Créditos: Eslly Melgarejo
Tiempo de lectura: 8 minutos

Por Héctor Silva Ávalos

Jordán Rodas, el exprocurador de los Derechos Humanos y excandidato a la vicepresidencia por el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), volvió a Washington la semana pasada. Su escala en el Distrito de Columbia fue parte de una gira que lo llevó por varias ciudades de la Unión Americana a reunirse con comunidades guatemaltecas migrantes. Además, en la capital estadounidense volvió a encontrarse con interlocutores en la administración Biden, en el Congreso federal y en la Organización de Estados Americanos para, de nuevo, encender alertas sobre la crisis electoral en la que el pacto político y empresarial que gobierna Guatemala ha sumido al país tras los resultados de la primera vuelta presidencial el 25 de junio pasado, que dejó al Movimiento Semilla como competidor en la segunda vuelta y con importantes posibilidades de convertirse en gobierno.

Rodas ya había estado aquí durante el invierno, en febrero, entonces denunciando que el Estado guatemalteco se había confabulado para bloquear al MLP. En aquella ocasión dijo que se preparaba, en su país, un fraude adelantado y vaticinó algo que hoy parece incontrovertible: el pacto gobernante haría todo lo posible para aferrarse al poder.

En esta charla habla sobre la crisis electoral y celebra que la comunidad internacional, empezando por Estados Unidos, haya despertado de su letargo en lo que concierne a Guatemala.

PC: Estuvo aquí en febrero, cuando el Estado de Guatemala excluyó al binomio del MLP. Ustedes fueron los primeros en hablar de un fraude adelantado. Hoy vuelve en medio de la crisis generada por los mismos actores que los bloquearon a ustedes, esta vez por el buen desempeño de Semilla el 25 de junio pasado. Cuénteme cómo ha vivido todo lo que ha ocurrido entre esos dos momentos.

JR: Nosotros anunciamos que el proceso electoral estaba ya comenzando en un fraude al limitar a los guatemaltecos de elegir libremente entre las distintas opciones. En el caso de Thelma Cabrera y su servidor, como parte del binomio proclamado por el MLP, cumplimos con todo lo legal, pero el Estado nos bloqueó. A veces se tiene la mala percepción que los fraudes solo pueden suceder en el momento de las urnas, pero ya los tiempos han cambiado. Bloquear al MLP fue el primer paso que dieron en este fraude. En la feria del libro en Madrid conversaba con el escritor nicaragüense Sergio Ramírez y él me decía que Guatemala es una dictadura corporativa, a diferencia de lo que ocurre en Nicaragua. En Guatemala, el rostro del gobernante va cambiando, pero siempre lo que está en juego es la repartición de las utilidades con el sector privado, el CACIF. No es ni siquiera un asunto ideológico, es solamente la intención de acaparar, de mantener los privilegios, de aumentar sus ganancias. Eso es lo que denunciamos en febrero ante senadores, congresistas, el Departamento de Estado, la Casa Blanca y la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos). La Comisión, hay que reconocer que sí prestó atención, y recordó al Estado guatemalteco que la libertad de elegir y ser electo es un derecho humano que los magistrados del Tribunal Supremo Electoral olvidaron. Los magistrados se quieren revestir como un conjunto de profesionales, que no lo son, son parte de esto que ha pasado. Lo que sucedió es que al principio la opción más temida por el sector conservador era el MLP, entonces dejaron correr a los otros, a Semilla.

PC: ¿Bloquear al MLP entonces era la apuesta del pacto gobernante para dejarle abierto al camino a Zury Ríos? ¿Nunca pensaron en Semilla?

JR: Sí, ellos se confiaron, nunca se percataron, no pasó bajo sus radares. Ningún analista, ninguna encuesta decía que Bernardo Arévalo iba ir en la segunda vuelta. La población guatemalteca fue muy hábil: como les quitaron las otras opciones votaron por el partido que tuvo la capacidad de que la población viera algo decente, que es lo mínimo que se puede esperar en una democracia. En Guatemala, eso se valora mucho, porque la decencia es la excepción. Semilla, con una base mestiza muy capitalina, pero con vertientes importantes como las mujeres jóvenes y desde la capital comienza a irradiar vía redes sociales esa fortaleza. Eso surgió el día de las elecciones y le permitió colarse prácticamente contra todos los pronósticos en una segunda vuelta.

