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El siniestro evidenció el mal manejo de los residuos sólidos, la falta de capacidad de operación del vertedero, que data desde hace 25 años entre Villa Nueva y Amatitlán, y cómo la contaminación de la actividad industrial e incendios forestales dañan la calidad del aire impactando en el aumento de enfermedades respiratorias, cardiovasculares e incluso cáncer de pulmón.

Por Isela Espinoza

En el kilómetro 22 de la carretera al Pacífico, en jurisdicción de Villa Nueva, una pared de concreto divide el espacio entre los 100,000 automóviles que circulan diariamente por el sector y el vertedero de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (AMSA).

Antes de llegar al lugar, que funciona desde hace 25 años en un predio de más de 30 hectáreas, se observan zopilotes sobrevolando el área en busca de comida entre la basura. Sin embargo, la escena cambió el pasado domingo 7 de abril cuando se registró un incendio por razones que las autoridades de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), según su informe, no han logrado esclarecer.

Mientras, una capa espesa de humo contaminado dificultó la visibilidad de los pilotos y cientos de familias de los municipios de Villa Nueva y Amatitlán empezaron a sufrir las consecuencias. La irritación de ojos, dolor de garganta y cabeza y tos, fueron algunos de los síntomas que presentaron las personas que habitan cerca del lugar. El humo llegó hasta Mixco y otras zonas del sur de la ciudad de Guatemala, así como al departamento de Sacatepéquez.

Este miércoles 17 de abril, el diputado de VOS, José Chic se reunió con la directora de AMSA, Emma Díaz y el gobernador del departamento de Guatemala, Diego de León, para fiscalizar las acciones que han realizado las autoridades para sofocar el incendio y cómo han atendido los problemas de salud y ambiental provocados por la contaminación generada por el humo.

Aunque la Conred informó, el 14 de abril, que el incendio en el basurero quedó controlado en un 100% y 95 % liquidado, la noche del martes, videos de pobladores mostraron cómo el fuego se había activado. Este miércoles dijo, a través de un comunicado de prensa, que en la plataforma 5 del vertedero, aún se mantenía un foco “activo y controlado”.

Díaz confirmó la información y agregó que la maquinaria o bomberos no pueden ingresar a la plataforma porque se ubica en un área de 40 metros de altura, en la cual hay fragmentaciones de suelo ya que el terreno se ha rellenado, pero no se ha compactado adecuadamente.

“La reactivación del fuego en este foco controlado se debe principalmente a las condiciones climáticas por lo que se reiteran las recomendaciones sobre el cuidado de la salud”, se lee en el comunicado de la Conred.

En la citación, Díaz dijo que el incendio pasó de emergencia a la etapa de alerta. Según explicó, para sofocar el fuego se usa agua para enfriamiento y tierra para compactar. El martes ingresaron 45 camiones con tierra para sofocar las llamas. Además, agregó que ante la falta de equipo han solicitado la ayuda de instituciones como el Ministerio de Defensa.

Hasta el momento se conoce que el incendio fue provocado, según videos captados por las cámaras de AMSA y que fueron entregados al Ministerio Público (MP) como evidencia de la denuncia. Díaz dijo que en las imágenes se observan personas al interior del basurero, el domingo al mediodía. Sin embargo, en ese momento no debería haber personal en el lugar. “Pareciera que alguien echó combustible”, aseguró la directora.

Sobre las acciones para mitigar los impactos en la salud, el gobernador dijo que están trabajando en un informe. Pero el diputado Chic cuestionó a De León y Díaz por no convocar a reuniones con otras instituciones involucradas en la emergencia y al presidente Bernardo Arévalo previo a que se declarara el Estado de Calamidad. “Si, se reunieron con el presidente hasta después del Estado de Calamidad, por eso no se aprobó (en el Congreso). No sé si el presidente tenía información realmente de cómo se está dando la situación”, dijo el diputado.

Además, Chic preguntó si el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) ha organizado jornadas para detectar en las colonias vecinas si hay personas con problemas respiratorios, gastrointestinales, calidad del agua, entre otros. El gobernador de Guatemala respondió que no.

