Niñas Q’eqchi’ luchan con las manos y los pies para combatir las violencias

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Créditos: Elías Oxom.
Tiempo de lectura: 6 minutos

 

En 2015 y por iniciativa del entrenador de taekwondo Dany Coy, el deporte llegó a varias niñas de la aldea Tipulcán, San Pedro Carchá, Alta Verapaz, con una característica particular que inmediatamente llamó la atención: las niñas usaban su indumentaria maya Q’eqchi’ para practicarlo; además, constituyó una poderosa herramienta que les permitió sentirse preparadas para enfrentar las diversas violencias.

Por Elías Oxom

El taekwondo es un arte que requiere para la lucha los pies y las manos, que se originó en Corea, aproximadamente hace 66 años y, que la pandemia de la COVID-19 interrumpió su práctica a un grupo de niñas Q’eqchi’, que bajo la dirección del entrenador Dany Coy surgió como una alternativa para empoderarlas ante el considerable número de casos de violencias, abuso y violación sexual que el departamento reporta.

A pesar de la crisis sanitaria que la pandemia impuso, el entrenador Dany se siente optimista y dice que el regreso a las prácticas, lo harán con fuerza y alegría y que continuarán con el proyecto, porque una de sus metas es reunir nuevamente a las niñas y que se conviertan en entrenadoras.

El proyecto es iniciativa del profesor Dany, pero cuenta con un contrato de la federación de taekwondo de Alta Verapaz. Los gastos que hace para llevar este deporte hasta Tipulcán, a más de 200 kilómetros de la ciudad capital, corren por su cuenta. Vive en el centro de Cobán y para llegar a Tipulcán debe recorrer unos 40 kilómetros y contar con Q 32 para el viaje de ida y vuelta.

Según Coy, este deporte de origen coreano, sustituye las armas y es recomendado para que las niñas puedan practicarlo y usarlo como defensa ante algunas agresiones. “Tratamos la manera de inculcarlo en todas partes, dar a conocer este deporte por mucho machismo y  violencia en las comunidades, las niñas que han sido violadas, que han sido maltratadas y a veces no tienen la oportunidad de estudiar”, indicó.

“Dicen que las mujeres no podemos hacer nada”

Miriam Imelda Cucul Sam, ahora de 18 años, es una de las jóvenes taekwondistas de la aldea Tipulcán y según cuenta, alumna de Dany cuando tenía 7. Es hija de Samuel Cucul Xó e Imelda Sam Ac. Actualmente cursa el quinto bachillerato en Enfermería. En 2019 obtuvo el primer lugar en los Juegos Nacionales en la categoría infantil, en la ciudad capital de Guatemala.

Miriam relata que en su comunidad a las mujeres no se les permite estudiar y que no se les respetan sus derechos y que cuando el profesor llegó a enseñar el deporte, como le llaman a Dany, cambió una parte de esa realidad, “él siempre tomó en cuenta nuestra indumentaria maya, nunca nos discriminó, nos enseñó a defendernos ante las agresiones, nos ayudó a salir adelante”, recuerda.

Además, dice que algunas ocasiones, por el machismo, las personas rechazan el trabajo que hacen y muchas niñas sufren las consecuencias de las violencias. “Me siento feliz por ser mujer, es muy difícil salir adelante por las condiciones en nuestra comunidad.  Pero gracias a mis padres llegué a representar a mi aldea, municipio y departamento. Estamos enseñando a las demás niñas que también podemos hacer las cosas, espero que las niñas y la juventud salgan adelante y también puedan triunfar, muchas veces en las comunidades al momento de salir a las calles se sufre de acoso y violencia sexual y el taekwondo puede servir para defendernos de las malas personas”, expresó.

Miriam también sueña con ser entrenadora, quiere ayudar a su comunidad a salir adelante, no importa si es hombre o mujer, ella asegura que todas y todos podemos practicar este deporte.

“Quiero triunfar en este deporte y que sigan practicando este deporte en nuestra indumentaria maya, porque somos indígenas, para demostrar que no nos avergüenzan nuestras raíces, que somos de las comunidades”, indica y agrega que en la actualidad hay muchas mujeres que ya no quieren utilizar su indumentaria.

Para Miriam, la práctica del taekwondo puede ayudar a disminuir los casos de agresiones en contra de niñas de 12 o diez años, que fueron violentadas en sus vidas. Para ayudar, dice, sería bueno enseñarles este deporte. “Me duele ver a niñas embarazadas y agredidas por malas personas, ya que gracias a este deporte nosotras hemos salido adelante y que sueño con una Guatemala en donde las niñas puedan vivir libres de violencia”, agrega.

