Créditos: Loren Giodarno
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Por Jody Garcia

Abogada relata la pesadilla y falta de apoyo que vive en institución pública por acoso sexual de su jefe.

Todo comenzó con un trámite normal.

Fabiola Salvador es abogada y desde el 2006 trabaja en la Corte de Constitucionalidad, el ente más alto de justicia en Guatemala.

En abril de 2018 fue trasladada a la sección laboral, en donde abogados de la Corte examinan casos de temas laborales. El jefe de la sección es Mario Fermín López, un antiguo compañero suyo, que lleva 15 años trabajando en la Corte.

La jornada laboral en la Corte inicia a las 8 de la mañana y termina a las 4.30 de la tarde.

A pocas semanas de trabajar en la nueva área, Fabiola Salvador empezó a cerrar con llave su oficina después de las 4:30 porque su jefe llegaba con ella para hablar cuestiones que no tenían relación con sus asignaciones.

Con el tiempo fue interrogándola con asuntos más personales. Le preguntó si vivía sola y añadía propuestas a sus intenciones extralaborales.

—¿Qué te parece si vamos a tu apartamento, vemos una película en Netflix y pedimos comida a La Estancia? Hay una carne de lomito con salsa de hongos que me gusta— era la propuesta.

—No, y tengo cortado el servicio de internet en mi apartamento— respondió Fabiola Salvador, de una manera cortante y pesada.

Ella quería dejar en claro su disgusto. No deseaba tampoco generar peleas que afectaran la relación laboral entre ella y su jefe.

«Al final sería yo la perjudicada», denunció en un escrito que envió a Dina Ochoa, presidenta de la Corte, y a todos los magistrados titulares y suplentes.

Fabiola Salvador escribió que desde su traslado a esa unidad, esquivó las insinuaciones de su jefe y que la situación escaló al punto de sentirse condicionada a salir con él para obtener un permiso de vacaciones.

No obtuvo respuesta.

Fabiola Salvador presentó una denuncia en la Procuraduría de Derechos Humanos, entidad que envió el expediente a la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público para que se investigue si hubo delito

Los detalles antes descritos son parte de la denuncia.

En el documento que envió a los magistrados detalla que, pese a la negativa, López insistió y le pidió que salieran después del trabajo.

—Me propuso que fuéramos a la salida del trabajo “al Hotel Santo Domingo, en la Antigua, porque ahí hay un bar donde venden unos vinitos muy buenos”. Ahí le respondí de manera cortante “no, gracias”; le indiqué que yo no tomo licor y que su esposa lo podía regañar (con el ánimo de recordarle su estado civil), a lo que respondió que regresaríamos a eso de las 10 de la noche.

Mario López esquivó los “no”, y le dijo que todos los empleados bajo su cargo estaban en evaluación y que ella tenía posibilidades de que él la propusiera para un ascenso.

La salud de Fabiola Salvador empezó a complicarse. Fue al hospital y fue diagnosticada con una inflamación en la vesícula que le produjo urticaria.

Para solicitar permisos de vacaciones necesitaba la firma de su jefe inmediato.

En mayo fue hospitalizada de emergencia y no asistió a trabajar. Llamó a su jefe para pedirle que los días que no estuviera en la Corte le fueran descontados de sus vacaciones. Él firmó el formulario.

Cuando regresó al trabajo, continuaron las visitas a su oficina después del horario normal y, aunque trataba de evitarlo, su jefe continuó con los intentos de conversación que no tenían nada que ver con sus asignaciones.

En ese tiempo ella volvió a solicitar vacaciones porque su salud estaba empeorando. Una gripe se convirtió en una bronquitis que no pudo tratar con antibióticos para no dañar su hígado.

Los médicos le recetaron descansar. Solicitó vacaciones y esa vez la respuesta fue negativa con el argumento de que los días a los que tenía derecho a descansar, se habían acabado.

Fabiola Salvador insistió con el trámite y fue presentando cada vez más constancias médicas.

El 18 de julio, Mario López le respondió con el formulario en la mano: «El martes lo hablamos, ahí, con unos vinitos en la Antigua».

