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Personas migrantes viven un estado emocional crítico por COVID-19

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Créditos: Desinformémonos
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Ante la pandemia de coronavirus, las personas que se encuentran en situación migratoria irregular en Estados Unidos (sobre todo en Nueva York, epicentro de la enfermedad de COVID-19 en ese país), actualmente enfrentan un estado emocional crítico, alertó la Dra. Angélica Ojeda García, académica del Departamento de Psicología de la IBERO.

La especialista compartió que las causas de esta situación son la pérdida de empleo, la elevada tasa de contagios y el miedo a la enfermedad, la mayoría no cuenta con servicios de salud y quienes tenían negocios, tras cerrarlos por meses, ahora se enfrentan al endurecimiento de la política migratoria del gobierno de Donald Trump, y no tienen permitido abrir. Además, están en riesgo de regresar al hacinamiento entre familias.

La Dra. Ojeda García, quien participó en la elaboración del Posicionamiento sobre el contexto migratorio en México que presentó la IBERO en septiembre pasado -en el que investigadores y especialistas analizan a profundidad cinco ejes centrales de la movilidad humana en nuestro país-, habló sobre los efectos emocionales que viven las personas migrantes, cuyo panorama se ha agravado a partir de la pandemia.

Una de las autoras del eje Migración y Salud de dicho posicionamiento, dijo que las personas en movilidad pueden llegar a presentar distintos síntomas a nivel cognitivo como pérdida de atención, disociación entre mente y cuerpo, así como padecimientos psicosomáticos como diarrea, dolor de cabeza, dolores musculares, problemas para conciliar el sueño, pesadillas y cansancio generalizado por falta energía, esto a consecuencia de distintas circunstancias que viven durante su tránsito y en el país destino.

La salud mental de los migrantes

En ese sentido, la docente explicó que muchas personas migrantes dejan sus lugares de origen en busca de mejores oportunidades para ellos y sus familias; y para huir de la violencia. Se van con una ilusión que muchas veces termina en el camino, sobre todo cuando son víctimas de violencia durante este proceso de movilidad, lo que provoca en ellos un estado anímico deteriorado, el cual se exacerba en la región destino (Estados Unidos) por el endurecimiento de las leyes migratorias, lo que deriva en el miedo constante a la deportación.

Al respecto, hizo referencia a cómo los migrantes reportan la presencia del síndrome de Ulises o síndrome del Migrante por estrés crónico y múltiple, descrito en 2002 por el doctor Joseba Achotegui, quien lo define como una respuesta reactiva que aparece en los migrantes que viven situaciones muy adversas (soledad, exclusión, miedo e indefensión); además de los siete tipos de duelos que ocurren en el proceso: desde su partida y a lo largo de su estatus migratorio.

En ese sentido, la Dra. Ojeda García explicó en Migración y Salud, uno de los cinco ejes temáticos del posicionamiento, que las consecuencias derivadas de la movilidad, la calidad de vida e inserción en la sociedad de destino marcan la pauta para anclar cierta estabilidad o permanecer en un estado de inestabilidad emocional en las personas migrantes.

Planteó la importancia de que asociaciones, sin fines de lucro ni conflicto de interés, contribuyan desde su expertise en la planeación de un modelo que permita pasar de la detección de necesidades emocionales a la acción, con un enfoque de atención en primeros auxilios psicológicos e integral, multisectorial y sistémico, con el objetivo de la reparación emocional, para que recuperen cierta estabilidad psicológica y cognitiva que les lleve, a su vez, a planear estrategias de afrontamientos y acciones en grupo viables.

Las instituciones nacionales e internacionales y las organizaciones civiles deben:

  • Ser hospitalarios y solidarios con los nacionales en retorno.
  • Reconocer los valores de las personas migrantes.
  • Mantener un enfoque de unidad familiar e interés superior de los y las menores de edad como principal criterio procedimental.
  • Promover la integración social y cultural.
  • Simplificar el retorno y la reinserción social a los emigrantes mexicanos.

Primeros auxilios psicológicos (PAP)

En cuanto a los primeros auxilios psicológicos (PAP), refiere que es un modelo basado en la atención psicológica de primer contacto, que busca fortalecer los recursos de afrontamiento, las habilidades cognitivas y de relación en esta población, con el objetivo de encaminarlos y facilitar su proceso de adaptación social.

Este enfoque lo aprendió durante su colaboración sabática con la Iniciativa de Salud de las Américas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley -instancia que busca desarrollar programas y promotoras en salud mental-.

Este modelo abarca a profesionales de la salud mental, médicos, autoridades consulares, asociaciones y organizaciones civiles, promotoras de salud, líderes comunitarios y académicos, especialistas en estas temáticas.

Al respecto, Ojeda manifestó que entre los diversos servicios que ofrece dicha institución son programas de fin de semana que concentra diversos servicios de salud integral y educativos, que incluyen acciones dirigidas a dar alivio y contención a través de la construcción de espacios seguros, de confianza, generadores de conocimiento y expresión emocional, con el propósito de facilitar posibilidades de desarrollo y bienestar emocional a las personas migrantes y sus familias, totalmente gratuitos en el país destino.

Finalmente, hizo un llamado a considerar las buenas prácticas internacionales que conlleven la satisfacción de las necesidades básicas, de seguridad, protección y salud física, así como la atención psicosocial para disminuir el estrés de la población afectada y favorecer su salud emocional. En lo que respecta a México, como región de origen, debe garantizar los compromisos internacionales asumidos en el marco jurídico mexicano vinculado con el acceso a la salud y los procesos de reincorporación e identidad de los migrantes.

Este material se comparte con autorización de la IBERO

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