En contra de las adversidades

Con la pandemia del coronavirus el entrenamiento de las niñas se detuvo. Para llevar a cabo el proyecto se tomaba en cuenta a las niñas de la escuela primaria, el número de cada grupo que entrenaba variaba con los años, antes de que restringiera muchas de las actividades deportivas en el país, un aproximado de 60 niñas en edades de 8 a 17 años formaban parte del equipo de taekwondistas.

En un principio se entrenaba en el salón comunal de la aldea y antes de la pandemia se hacía al aire libre. Uno de los logros alcanzados por la práctica es su participación en eventos deportivos nacionales, en el campeonato de 2019, participaron 15 niñas de Tipulcán. Miriam obtuvo el primer lugar, un logro significativo para la comunidad y para el departamento.

El entrenador Coy dice que el uso de la indumentaria maya en los entrenamientos se debe al respeto de la forma de vida y la cultura de las niñas. “Hicimos una prueba previa para ver la posibilidad y vimos que no era necesario utilizar el traje del deporte, lamentablemente discriminan mucho a la mujer indígena, sea cual sea nuestra vestimenta las tienen que respetar, no podemos juzgar por la indumentaria que portan, es muy importante dar a conocer un traje que los identifica con sus raíces”, expresó.

Las familias de las niñas están muy contentas con este deporte. “Las madres derramaron lágrimas cuando salieron sus hijas de sexto primaria, se dieron cuenta que con la disciplina fueron más responsables, ponían más atención en las clases y mejoró la puntualidad,”, añadió el profesor.

En las comunidades, sostiene el entrenador, las niñas han sido vulnerables. Ha habido mucha violencia, algunas han sido secuestradas y violadas, a través del deporte pueden defenderse de la violencia, el taekwondo es una herramienta para defenderse de alguien que quiere hacer daño. Es una herramienta con se puede luchar contra la violencia y el acoso, el testimonio de las niñas muestra que se sienten seguras de sí mismas, es fundamental que las niñas practiquen ese deporte porque no tienen oportunidades, concluyó.

La situación de las niñas y mujeres

Alta Verapaz es uno de los departamentos del norte del país con altos índices de pobreza, desnutrición, embarazos en niñas y adolescentes, además de muertes maternas. No es casualidad que la desigualdad, el poco acceso a trabajo, a servicios de salud, a la educación, potencia esta realidad en lo cotidiano y se evidencian en casos de violencia sexual, suicidio y el embarazo en niñas menores de 14 años.

De enero de 2021 a la fecha, se han reportado 2 suicidios en adolescentes entre los 14 años, según el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR) y aunque existan denuncias la impunidad en las investigaciones de las causas que originaron estas tragedias alcanza hasta el 98%, según su directora Mirna Montenegro.

En el acompañamiento que brinda OSAR, también se han detectado las condiciones de vulnerabilidad que enfrentan las niñas por las tormentas, los deslaves y las inundaciones. Por otro lado, Montenegro asocia la desnutrición y mortalidad de los bebés y niños menores de un año con el embarazo adolescente.

De acuerdo con el OSAR, del 1 de enero al 30 de junio pasado 57 mil 578 niñas y jóvenes entre 10 y 19 años resultaron embarazadas en Guatemala; de ellas, 2 mil 737 eran niñas de 10 a 14 años.

Alta Verapaz está entre los departamentos con más casos de embarazos en niñas y adolescentes, con 6 mil 517; además, Huehuetenango con 7 mil 303; Quiché, 5 mil 237; y San Marcos con 4 mil 398.

La situación de violencia en contra de las niñas y mujeres es alarmante en el país. El Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público (MP) reporta en lo que va de este año, 7 mil 44 casos de violación sexual a mujeres y 48 mil 64 mujeres han sido víctimas de violencia.

Al consultar a Montenegro sobre las causas profundas de su vulnerabilidad señala al sistema machista o patriarcal, que ve a las niñas como objetos sin derecho, asumiendo funciones de servir y obedecer a otros.

Pero Montenegro considera que la educación es una herramienta importante para combatir la problemática. “Los programas educativos deben incluir autoestima, empoderamiento, salud reproductiva, plan de vida, para garantizar conocimientos, para también un lugar donde se puedan ejercer los derechos y construir como alcanzar sus sueños y su plan de vida”.

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