Lucía Xiloj: la sociedad aún no ve a las mujeres indígenas capaces de ejercer cualquier profesión

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Créditos: Juan Rosales
Tiempo de lectura: 5 minutos

 

Lucía Xiloj es una abogada maya K’iche’ que ha litigado en casos como Mujeres Achi y la Masacre de Alaska. En el Derecho encontró su vocación y anima a las mujeres indígenas a desafiar la creencia de que no pueden ejercer cualquier profesión.

Por Regina Pérez

Lucía Xiloj nació en el municipio de Chichicastenango, Quiché. Ha trabajado por varios años en la defensa de personas criminalizadas y víctimas de violaciones a los derechos humanos. En 2022 logró, junto a un equipo de abogadas mayas, probar ante un Tribunal que un grupo de mujeres Achi sufrió violencia sexual durante la guerra; por esos delitos un tribunal condenó a 30 años de cárcel a cinco integrantes de las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC).

Convertirse en abogada fue un hecho fortuito en la vida de Xiloj. Su mamá y papá querían que estudiara en la universidad y la apoyaron, pero costear una carrera que implicara costos altos no era una opción, porque tiene cuatro hermanos.

En las pruebas vocacionales de la Universidad, los resultados sugerían las carreras de Arquitectura, Odontología, Ingeniería y Medicina, que son caras y requieren dedicarse en tiempo completo a los estudios, pero ella necesitaba trabajar para costearlos. “Por eso me incliné por el Derecho, porque había jornadas en la tarde y en la noche, eso me permitió terminar mis estudios, parte de la carrera pude trabajar y ayudar a mi papá y a mi mamá”, señaló.

Foto: Juan Rosales

Xiloj recuerda que ella era una persona muy tímida y mientras avanzaba en los semestres comenzó a cuestionarse por qué se había decidido a estudiar Derecho, que requería ser más extrovertida y ella sentía que no lo era. “Me daba mucho miedo terminar la carrera, pero al final me gustó bastante, fui viendo que es una carrera que tiene mucho campo para poder trabajar”.

A las mujeres mayas les dan un trato diferente

La abogada ingresó a la Universidad de San Carlos (USAC) en el año 2000. En ese entonces, no eran muchas las mujeres indígenas podían acceder a estudios superiores. En su salón, recuerda, que de unos 150 estudiantes había unas cuatro mujeres mayas.

La abogada Xiloj considera que las mujeres indígenas aún se enfrentan a varios retos para profesionalizarse y la discriminación sigue siendo un obstáculo. “A veces no quiero plantear eso porque pareciera que una se victimiza y, no, porque lo sigo viendo, todavía es difícil que la sociedad considere a las mujeres indígenas capaces de ejercer cualquier profesión”, dijo.

Cuando las mujeres terminan de cursar los estudios universitarios y ejercen su profesión, encuentran dificultades, “porque si vemos los datos, las niñas indígenas aún tienen obstáculos para acceder a la educación primaria, secundaria y no digamos en la Universidad”.

Xiloj coincide con el informe: “La Educación y Desigualdades de Género en Guatemala, un estudio aproximativo”, del Colectivo Educación para Todas y Todos, que hace referencia a un 48 % de analfabetismo en mujeres indígenas, comparado con un 19 por ciento de las mujeres ladinas, lo que confirma la exclusión histórica de las mujeres en Guatemala, específicamente indígenas.

Según el Informe Estadístico 2019, de la USAC, de una población de 198 mil, el 15.8 % de la población estudiantil se identificaba como maya. Esto significa un total de 22 mil personas, del cual el 46 % son mujeres, unas 10,220 estudiantes.

En el ejercicio de su profesión Xiloj se ha topado con la discriminación, aunque para algunas personas resulte algo insignificante. Cuando acude a las audiencias de Torre de Tribunales las personas de seguridad del Organismo Judicial (OJ) la tratan de manera diferente a otras abogadas y le piden su carnet. “Dicen que es por seguridad, pero me he dado cuenta que hay mestizas que pasan antes que yo y no les piden y yo siempre les reclamo”, dijo.

Otro caso de discriminación ocurrió cuando fue defensora de una mujer maya que no usaba su indumentaria y alguien se acercó y le dijo: “abogada ya puede pasar”, a lo que Lucía rectificó diciendo que ella era la abogada.

Foto: Juan Rosales

En las audiencias de Mujeres Achi, una de las juezas interrumpió a las abogadas mayas en sus argumentos porque se refirieron a la impunidad del caso cuando minutos antes les dijo a los abogados de los acusados que sí podían expresarse. “En una misma audiencia le dice a los abogados que pueden decir lo que quieran y a nosotras que no, estas situaciones parecieran pequeñas pero sí considero que es un trato diferente”.

El caso que más le ha impactado

Uno de los casos que más le ha impactado y que recuerda con mucha impotencia es el del asesinato de un comunitario en Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, en el contexto de la imposición de un proyecto hidroeléctrico de la empresa Hidro Santa Cruz, filial de la española Ecoener Hidralia Energía.

Los guardias de seguridad de la empresa atentaron contra tres personas de la comunidad y asesinaron a un poblador. El señor dejó a su viuda con cinco hijos, quien posteriormente enfermó de cáncer y los menores quedaron en la orfandad. En las audiencias, la señora no podía comunicarse en español porque solo hablaba el idioma Q’anjobal.

Además de la desintegración familiar que sufrieron las víctimas, las personas acusadas del asesinato fueron absueltas por los jueces. Y aunque los abogados presentaron una apelación y se realizó un nuevo debate en Quetzaltenango, los acusados fueron absueltos. “A mí me impacta lo que le pasó a la familia de la persona que asesinaron y que este caso haya quedado en la impunidad”.

Cuando se graduó estaba muy ilusionada de ejercer porque creía que el sistema y las leyes funcionaban como le habían enseñado en la Universidad. Pero después de ver este y otros casos donde no se aplica la ley, fue bastante frustrante el ejercicio como abogada.

Como profesional del derecho, Xiloj ha litigado en varios casos, entre ellos el de la Masacre de la Embajada de España, Mujeres Achi y el caso de la masacre de Alaska, ocurrida en 2012, por mencionar algunos.

“No romantizo la maternidad”

Lucia Xiloj es madre de una niña y un niño y dice que le ha costado equilibrar este rol con su profesión. “Siempre les digo a las mujeres alrededor mío que yo sí no romantizo la maternidad como a veces se ha impuesto”, dice y al mismo tiempo ríe.

Ser madre, dice Xiloj, es una gran responsabilidad porque aunque puedan tener ayuda, la carga siempre es más fuerte para las madres. “Es complicado porque hay esos sentimientos de culpa porque a veces uno tiene que dejar a los hijos, porque a veces hay audiencias fuera de la ciudad o las audiencias se alargan y se regresa en la noche”, señaló.

Eso le genera culpa porque no les dedica suficiente tiempo a su hija e hijo. Por otro lado, está el hecho de que quiere mostrarle a su pequeña que las mujeres pueden desempeñarse en el ámbito profesional.

Al preguntarle a Xiloj qué consejo les daría a las mujeres indígenas que buscan estudiar una carrera universitaria, respondió que deben buscar apoyo, a través de becas “y desafiar un poco el tema de que a las mujeres indígenas se nos enseña que tenemos un futuro muy restrictivo, que no podemos ejercer cualquier profesión, creo que las capacidades ahí están, son las oportunidades que no hay y las pocas que hay, hay que aprovecharlas”, concluyó.

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