PC: Entonces, sin restar mérito al binomio de Semilla, ¿hablamos más de un mérito del electorado?

JR: Sí, es mérito del electorado también. Y yo no hablo del binomio, sino de Bernardo Arévalo, que tiene el legado de su padre Juan José Arévalo, uno de los presidentes de la Revolución. Semilla no es la panacea, pero es una opción para tener un rumbo distinto a lo que hemos vivido hasta ahora, que ha sido funesto, una nube negra. Hoy tenemos esa esperanza y por eso la alianza criminal está haciendo todo lo posible para desestabilizarlo, criminalizarlo y todo.

PC: ¿Qué escenario ve de aquí al 20 de agosto con un Ministerio Público que, como usted dice, parece dispuesto a criminalizarlo todo?JR: Hay que esperar el primer paso, que no es suficiente, pero es un paso importante: llegar a que las elecciones se lleven a cabo el 20 de agosto entre la UNE y Semilla, eso es importante.

PC: ¿No podemos dar eso por descontado todavía?JR: Como dijera un comentarista de béisbol en Guatemala muy famoso: hasta el último out se habla. Los del pacto son, como se dice, fieras heridas, tienen mente criminal y son más peligrosos ahorita. Yo temo por la vida de Bernardo Arévalo.

PC: ¿Tan grave?

JR: Tan grave. Es mucho lo que está en juego para el país. El Estado guatemalteco tiene obligación de garantizar la seguridad y la vida de Bernardo Arévalo. La criminalización no se descarta, seguramente puede seguir, lo tienen todo cooptado. Por ejemplo, en este intento del Tribunal Supremo Electoral de lavarse la cara en el minuto 90, que es positivo para la democracia, pero no tenemos que olvidar los graves pecados de los magistrados, por no decir delitos. Y recordemos que los antejuicios los tramita la Corte Suprema de Justicia, pero los resuelve el Congreso de la República, que es conservador, y este nuevo Congreso va a ser igual o más. Lo que tenemos que ver es después del 20 de agosto, desde entonces hasta el 14 de enero, que es un largo tramo en el que puede haber atentados contra la vida y criminalización contra actores de Semilla; es una larga transición y hay que tomarlo en cuenta. Y luego está lo que viene después ya en un inminente Gobierno de Bernardo Arévalo, la gobernabilidad.

PC: En ese segundo momento que usted identifica, el de la transición tras un eventual triunfo de Semilla, y ante los riesgos que menciona, ¿qué papel le toca jugar a la ciudadanía de Guatemala?JR: La ciudadanía debe seguir movilizándose como ya lo ha hecho. La ciudadanía rompió el miedo otra vez, ha salido a las calles, eso es fundamental. Pero también hoy Guatemala requiere más que nunca el acompañamiento internacional, que al parecer y afortunadamente ya despertó de su letargo, hasta la propia OEA. Estuve con Juan Francisco Sandoval en la asamblea extraordinaria de la OEA y comparten la misma preocupación que la Comisión Interamericana, la Casa Blanca, el Departamento de Estado, congresistas de ambos partidos, republicanos y demócratas. Son las mismas preocupaciones que ya expresaron también la Unión Europea, Colombia, Brasil, Chile y Argentina. Todo eso es importante. No hay que olvidar lo que ha pasado en Estados Unidos con los trumpistas y en Brasil con los bolsonaristas. Hay que aprender de eso.

PC: El letargo de la administración Biden respecto a Centroamérica es evidente y en el caso de El Salvador y Honduras continúa. En el caso de Guatemala, ¿qué cree que fue lo que pasó para que Washington dejara de guardar silencio y pasara a posiciones mucho más directas respecto a lo que está ocurriendo?JR:  Se percataron de que no eran rumores, de que era realidad. Que vamos hacia el despeñadero. Guatemala es un país clave en la región centroamericana, nada democrática. Los estadounidenses comprendieron que un régimen autoritario en Guatemala, ya abierto y descarado, queriendo prolongarse y solo cambiando el rostro del presidente, sería fatal porque provocaría más migración. Han tenido que revisar su política. También se les ha hablado sobre la cooperación. Guatemala ya no está en guerra, no necesitamos más ayuda de tanques o militar, necesitamos la ayuda humanitaria. No necesitamos más endeudamiento irresponsable. Hace poco el Banco Mundial dio un préstamo de 100 millones de dólares para el programa Crecer Sano y eso ha sido un fiasco, un gran fraude porque en Guatemala hubo un lanzamiento con toda la pompa de parte del vicepresidente Guillermo Castillo de la gran cruzada contra la desnutrición y todo quedó en un gran globo.