—Respondí su comentario haciendo un gesto de enojo frunciendo mi frente, no pude decir nada por la cólera que me causó que mi derecho a gozar vacaciones se condicionara a discutir «tomando vino», mejor dicho, que se me condicionara a aceptar esa propuesta a cambio de gozar de las vacaciones que legalmente tengo derecho.

Siguió insistiendo mientras su salud empeoraba, detalló en el escrito enviado a los magistrados, documento que es parte de la denuncia.

Aumentó su carga de trabajo y la presión por tener que “ir a Antigua” para tener un permiso laboral.

Cuatro meses después de su primera solicitud y con más de tres enfermedades que requerían reposo, llegó su jefe a la oficina y se colocó detrás de su silla. Puso las manos sobre sus hombros haciendo una especie de masaje y le dijo:

Fabiolita, yo ya te dije con qué se te quita eso, vámonos a Antigua, aún nos da tiempo y regresamos a las diez de la noche.

En su relato a los magistrados, ella contó que su reacción fue de mucha molestia y que en ese momento su jefe firmó el formulario para autorizar sus vacaciones. Las tomó y cuando regresó a trabajar las condiciones en la Corte habían cambiado. Su escritorio fue trasladado a otra oficina.

El 25 de septiembre redactó un reporte para informar al director de recursos humanos lo que estaba viviendo. Tres días después fue notificada de que por “única vez” se aceptaría que justificara sus faltas al trabajo a cuenta de vacaciones y la instaron a que en una situación similar —de enfermedad— solicite los servicios de la clínica médica de esta Corte.

Fabiola Salvador alega que esa respuesta es una amonestación disfrazada de un reporte laboral.

—Fui doblemente violada en mis derechos, revictimizada, pues no solamente se me violaron mis derechos mediante las acciones tomadas en mi contra por el licenciado Mario Fermín López, sino que nuevamente se me vulneran mis derechos por parte de la Dirección de Recursos Humanos al no garantizarme mi derecho de defensa.

La abogada presentó un amparo por esto.

El 8 de noviembre el Juzgado Segundo de Trabajo le dio trámite y lo que procede es que la unidad de recursos humanos de la Corte rinda un informe sobre el motivo de la sanción.

Sobre el acoso sexual y laboral

Según la Organización Internacional de Trabajo, el acoso sexual puede ser físico, verbal, no verbal y con hostigamiento.

En el trabajo puede presentarse como un chantaje o una forma de condicionar a la víctima para que consiga un beneficio laboral, con un ambiente hostil donde la víctima es intimidada y humillada.

Paula Barrios, directora de Mujeres Transformando el Mundo (MTM), una organización que acompaña a mujeres en casos de violación a sus derechos, explica que en el ambiente laboral un acoso sexual tiene consecuencias en la estabilidad de la víctima si no hay una respuesta de la institución donde se dio el abuso.

—Se necesita que cada institución del Estado y sociedad civil cuente con protocolos de prevención y acompañamiento para este tipo de casos. Las instituciones deberían de tener mecanismos, sobre todo la máxima institución a nivel constitucional (la CC). Al final todas las personas que consintieron, permitieron, no accionaron, no interrumpieron o pararon ese tipo de acciones también tienen una responsabilidad administrativa y posiblemente legal.

Las consecuencias para una mujer que denuncia acoso y que tiene que mantenerse en el mismo entorno laboral, van desde violencia psicológica hasta afectaciones en la salud, señala Barrios.

—La situación la deja en un estado de mayor vulnerabilidad porque no hay mecanismos a los que ella pueda recurrir para defender sus derechos. Esto la pone en condiciones en las que, si el resto de los trabajadores tiene conocimiento de los hechos, se empoderan para exacerbar las condiciones de vulnerabilidad.

Fabiola Salvador alega en su denuncia que se violó su derecho a recibir un trato justo y respetuoso en el ejercicio de su cargo, atendiendo a su dignidad personal. Esto está contemplado en el artículo 38 del Régimen de Servicio Civil y de Clases Pasivas de la Corte de Constitucionalidad.

