Por: Las Cien Puertas
Hace 25 años, un tiempo antes de la firma de los acuerdos de paz, volvimos de un exilio en México y con el deseo de iniciar un proyecto especial en Guatemala, nos surgió la idea de hacer comida, de crear un espacio diferente para los muchos y muchas que se reencontrarían después de más de tres décadas de guerra armada interna. Así es como surge el Restaurante-Bar “Las Cien Puertas“ dentro del Pasaje Aycinena, cuyo nombre se lo puso Vilma “La Tía”, en honor a Miguel Ángel Asturias, que menciona este espacio en su libro “El Señor Presidente”.
La gente empezó a descubrir el pasaje que estaba en total abandono, pero que a la llegada de nosotros ya había cambiado en cuanto a limpieza e imagen. Hay muchísimas anécdotas, muchos encuentros, el nacimiento de amores que culminaron en grandes relaciones, corazones rotos, luchas, la inspiración de las mejores canciones y poemas, reencuentros y despedidas, siempre con un recibimiento cariñoso para cada uno de los que nos visitaban de Guatemala y otras partes del mundo.
Por Las Cien Puertas pasaron pintores, escultores, artistas, poetas, fotógrafos, cineastas, canta-autores, diplomáticos, campesinos, gente del movimiento social, la comunidad LGTBIQ, feministas, periodistas, muchos extranjeros, dramaturgos, actores, cuentacuentos, bailarines y bailarinas, recordamos a aquellos personajes del centro histórico como Marta, el Judas, doña Tana. Asistían personas que simplemente querían ir a platicar, escuchar trova, música distinta, a tomarse unas cervezas acompañadas de pan con ajo, lentejas, taquitos de pollo o vegetarianos, caldo de huevos, a tomar mojitos, un buen chocolate o un café de olla. Un lugar sin duda de encuentro, armonía y confianza en donde dejaron plasmados cualquier variedad de sentimientos en las paredes y que hoy tenemos que despedir con profundo sentimiento.
Fueron casi 25 años. Iniciamos de cero pero con la voluntad y el dinamismo de hacer que la gente se sintiera en casa, que tuviera la confianza de ir a la cocina y pedir otro poquito de té, otro pan o un poco más de café. Resumir en pocos párrafos todos esos años de historias y anécdotas se hace difícil, pero los de siempre, los que estuvieron incondicionalmente apoyando este proyecto, puede contar la propia y guardarla en una imagen especial en su mente y corazón.
Nos vamos del Pasaje Aycinena porque es imposible e insostenible quedarnos por la pandemia de covid-19 que ataca a nuestro país, económicamente nos enfrentamos a un monstruo y no nos da la bolsa, pero lo que sí nos da es la esperanza que más adelante, cuando se pueda, quizá abriremos en otro espacio, con la misma cordialidad, entrega y resistencia que tuvimos en todo este tiempo. Ahí desearíamos volverlos a ver, reiniciando juntos la travesía en un nuevo viaje.
Las Cien Puertas no hubiera sido lo que fue, sin ustedes, no hubiera sido lo mismo sin las Tías, sin cada una de las personas que trabajó aquí y se ganó el cariño y la confianza de los clientes. Nos queda en el corazón todos los momentos especiales que vivimos junto a ustedes, el compartir de diversas formas. Queda en nuestra memoria cada rostro, cada nombre, cada instante.
Las Cien Puertas cierra, nos vamos con la frente en alto, nos vamos con esperanza de un mañana mejor, renovado. Nos vamos agradeciendo infinitamente a todos y todas quienes nos acompañaron desde sus inicios y los que fueron llegando, hasta este momento. Mil gracias.
Sabemos que un día no muy lejano, volveremos a encontrarnos.
Fraternalmente
Carlo, Mayra, Stef y Pável Arreaga.