Un derecho no defendido, un derecho perdido

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Créditos: William Zapeta
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Stef Arreaga

William Zapeta es un profesional que a pesar de su discapacidad visual ha sabido salir adelante y aprovechado oportunidades que muchas personas discapacitadas no tienen. Sin embargo, ha sabido devolver algo de esto a los demás llevando a cabo proyectos de inclusión y seguimiento de leyes en beneficio de personas con diferentes discapacidades.  Hoy en día, se ve frente a una situación legal en la que intenta defender sus derechos: su libertad de expresión ha querido ser anulada por haber denunciado públicamente algunas deficiencias, injusticias e irregularidades dentro del Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (CONADI).

William Alexander Zapeta, tiene 36 años. Perdió la visión en una operación ocular en el Hospital Roosevelt en 1984, con sólo dos años de edad. Después del acontecimiento que lo marcara de por vida, sus padres le apoyaron durante el proceso de inclusión educativa. En 2007 culminó un profesorado de Lingüística Aplicada en la universidad Mariano Gálvez. En 2010 cerró la licenciatura en sociolingüística de esta misma universidad.

Su primer trabajo fue en una maquila de La Señorial. Mientras laboraba en este lugar, viajó a Estados Unidos para obtener su primer perro guía, sin embargo, a su regreso, esta empresa no le permitió trabajar con el lazarillo dentro de las instalaciones. En  2004 empieza a trabajar para el Diario de Centro América en donde laboró por cinco años, y en 2010 comenzó a trabajar en la Secretaría de la Paz de la Presidencia de la República (SEPAZ) lugar donde trabaja actualmente. Ha dirigido proyectos deportivos y de inclusión, desde la Asociación Guatemalteca de Personas con Impedimento Visual  (AGUAPEDIV) y paralelo a estos trabajos, en el año 2000,  trabajó ad honorem en el Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (CONADI) en donde fungió como delegado suplente y dirigió varias comisiones para el seguimiento del tratado de Marrakech que es, básicamente, un acuerdo internacional en materia de Derechos Humanos cuyo objetivo es crear facilidades obligatorias en los países firmantes para el beneficio de las personas no videntes, o con dificultades visuales, para que puedan acceder a textos impresos a braille a nivel mundial.

Fotografía: Facebook de William Zapeta

CONADI es una entidad autónoma cuya función es coordinar, asesorar e implementar la política nacional en discapacidad, para la inclusión de las personas con discapacidad.  Pero para Zapeta, esta institución no responde a las necesidades de los más de 75 voluntarios con discapacidades. También asegura que no promueve proyectos con juventud discapacitada.  Nos platicó sobre cómo organizó el primer encuentro de Ciegos de 1ra. Generación, que se llevó a cabo a nivel nacional; proyecto valorado en Q42, 000, pero al final sus fondos serían recortados en casi un 70%.

Zapeta decidió renunciar a CONADI, la situación se tornaba cancina en relación a los esfuerzos hechos y poco valorados. Posterior a esto, comienza a hacer denuncias en sus redes sociales manifestando su inconformidad con las normativas de esta entidad y su falta de nuevas propuestas para el beneficio de las y los discapacitados y el escaso apoyo que le dan a cada proyecto.

Días después,  llegó una nota a SEPAZ ―su lugar de trabajo― de parte de CONADI, sobre los comentarios de Zapeta en las redes.  Es entonces cuando decide hacer una denuncia contra la dirigencia de CONADI por los delitos de abuso de autoridad y resoluciones violatorias a la Constitución.  Actualmente sigue esta denuncia de cerca en el Ministerio Público, en la fiscalía de Delitos Administrativos.  Esta denuncia ante todo en relación a la vulneración de libertad de expresión de William, quien afirma que un Derecho no defendido, es un derecho perdido.

Prensa comunitaria intentó entrevistar sin suerte al fiscal que lleva el caso en la fiscalía de Delitos Administrativos. De igual manera intentamos entrevistar al director del CONADI, Sebastián Toledo, pero aparentemente este señor no visita muy seguido su oficina.

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