PC: Hemos hablado de cómo las alertas por la deriva autoritaria y el ataque a la democracia fueron importantes en esta coyuntura. ¿Fue eso lo más importante o lo fue el hartazgo por la corrupción?

JR: Sin duda alguna los estadounidenses tienen información al respecto. También fue muy oportuna la última versión de la Lista Engel, la cual hay que leer. Ante eso la alianza criminal maneja un discurso hipócrita de soberanía, pero es doble moral, porque cuando antes habían hecho el negocio que hicieron con las vacunas rusas Sputnik por covid, ahí tuvieron que tender la mano con aliados como Estados Unidos, que salió al rescate. También es importante recordar dos ejes que han quedado en evidencia durante esta crisis electoral. Uno es la independencia judicial y el otro es la libertad de prensa, que se ha venido deteriorando. Lo que los estadounidenses han visto es que cuando se habla de esto no es ninguna campaña negra en contra de Giammattei. Y creo que les ha venido a la memoria el tema de Juan Orlando Hernández en Honduras. En su momento Estados Unidos jugó un papel muy complaciente en la región. En el caso de Guatemala también han visto actores que han sido condenados por narcotráfico y otros crímenes en Estados Unidos y siguen jugando un rol en la política guatemalteca. Seguramente eso les paró el pelo.

PC: Se dice mucho que el CACIF tiene un lobby permanente en Washington sin importar quien gobierne en Guatemala. ¿Cree que el diálogo ya no es tan complaciente?

JR: La posibilidad de sanciones también es un mensaje para el sector privado organizado en Guatemala. El CACIF no es sensible a temas de derechos humanos o democracia, el CACIF no sabe de eso, no le conviene, pero sí les asustan las posibles sanciones, que les afectarían sus ingresos y sus billeteras.

Ha habido mensajes directos como las acciones a miembros del sector privado a quienes les han quitado visas, también a sus familiares. No todo es público. También ven lo que ha pasado en otros países de la región, donde el crimen organizado y las economías emergentes se vuelven en contra de sus intereses. Estamos viendo que el sector privado parece que se está alertando, pensando que no puede seguir con la misma actitud. Esto no quiere decir que ya sean defensores de la democracia, en ellos nunca se puede confiar, pero al menos ya tienen una actitud que no es tan proactiva a favor del régimen.

PC: En el escenario en que Bernardo Arévalo gane y asuma como presidente, en enero de 2024, ¿cómo ve el tema del Ministerio Público con intenciones de seguirlo criminalizando a él y a su eventual gobierno?

JR: Bernardo Arévalo tendrá que ser muy hábil para aprovechar la fuerza ciudadana que lo está llevando a un posible triunfo en segunda vuelta, para que sea desde la ciudadanía su fortaleza ante todo lo que le pretendan tirar. Debe de ser muy consciente de que, como en cualquier gobierno, no va a poder resolver todos los problemas, pero también de que las expectativas van a ser muy altas. Debe de trazarse metas muy claras y concretas. Debe de empezar con la conformación de su gabinete, tener la capacidad de incorporar a personas íntegras y capaces. Eso es lo que lo va a ayudar a sobrevivir.

PC: El MLP, de cuyo binomio usted fue parte como vicepresidente, era, digamos, el lugar político natural para los pueblos originarios de Guatemala. ¿Qué tipos de alianza tendría que hacer Semilla con esos pueblos?

JR: Yo agradezco y me siento muy honrado de haber sido electo por las bases del MLP con mi compañera de fórmula de Thelma Cabrera para este proceso. Lamentablemente el partido desapareció legalmente, no se tuvo una elección de ningún diputado y por eso desapareció, pero los pueblos ahí están y siguen siendo postergados. Si Bernardo Arévalo tiene la capacidad de articular, no solo con CODECA, sino con muchas organizaciones más con las que tendría que sentarse a dialogar para tener credibilidad. También es importante que escoja bien a los interlocutores con una población históricamente olvidada.

 

COMPARTE