San Cristóbal Verapaz: comparten alimentos y pasan la noche con sus difuntos

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Créditos: Yeimi J Alonzo
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

En el Día de los Santos y Difuntos que se celebra en los días 1 y 2 de noviembre, en Guatemala se vive cada año una gran diversidad de manifestaciones espirituales y artísticas, donde las familias acostumbran a visitar a los cementerios de su localidad, para convivir con sus seres queridos ya fallecidos. No obstante, la costumbre de los cristobalenses es además, quedarse a dormir durante toda la noche en el camposanto que guarda los restos de sus familiares.

Texto y fotos por Yeimi J Alonzo

Es primero de noviembre de 2023 y en las calles del municipio de San Cristóbal Verapaz, de Alta Verapaz, se ve a la gente ir y venir con compras y flores de la época como la tradicional flor de muerto o Cempasúchil. En el mercado se observan ayotes, jocotes, güisquiles, entre otras, incluyendo productos autóctonos del lugar.

De camino hacia el cementerio también se observan ventas de barriletes, comida, velas, pino y flores que adornan panteones, nichos y coloridas tumbas que motivan la creatividad de todas las familias, sin importar su condición económica o social.

A la entrada del cementerio cuelgan adornos de colores dando la bienvenida a propios y extraños por igual. Niños, mujeres y ancianos se dirigen al frente de sus panteones, unos adornan, otros conversan, unos ríen y otros se encuentran nostálgicos.

A pocos pasos de la entrada del concurrido cementerio se encuentra la familia de Yanuario Chen, quien compartió con sus seres queridos que se han adelantado. “Es una costumbre y tradición, una forma de vivir espiritualmente con nuestros antepasados, toda vez que ellos convivieron con nosotros en la vida terrenal ahora nos toca a nosotros venir y convivir en este lugar, donde ellos yacen desde hace algunos años”, expresó.

La familia de Chen llegó al cementerio para no perder la forma de convivir con sus difuntos, pues espiritualmente saben que sus almas viven con ellos. “Algún día estaremos nosotros ahí no sé si en el mismo lugar o en la misma forma de vivir en la vida espiritual, pero esperamos que algún día nos volvamos a ver”, añadió.

A pocos pasos de este panteón se encuentra la familia Ávila Romero y Calel Suc del barrio San Felipe, quienes expresaron tener a sus padres enterrados en el lugar. “Como es costumbre, todos estos años hemos venido a acompañarlos un momento por este día que es de ellos. Nunca los olvidamos, siempre los tenemos presentes en nuestros corazones y cada año venimos con la familia”, indicaron.

Mencionan que se organizan cada año para llegar y cenar en el panteón el 1 de noviembre y el 2 a compartir un pequeño almuerzo, llevando a los nietos quienes también comparten la tradición de elevar los barriletes al mediodía. “Así es la costumbre aquí en San Cristóbal, la comida especial es el Saq’ik, es lo que siempre se acostumbra a comer en estos días”, agregaron.

De acuerdo a información publicada en la página oficial del Ministerio de Cultura y Deportes,  para muchos historiadores esta es una tradición de origen católico instituida por el Papa Urbano IV y que llegó al “nuevo continente” traída por los españoles. En esta fecha las personas honran la memoria de aquellos seres queridos que ya dejaron de existir.

Ingrid Calel, dijo, que ir al cementerio es una costumbre que les enseñaron sus abuelos. “Venimos a compartir, pues lamentablemente mi abuela ya falleció y su último deseo fue que nunca dejemos de venir a visitar a nuestros seres queridos que han partido de este mundo, compartiendo con familia y amigos. Acostumbramos a traer parrillada, tamales Saq’ik, ponche de frutas, ayote, jocote en miel y frutas para venir a compartir”, expresó.

Dentro del cementerio también abundan las ventas de flores, velas, pino y platillos culinarios de la época, lo cual siempre aporta a la economía local.

“En esta fecha nos reunimos acá para compartir alimentos, poner flores, encender candelas, pedir por la vida, ya que somos cristianos y consideramos la resurrección, por eso acompañamos a nuestros difuntos. La costumbre es traer la comida ya preparada, se come un tamal y disfrutamos de las comidas propias de San Cristóbal”, contó César Caal, quien se encontraba en el cementerio.

La actividad que se hace en estas fechas es casi que venir a dormir todos encima de las tumbas y se amanece, cosa que casi no ocurre en otros lugares de Guatemala. Nos dejamos venir desde el 1 de noviembre y hay quienes amanecen y regresan hasta el 2 de noviembre a casa, añadió.

La noche empieza a caer y la oscuridad del cementerio se empieza a iluminar con miles de velas que arden en la mayoría de las tumbas y en los ojos de quienes las visitan. Los cristobalenses pese al clima de la temporada pasan una noche cálida entre amigos, música, comida, flores, copal, bebidas, charlas, reflexiones y uno que otro susto propio de la festividad cultural y del cementerio como lugar de encuentro.

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