Por: Carlos Ernesto Cano
Fotografía: concienciagutemala.com
Te levantás el domingo y te disponés a ir al culto del templo más cercano de tu casa. Vas en el tráfico y como todo el cerotal, hacés doble fila porque de esa forma creés que sos más vivo que el resto del cerotal. Llegás al templo y escuchás al pastor decir que el cielo tiene precio y que lo podés pagar en cuotas, así es más conveniente para vos y tu familia.
Te decidís a pagar el diezmo, contribución, extorsión o como querrás llamarle y lo hacés en efectivo, de esa forma no quedará registro de tu bondadosa donación, claro, solo vos, el pastor y dios sabrán que tan generoso has sido.
Por la tarde el pastor se reúne con un par de militares retirados para celebrar la cosecha monetaria dominical y así distribuirla como mejor les convenga. Luego por la noche esos dos militares retirados se reúnen con otros militares en activo y distribuyen el botín como les plazca. Llegada la media noche, esos militares en activo se reúnen con el presidente de la república cleptocrática y le proporcionan un cheque por cincuenta mil quetzales…