Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 5 minutos

 

“El barranco

que está cerca de mi casa

es un caracol grande. 

Cuando suena

avisa que la lluvia

viene detrás del viento”.

Humberto Ak’abal

Por Jorge Aragón

En horas de la madrugada del pasado 25 de septiembre, el vecindario “Dios es fiel” fue golpeado súbitamente por una correntada provocada por las intensas lluvias que, por esos días, incrementaron el caudal natural del río El Naranjo. De acuerdo con informaciones publicadas por distintos medios de comunicación, al menos seis viviendas fueron arrastradas, cobrando la vida de unas 19 personas.

Este tipo de tragedias, caídas en el olvido de la opinión pública pasados unos días por causa del absurdo y perverso espectáculo político montado el 30 de septiembre por Consuelo Porras, Rafael Curruchiche y Fredy Orellana, son la realidad tangible de miles de familias que habitan en condiciones de precariedad, formando piezas inconexas de ciudad y morfologías urbanas precarias, que consolidan hogares en espacios no aptos para el desarrollo de la vida humana.

“Dios es fiel” es uno entre cientos de barrios precarios del área metropolitana, que aglutina formas urbanas autogestionadas. Precisamente, la forma y tipo de ciudades son preocupaciones centrales en el urbanismo, ya que su estudio permite identificar las modalidades de ocupación del territorio a partir de dos grandes componentes en todo análisis del suelo urbano: el emplazamiento, es decir, el lugar donde se asientan las distintas actividades humanas, y la situación, que se refiere al entorno inmediato del conjunto urbano. Estudiar el hecho urbano desde el punto de vista morfológico cumple el doble propósito de interrogar sobre la evolución espacial de la ciudad e incidir en el proceso de toma de decisiones, a efecto de adaptar las ciudades a nuevos escenarios de conflicto, sean estos provocados por factores naturales, antropogénicos, o bien, una combinación de ambos. ¿Cuál será el lugar de los asentamientos humanos precarios en la planificación y ordenamiento territorial que las municipalidades metropolitanas deben aplicar en el Siglo XXI?

Analizar la forma urbana es un ejercicio de interpretación del pasado y el presente. En ese sentido, el estudio crítico de la evolución morfológica es una llave de acceso al pasado, que permite visualizar las formas en las que las ciudades se han transformado combinando elementos geométricos, naturales y, desde luego, humanos. Y es precisamente el peso de este último elemento lo que da sentido a la ciudad como espacio adaptado para el desarrollo de las personas, y a la vida como posibilidad en medios construidos, consolidando lo urbano y la ciudad como una segunda naturaleza, acaso su inexorable continuación.

Bärb y Borsdorf (2005) proponen un análisis de la evolución morfológica de las ciudades latinoamericanas a partir de cuatro grandes momentos, a saber: 1) la ciudad compacta colonial; 2) la ciudad sectorial 1820-1950; 3) la ciudad polarizada 1950-1990; y la ciudad fragmentada, de 1990 en adelante.

Figura 1. Evolución morfológica de la ciudad latinoamericana

Fuente: Bärb y Borsdorf, 2005. P. 210. Citado en INCYT, 2021. Perfil Urbano 1. Guatemala: Universidad Rafael Landívar.

Nótese que cada momento histórico de la evolución de una ciudad corresponde, a su vez, a una etapa de desarrollo económico, en correspondencia con modalidades de aprovechamiento y explotación de los recursos ambientales y tecnologías disponibles. Cada momento histórico ha generado estilos de consumo energético y, en consecuencia, ha consolidado sistemas metabólicos específicos. Como puede inferirse en la figura 1, la consolidación de la ciudad de Guatemala es el resultado de crecimientos urbanos que favorecieron una superposición difusa de elementos urbanos y piezas de ciudad, las cuales presentan distintos niveles de consolidación y articulación funcional.