Diaz comentó que, previo al incendio, ya habían iniciado pláticas con el MSPAS debido a que el manejo de los residuos hospitalarios también son un desafío a la contaminación del ambiente.

En la reunión también participaron vecinos de colonias aledañas al vertedero, quienes se quejaron del olor en el área y, pidieron a De León agilizar brigadas de salud para determinar el impacto de la calidad del aire. Los pobladores advirtieron que de no tener una respuesta cerrarán el kilómetro 22.

“Calidad del aire muy mala”

El día del incendio, a las a las 20:35 horas, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) pidió a la ciudadanía tomar precauciones ante las “columnas de humo visibles” ya que afectaba la visibilidad en carretera y “la navegación aérea en dirección norte-sur”. En ese reporte, el Insivumeh mencionó que la calidad de aire se había incrementado a niveles dañinos para la salud y que afectaba principalmente a los sectores más cercanos al incendio.

Casi a las 9:00 de la noche, la Conred emitió las primeras recomendaciones ante los niveles de contaminación del aire, entre ellas: utilizar mascarilla, mantener puertas y ventanas cerradas y no realizar actividades al aire libre, especialmente adultos mayores, niños, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas. Por su parte, el Ministerio de Educación (Mineduc) suspendió las clases en los municipios de Guatemala, San José Pinula, Santa Catarina Pinula, Mixco, San Miguel Petapa, Villa Canales y Villa Nueva.

El siguiente día, las clases fueron suspendidas en los departamentos de Sacatepéquez y Escuintla. El incendio del vertedero se sumó a los 44 de origen forestal que se registraron en ese momento en los departamentos de: Alta Verapaz, Baja Verapaz, Chimaltenango, El Progreso, Guatemala, Huehuetenango, Izabal, Jalapa, Petén, Quiché, Sacatepéquez y San Marcos.

Ante la emergencia, Arévalo declaró mediante un Acuerdo Gubernativo el Estado de Calamidad para que la Conred y otras instituciones realizaran compras por excepción con un fondo de Q110 millones. Sin embargo, tras un debate en el Congreso la medida fue rechazada.

Conoce más detalles acá:

Gobierno declara Estado de Calamidad ante los incendios forestales y el incendio de AMSA

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la contaminación atmosférica es uno de los principales riesgos ambientales para la salud en América Latina. El Observatorio Mundial de la Salud estimó, en 2019, alrededor de 380,000 muertes prematuras ante los efectos de la contaminación del aire.

Los vehículos que usan combustibles fósiles, las industrias e instalaciones de generación de energía, entre otras fuentes, contribuyen a la generación de emisiones contaminantes que causan efectos adversos en la salud de la población, como el aumento de riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer de pulmón.

Entre los contaminantes de mayor preocupación para la salud se encuentran partículas, monóxido de carbono, ozono, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre. La semana pasada, en el departamento de Guatemala, la concentración de partículas finas en el aire, conocida como PM2.5, alcanzó niveles altos al valor guía anual (5 µg/m3) de la calidad del aire de la OMS. El Índice de Calidad del Aire (ICA) mide los valores PM2.5 y PM10.

El PM2.5 proviene de humo industrial e incendios forestales. Mientras que el PM10, o partículas gruesas, proviene de materiales de construcción, demoliciones, smog y otro material que se deteriora con el tiempo. Ambas se miden debido a que son los valores más perjudiciales para las personas ya que se quedan impregnadas en los órganos del cuerpo, explicó la ingeniera ambiental, Pamela Camarero, durante un foro organizado por la facultad de Ciencias Ambientales y Agrícolas de la Universidad Rafael Landívar (URL).

Estos valores se miden a través del Índice de Calidad del Aire (ICA) que va del 0 al 500. De 0-50 la calidad del aire es catalogada como “buena” y de 301-500, la calidad del aire es “peligrosa”.

“Se han registrado valores máximos de 308 µg/m3 para PM2.5 a las 21:20 horas. Se reporta una categoría “muy mala” (151-200), según el ICA, considerada dañina para la salud. El índice de Calidad del Aire puede entrar en la categoría “peligrosa””, advirtió el Insivumeh el domingo 7 de abril. Durante los nueve días posteriores al incendio, los boletines resaltaron la variación en las categorías que llegó a “Extremadamente peligrosa” durante las madrugadas.

