Por: Andrea Ixchíu Hernández
Testimonios de la masacre
El lugar conocido como “Hogar Seguro, Virgen de la Asunción”, un centro estatal para la protección de niños y adolescentes víctimas de violencia, abandono y maltrato, ardió en llamas el pasado 8 de marzo del 2017.
Hasta el momento se contabilizan 31 mujeres adolescentes fallecidas en el incendio y más de 30 heridas con quemaduras de gravedad, quienes se encuentran en los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt.
En el transcurso del 8 de marzo llamadas de alerta a los bomberos y la policía, hechas por vecinos aledaños al centro Hogar Seguro, ubicado en San José Pinula, carretera que conduce a El Salvador, indicaron que se escuchaban los gritos desesperados de las menores pidiendo auxilio. Sin embargo un fuerte cordón policial y los cerrojos colocados en puertas y ventanas impedían cualquier forma de auxilio de terceros.
La morgue del INACIF, ubicada en la zona 3 de la Ciudad de Guatemala, durante la noche del 8 de marzo poco a poco se fue llenando de desesperadas madres y familiares de muchas de las adolescentes recluidas en este centro, buscando a las niñas, buscando respuestas ante lo ocurrido.
Maria Elizabeth Ramirez Hernández, madre de Wendy Anahí Vividor Ramirez de 16 años, indica que su hija ingresó al Hogar Seguro apenas el 19 de enero y que estaba recluida ahí, luego de ser llevada por la Procuraduría General de la Nación -PGN- al haber denunciado a su progenitor por violencia sexual, ya que su vida se encontraba en peligro y ella -la madre- no tenía a dónde llevarla para ponerla a salvo.
Su hermana indica que tanto ella como su mamá trataban de llamarle por teléfono a menudo, y que a pesar de que Wendy les decía que estaba bien, les pedía que por favor la sacaran de ese lugar. Intuyen que sus llamadas eran escuchadas por personal del lugar. Pues aunque no recibieron de ella ninguna denuncia de sufrir abusos, su tono de voz era siempre desesperado.
La mamá de Wendy se enteró en las noticias del incendio, viendo un noticiero nacional. No había recibido información alguna del hecho por los encargados del centro u otra autoridad de gobierno. Se conmocionó, salió corriendo de su casa. Fue a las instalaciones de Hogar Seguro, ahí los bomberos le indicaron que buscara en los hospitales o en la morgue.
Y así lo hizo, acompañada de sus demás hijas fue primero a los hospitales, desesperada buscó entre los escazos listados con nombres de quienes habían sido ingresadas. Al no tener éxito se encaminó a la morgue del INACIF y tampoco la encontró.
Un día después del incendio, la familia de Wendy sigue sin ser notificada por personal de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia o por otra institución de gobierno sobre lo ocurrido. Nadie sabe donde esta Wendy, nadie les ha dado información. Nadie responde a sus preguntas. La familia no tiene un solo nombre, un solo contacto del personal de Hogar Seguro que puedan identificar o responsabilizar.
La joven Madelin Patricia Hernández Hernández de 15 años, hace 2 meses fue recluida en Hogar Seguro, según su progenitora, quien no quiso identificarse: “Ella decidió irse a vivir ahí, era muy rebelde y yo no podía con ella”.
La madre de Madelin indica que no tiene información o conocimiento sobre los datos del personal del centro Hogar Seguro. Indicó que ella visitaba a Madelin cada 15 días, los sábados y nunca habló con los encargados. Cuenta que la última vez que hablo con ella fue el pasado lunes, 6 de marzo. -Hubo una larga pausa-, entonces, aprovechando la llegada de una ambulancia y el ruido que ocasionó, muy quedito, la hermana de Madelin agregó a lo dicho por su madre: “A ella la trataban mal, me dijo que les daban mala comida y que les pegaban a todos”.
La familia de Madelin teme poner una denuncia. “Es que hace un año se hizo denuncia contra el lugar y no ha pasado nada. Ellas se organizaron para protestar por el maltrato. Luego los porteros dejaron salir a varia gente, entonces vino la policía, las capturó y les pegó. Las encerraron. Luego empezó el incendio, a los varones del sector de arriba que intentaron apagar el fuego, no los dejaron ayudar, les pegaron, no había control de nadie en ese lugar” indicaron.
Testimonio de una sobreviviente
De pie junto al portón de la morgue está una joven menudita, sus ojos tristes y cansados delatan su desvelo. Ella salió hace 15 días del centro Hogar Seguro, dice que estuvo 4 meses recluida en el centro debido a una alerta Alba Kenneth que alguien puso. Y que mientras estaba en la calle, agentes policiales de la PGN la trasladaron a ese centro.
Recuerda y conoce un solo nombre, el de Ofelia: “Ella era la encargada del sector de mujeres, organizaba a los monitores de cada sector, quienes hacían cuidado de los dormitorios”. Relata que estuvo recluida en el sector 5 y que habían muchas mujeres de entre 14 a 17 años con ella. “Nos ponían muchos castigos, nos maltrataban, por eso entiendo que mis compañeras planificaran su huida, por que solo por ver mal a una monitora o contestarle te pegaban, por pelear con alguien te pegaban”. Indica que cada vez que llegaba una nueva, a manera de bienvenida le propinaban una golpiza.
Ella confirma la sospecha de la familia de Wendy, pues contó como les hacían poner sus llamadas telefónicas en altavoz. Las monitoras y otras reclusas escuchaban todo lo que decían las internas a sus familiares. Si las descubrían denunciando que las castigaban, ya no les permitían poder comunicarse nuevamente por teléfono hasta pasado un buen tiempo.
Leslie sirve como identificadora, ve las fotos que las madres y familiares de las niñas le muestran, ante ellas recita nombres, identifica los cuerpos. Le ha tocado dar la mala noticia del fallecimiento de una de sus hijas a varias familias que se acercan a la morgue.
Trascurre ya la tarde del 9 de marzo, el padre de Ashley Gabriela llegó a la morgue. Él es originario de Jalapa. Busca con desesperación a su hija. El logró ingresar temprano en la mañana al Hospital Nacional para buscarla, con la ayuda de Steff Arrega, una mujer que voluntariamente ha dado apoyo a familiares de las victimas del incendio desde la mañana del 8 de marzo.
El padre se sienta en una de las aceras de la morgue, llora sin consuelo. Cuenta que luego de buscar a su hija en el hospital general y no encontrarla decidió ir a la morgue del INACIF. “En el hospital están todas irreconocibles, encontré a una patoja a la que se le cayeron las orejas. Están hinchadas sin pelo, vendadas. Así ¿cómo vamos a reconocerlas? Deplano hay que esperar los estudios de ADN, para saber si mi hija esta viva o muerta”.
Aún no hay un listado que sistematice los nombres de las niñas desaparecidas y de las fallecidas. Mientras tanto las instituciones públicas responsables y el Presidente Jimmy Morales evaden sus responsabilidades.