En ese orden de ideas, el estudio de la estructura urbana guatemalteca por medio del análisis morfológico permite comprender ciertos patrones de asentamiento de la población, así como la distribución espacial de las actividades productivas, la localización de las fuentes de empleo, la vivienda, los espacios públicos y las áreas de amortiguamiento. También, brinda claves para entender estructuras socioeconómicas diferenciadas y excluidas, como el caso de los asentamientos humanos precarios.

Figura 2. Formas urbanas precarias en el área metropolitana: ¿periferia de la periferia?

Fuente: Nuñez, A. y J. Lebeau, 2015. Proyecto de cartografía metropolitana. Guatemala: SEGEPLAN/Banco Mundial.

Como puede apreciarse en la figura 2, los asentamientos humanos precarios en la Región Metropolitana no se localizan frecuentemente en áreas periféricas. Más bien, son conjuntos urbanos que presentan alguna proximidad a centralidades y fuentes de empleo. Su localización hace que los retos para su planificación tenga que ver con tres grandes núcleos problemáticos: 1) integración funcional mediante políticas de transporte y movilidad sostenible; 2) producción de vivienda asequible que, a la vez, garantice la atenuación del fenómeno de gentrificación (desmercantilización de la vivienda) y desincentive la ocupación de áreas no aptas; y 3) promoción de políticas específicas para la consolidación urbana, que permitan el pleno ejercicio de la ciudadanía, erradicando el clientelismo.

Figura 3. Asentamientos humanos precarios ubicados bajo el puente Martín Prado Vélez (Incienso)

Foto de Jorge Aragón

Figura 4. Modelo tridimensional de asentamientos humanos precarios, zonas 1, 3 y 7

Fuente: Nuñez, A. y J. Lebeau, 2015. Proyecto de cartografía metropolitana. Guatemala: SEGEPLAN/Banco Mundial.

Figura 5. Modelo tridimensional de asentamientos humanos precarios, zona 2

Fuente: Nuñez, A. y J. Lebeau, 2015. Proyecto de cartografía metropolitana. Guatemala: SEGEPLAN/Banco Mundial.

Figura 6. Modelo tridimensional de asentamientos humanos precarios, zona 5

Fuente: Nuñez, A. y J. Lebeau, 2015. Proyecto de cartografía metropolitana. Guatemala: SEGEPLAN/Banco Mundial.

Cuadro 1. Asentamientos humanos precarios por municipio de la Región Metropolitana

“Dios es fiel” expresa la desatención estatal, la falta de ideas en planificación urbana y, sobre todo, los juegos viciosos de operadores de justicia. Magistrados, jueces, fiscales e investigadores, lejos de realizar el trabajo por el cual reciben cuantiosos salarios y granjerías, evidentemente están más preocupados por asegurar la impunidad de la corporación delincuencial llamada “pacto de corruptos”, que en proteger la vida y garantizar, más que un “Estado de derecho”, un Estado de justicia.

Agradecimientos

El autor agradece el apoyo cartográfico del especialista SIG Jorge Cárcamo, quien desarrolló las ilustraciones correspondientes a asentamientos humanos precarios.

Referencias

Ak’abal, Humberto. 2002. Kamoyoyik. Guatemala: Cholsamaj.

Bärb, Jürgen y Axel Borsdorf. 2005. La ciudad latinoamericana. La construcción de un modelo. Vigencia y perspectivas. En Urbes. Revista de ciudad, urbanismo y paisaje. Año 2, No. 2. Lima: Guzlop

Editores

Instituto de Investigación y Proyección sobre Ciencia y Tecnología. 2020: Perfil Urbano de Guatemala 1. Análisis de crecimiento de áreas urbanas. Guatemala: Universidad Rafael Landívar/Editorial Cara Parens.

Núñez, Angélica y Jean-Roch Lebeau, et. al. 2015. Proyecto de cartografía metropolitana. La cartografía como herramienta para la toma de decisiones sobre el área metropolitana de la ciudad de Guatemala. Guatemala: SEGEPLAN /Banco Mundial.

COMPARTE