Por: María Eugenia Molina Theisse.
Fotografías de Nelton Rivera.
Buenas tardes a todas y todos, muchas gracias a los equipos del IIARS y de Prensa Comunitaria por este trabajo profundamente solidario y creativo que están realizando y por la invitación que nos hicieron. Muchas gracias a las maestras y maestros que nos acompañan no solamente a la familia Molina Theissen, sino a la familia Álvarez y a las familias de las niñas y niños desaparecidos que aunque no estén representados ahora en el Cuarto de las Ausencias, lo están en nuestra lucha, como lo están todas las personas desaparecidas en Guatemala y todas las víctimas que dejó el conflicto armado.
Hoy 30 de agosto, Día internacional de las víctimas de desaparición forzada conmemoramos y celebramos la vida de todas aquellas personas que en el mundo han sido víctimas de ese crimen horrendo que es la desaparición forzada. Solamente en Guatemala 45,000 personas fueron desaparecidas durante esos 36 años, entre ellas alrededor de 5.000 niños y niñas que faltan en un número similar de hogares, que faltan a un número similar de madres y padres y a sus hermanas y hermanos, que faltan en la construcción de una Guatemala mejor.
La Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzosas, la Convención Americana sobre la desaparición forzada de personas consideran a la desaparición forzada como un crimen de lesa humanidad que debe ser investigado y castigado por los Estados sin beneficiar a los perpetradores con leyes de amnistía.
Es un crimen perverso que afecta a las víctimas directas y a sus familias ya que al no conocer la verdad de lo sucedido, el qué, el cuándo y el cómo murieron, y el no tener sus cuerpos para darles una sepultura digna, es imposible cerrar el duelo, recibir el apoyo solidario de familiares y amigos y aceptar la pérdida sufrida. Un dolor que se extiende infinitamente en el tiempo y en el espacio mientras no se conozca la verdad y no se reciba justicia.
Nuestra búsqueda de Marco Antonio durante los últimos 35 años, es precisamente por la verdad, la justicia y el compromiso del Estado para que estos crímenes no se repitan nunca más en Guatemala, que ni una sola familia vuelva a sufrir la pérdida, la ausencia de un ser querido por causa del terrorismo de Estado.
Inspiradas en que en Costa Rica, país que nos acogió desde hace muchos años, se enseña ecología desde la educación parvularia, solicitamos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos incluir entre otras, como una medida de reparación, la educación en derechos humanos desde los primeros años de edad. Lastimosamente, no fue acogida. Sin embargo, hoy mediante acciones como la que nos reúne y que deseamos sea aceptada, desarrollada e implementada, renace la esperanza porque la niñez y la juventud guatemaltecas conozcan no únicamente qué, cuándo y por qué sucedieron esos hechos terribles y dolorosos durante el conflicto armado, sino que como parte de su propia formación de vida aprendan a evitar la violencia y no naturalizarla, que la condenen y exijan justicia donde no la haya. Aprenderán que las leyes son para cumplirse y respetarse y que quien las incumpla tiene que ser llevado ante los tribunales para ser enjuiciado y castigado de hallársele culpable llámese presidente, ministro, gerente, coronel o comandante. La educación es la herramienta más grande que tiene la humanidad para avanzar y prosperar y puesta al servicio de la sociedad coadyuvará a rehacer el destruido tejido social en Guatemala.
El 6 de enero de 2016 fueron capturados Manuel Antonio Callejas y Callejas, Francisco Luis Gordillo Martínez, Edilberto Letona Linares y Hugo Ramiro Saldaña Rojas y recientemente se incorporó dentro de la acusación a Manuel Benedicto Lucas García. Se les están imputando delitos de desaparición forzada, delitos contra los deberes de humanidad en el caso de nuestro hijo y hermano Marco Antonio; y delitos contra los deberes de humanidad y violación sexual agravada en el caso de nuestra hija y hermana Emma Guadalupe. Hoy se encuentran ligados a proceso los primeros 4. Les pedimos seguir el caso en redes sociales, la radio y los medios alternativos de comunicación y que a su vez lo comenten y difundan para que no solamente lo conozcan más personas, sino especialmente para que quienes tienen niños y niñas desaparecidos durante el periodo de gestión de los señores presuntos responsables sindicados, se identifiquen con nuestra búsqueda de justicia y verdad y que sientan también como propia esa justicia, que se sientan reparadas y reparados mínimamente, ya que desgraciadamente, en nuestros casos, jamás habrá reparación plena que nos traiga de vuelta a nuestros seres queridos o que borre el dolor sufrido durante tantos años.
Saludamos y apoyamos esta iniciativa y agradecemos infinitamente la esperanza y la solidaridad que nos ofrecen y que nos llena el corazón.
¡Gracias nuevamente!
#30Agosto Día Internacional de las Desapariciones Forzadas.