: Carlos Fernández
@carlosfercid
En los próximos días se iniciará el análisis de perfiles para la Magistratura de Conciencia, delegada en el Procurador para los Derechos Humanos en Guatemala. El proceso de selección para el puesto, lejos de ser un ejercicio técnico, serio y con la visión de fortalecer la institucionalidad de la Procuraduría de los Derechos Humanos –PDH-, los diputados al Congreso de la República lo han convertido en un trámite necesario para garantizar la inoperancia de dicha instancia. Una PDH funcional, es un riesgo que ningún representante de la vieja política quiere sobre sus espaldas, principalmente, en el actual contexto político que atraviesa el país.
El tema de la inoperancia de la PDH nos debe llamar a todos los guatemaltecos a la reflexión y a poner debida atención en el proceso que se avecina. El actual Procurador, ha sido una figura opaca, sin capacidad de acción y ausente de las demandas populares, en las cuales se ha limitado a ser un observador. Cuando la voz del Procurador ha sido necesaria, jamás se hizo escuchar. Muchas de las demandas ciudadanas por la transparencia, el adecuado funcionamiento de la institucionalidad pública y el llamado a profundas transformaciones del Estado, eran denuncias mínimas que a la PDH le correspondían y que han sido renunciadas silenciosamente por quienes han ocupado el puesto. La instancia del Procurador para los Derechos Humanos ha sido víctima de nombramientos de personajes inocuos, articuladores de discurso sin práctica, carentes de visión e irresponsables ante el mandato.
Algunos, pensarán apostar por la reelección de Jorge de León Duque, no por creer que es un profesional con la idoneidad, capacidad y experiencia real en la defensa y protección de derechos humanos, sino porque temen que del proceso, los Diputados al Congreso de la República colocarán a un anodino peor que el actual. El único crédito que tiene Jorge de León Duque para haber llegado a la Magistratura de Conciencia es ser hijo del fallecido Ramiro de León Carpio. De León Duque es un personaje sin experiencia en el campo de la defensa, protección y promoción de Derechos Humanos, y sin ganas de hacer un esfuerzo para llenar el puesto.
En su momento, el Congreso de la República lo nombró como el sucesor del también inerte Sergio Morales, quien parecía haberse eternizado en el puesto, pero en ese entonces, Morales había protagonizado algunos escándalos familiares y otros señalamientos de supuesta corrupción, que nunca fueron investigados a profundidad por el Ministerio Público, quizá por el impacto mediático que tendría un caso de esa envergadura en la endeble institucionalidad de la PDH y que le costaron la tan ansiada re-elección. Eso dicho sea de paso, también es impunidad.
El proceso de elección del Procurador, debe invitar a toda la población a mantenerse vigilante, para que el urgente relevo de León Duque, realmente llene las cualidades que el puesto requiere. Para quienes entendemos del tema, sabemos que hay abogados/as que tienen la experiencia en la temática de defensa, promoción y protección de Derechos Humanos y que poseen una vida de trabajo que sustenta su idoneidad para el puesto.
Es tiempo que la institucionalidad de la Procuraduría se tome con seriedad y sea rescatada. Si la percepción de la ciudadanía es que la PDH “sirve para defender delincuentes”, esta no ha sido generada solamente por “los medios de comunicación tradicional”; hay responsabilidad directa de quienes han dirigido la PDH en la forma de actuar. Bien dice el refrán: un acto dice más que mil palabras. En la era de las redes sociales, el impacto del discurso de los medios tradicionales adverso a la labor de la defensa de derechos, puede mitigarse, pero con una institución que vele por los principios rectores de la Defensoría de Derechos Humanos.
La renuncia al mandato del Procurador, no es un invento; si tiene dudas revise los testimonios del reciente caso denominado “hogar seguro”, en el que hasta el momento 41 menores han perdido la vida. La PDH de Jorge de León Duque, tenía conocimiento con base en denuncias presentadas ante dicha instancia por las víctimas y sus progenitores; además, estuvieron involucrados, según versión de un sindicado, en el proceso de toma de decisión para encerrar a las menores que murieron calcinadas. Y como este caso, donde priva la negligencia y la estupidez, hay seguramente otros que no han salido a la luz pública. El PDH como los médicos, entierra sus errores.
Particularmente, hago votos para que abogados/as de sociedad civil que tienen la capacidad para el puesto, participen. Es posible que no sean electos para el puesto, porque los diputados operan como guardianes del sistema de impunidad del país y gente como el actual Procurador, los representa. Aún con ello, creo que es necesario poner sobre la mesa perfiles de gente seria, capaz, honrada y con verdadera vocación de defensa de derechos, para poner en evidencia el politizado y disfuncional sistema de elección. Hay que dar batalla, los malos ganan, porque los buenos no hacemos nada. #aMiNoMeRepresentaJorgedeLeónDuque y exijo un cambio real y profundo en la PDH.