La Procuraduría de los Derechos Humanos llegó a la CC a recibir el testimonio de Fabiola, pero no se sabe más detalles del caso.

En redes sociales una cuenta anónima se refirió al caso y advirtió que Fabiola Salvador podría perder su trabajo a causa de su denuncia.

¿Cómo tomó la Corte esta información?

Diego Montenegro, director de Recursos Humanos y Julaby Jauregui, analista de esa misma unidad en la Corte de Constitucionalidad, hablaron con Nómada.

La conversación fue clara y puntual sobre las acciones que tomó la Corte sobre las vacaciones que Fabiola Salvador necesitaba; pero ambigua y repetitiva al hablar respecto a la denuncia de acoso sexual.

Montenegro explicó que cuando Fabiola Salvador le envió un correo a todos los magistrados titulares y suplentes, Dina Ochoa, presidenta de la Corte ordenó cuatro cosas:

—Primero, trasladar de forma inmediata a la trabajadora para resguardar su seguridad física, si en caso existiera algún tipo de hecho. La magistrada (Ochoa) a priori tomó acciones, casi a ciegas, creyendo lo que estaba por escrito, tomó la decisión y accedió al traslado que solicitó la trabajadora.

—Segundo, corrió audiencia a la trabajadora y al jefe de sección a través de Recursos Humanos; allí es donde nosotros entramos a batear.

—Tercero, solicitó el expediente (de Fabiola Salvador) al IGSS porque lo que ella reclama es que tiene problemas de salud, con el ánimo de poderla acompañar y brindarle el apoyo.

—Cuarto, hacerle ver que está en toda la libertad de presentar las denuncias correspondientes en caso exista un delito.

Pese a esto, dentro de la misma Corte no habrá un proceso interno para investigar el acoso sexual porque no cuentan con protocolos para actuar ante una denuncia de acoso sexual.

—Un protocolo como tal no existe. Es el primer caso que tenemos, nunca se había dado, incluso la magistrada lo que ha manifestado es que procedan todas las investigaciones que correspondan con el ánimo de que se dilucide el hecho. No hay ningún ánimo de defender o apañar, por el contrario, abrir las puertas para que se investigue lo que haya que investigar.

Se le preguntó cómo investigarán de forma interna si dentro de las cuatro órdenes que dio la magistrada no hay ninguna que explícitamente diga que lo hagan.

—No hay un ente investigador interno que pueda decir que se investigue. Si es el MP, se va a colaborar.

Es el primer caso registrado por acoso sexual y laboral dentro de la Corte de Constitucionalidad.

Se buscó una postura de Mario López en la CC, pero dijeron que estaba en reunión. Se le llamó varias veces a su extensión pero no atendió la llamada.

En este caso, ¿por qué tomar una acción precautoria para mover a la trabajadora de su lugar y dejar a la persona denunciada (en la PDH y MP) en la misma posición?

—Tal vez en ese aspecto lo que la magistrada hizo fue acceder a la solicitud de la trabajadora (pidió ser asignada al área de su especialidad, Derecho Penal). Si hubiera medidas de seguridad, la Corte las va a acatar.

La parte más grave de esta denuncia es que según Fabiola Salvador, para obtener vacaciones estaba siendo condicionada para que tuviera un encuentro fuera del horario laboral con una persona con más poder jerárquico. Eso está siendo investigado por el MP.

Mientras se dilucida, el director de Recursos Humanos garantizó que no habrá represalias en contra de la trabajadora.

La ley dice que se aleja al victimario del entorno y no a la víctima.

El denunciado sigue en su cargo, mientras que Fabiola Salvador trabaja desde un edificio cercano a la institución, a donde fue trasladada.

Via Nómada

Prensa Comunitaria hace visible el trabajo de siete periodistas que abordan el fenómeno de la violencia contra la mujer. Con la finalidad de apoyar la amplificación de está temática, compartiremos 24 piezas periodísticas publicadas en el medio digital Nómada.

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