Por Andina Ayala
Debió ser en 1999, cuando de niña vi por primera vez en televisión un espectáculo religioso tan impactante. En realidad comenzó a transmitirse en 1994, decenas de personas rápidamente se convirtieron en cientos, formando una fila que parecía no acabar. Entregaban sus objetos de valor a un hombre que gritaba pasajes bíblicos. Nadie les regalaba, ellos, gente que de vista lucía humilde, esperaba por horas para dar. La Biblia, en el versículo 2 Corintios 9:6 los retrata como “el dador alegre”. El dador alegre de mis memorias engrosaba los bienes del Ministerio de Motivación Cristiana de canal 27, que actualmente transmite las 24 horas del día.
Así continuaron saliendo a luz más hombres llenos de conmoción que dirigían ovejas de piel humana. El gremio católico no imaginó que aquella simbiosis: pastores y hermanos, acrecentaría las riquezas de algunos líderes de los ministerios. Televisar la fe,fue quizás el golpe estratégico de control de masas más importante de la actualidad. Por esta razón es de gran interés entender la presencia del cristianismo protestante en un país históricamente colonizado por el catolicismo.
Corporaciones Neo pentecostales
El fenómeno religioso televisado y su impresionante feligresía tributaria adquiere relevancia fundacional de nuevas o transmutadas agencias religiosas. Para el profesor Cal, la presencia mediática de las iglesias ha sido subestimada, y él encuentra que evangelistas como Jimmy Swaggart ilustran el impacto de programas pagados en la televisión de toda América Latina, que cambiaron el sentido del evangelismo, “se empezó a promulgar un cristianismo individual, contra uno social que había surgido en la Iglesia católica”.
Para Cal, “la cobertura de una Iglesia grande a una pequeña siempre se había dado, pero ahora (en el neopentecostalismo) se corporativizó. Las iglesias se volvieron una franquicia, en Honduras por ejemplo, hay ministerios Elim”.