En los días anteriores, en los municipios aledaños al vertedero la mala calidad del aire era percibido por la población. Ahora, aunque se notan cambios en el ambiente, el Insivumeh aún reporta el ICA en la categoría “muy mala” para el miércoles 17 de abril entre los horarios de 0:00 a 9:00 horas.

Según dijo Camarero, en Guatemala la población está expuesta a una cantidad de partículas entre 50 y 100 debido a la actividad industrial del país. Sin embargo, durante el incendio las partículas emanadas llevaban material sólido como tierra y sustancias tóxicas, como ácido sulfúrico, que cuando es inhalado puede deshacer desde las fosas nasales hasta el tracto respiratoria; dióxido de carbono, que en un contacto extremo las personas mueren asfixiadas; furanos, componentes del material plástico que se tira a la basura como zapatos.

Desde 2022, en la URL se realiza un monitoreo de calidad del aire con sensores instalados en diferentes puntos de la Universidad y que miden las partículas PM2.5 y PM10.

¿Cómo funciona el vertedero de AMSA?

El pasado viernes 12 de abril, durante un foro organizado por la facultad de Ciencias Ambientales y Agrícolas de la Universidad Rafael Landívar (URL), expertos expusieron los impactos que tiene la calidad del aire en la salud. Además, hablaron de los antecedentes del basurero ubicado entre Villa Nueva y Amatitlán.

Carlos Duarte, del Instituto de Investigación en Ciencias Naturales y Tecnología (IARNA), dijo que el vertedero era clandestino, pero fue habilitado en 1999, bajo la administración de AMSA, con el objetivo de “aliviar la carga del relleno sanitario de la zona 3” que recibe la mayor parte de los desechos de la ciudad y sus municipios.

Sin embargo, actualmente los dos basureros están al borde de su capacidad por la falta de tecnología que permitan acopiar gas metano, para generar energía eléctrica u otro tipo de utilización circular de desechos. Estudios realizados en el IARNA señalan que alrededor del 80% de los desechos depositados en el basurero de AMSA podrían utilizarse para la generación de electricidad. “El IARNA estima que en el departamento de Guatemala se generan entre 700 mil y 900 mil toneladas de desechos sólidos domiciliares anualmente, que permitirían la generación de al menos 15 GWh. Esto también generaría trabajos y disminuiría la contaminación del aire, agua y suelos”, afirmó Duarte.

El vertedero de AMSA originalmente recibiría los desechos de 14 municipios. Pero actualmente recibe desechos procedentes de la parte sur del área Metropolitana de la Ciudad de Guatemala y de hasta 35 municipios del país, incluso de los departamentos de Petén y Zacapa, aunque estos son residuos preseleccionados para su revalorización en el sitio. “Estos datos muestran la magnitud de lo que en cuestiones de manejo e infraestructura se ha delegado a AMSA”, dijo el ingeniero.

Según explicó, el área era un “zanjón” y conforme pasó el tiempo los residuos acumulados se entierran en capas (residuos- tierra) provocando que el nivel del área suba y hoy algunos tramos de basura ya se observan desde la carretera.

Duarte afirmó que diariamente al vertedero llegan unas 1,600 toneladas de residuos, según cifras de este año de AMSA. Seis de cada 10 residuos proceden de Villa Nueva, seguido de Amatitlán, Villa Canales, Tecpán, San Miguel Petapa y San Lucas Sacatepéquez, entre otros.

“El manejo del vertedero utiliza actualmente tecnologías de disposición final, propias de los rellenos sanitarios, es decir, un manejo rudimentario y lo último en la cadena de tratamiento: celdas de disposición (plataformas formas por maquinaria pesada que escaba en el terreno para formar capas de residuos, tierra y geotextil), sistemas de impermeabilización y control de escorrentía de aguas residuales y algunos controles en el acceso a las áreas de disposición final”, dijo el experto de la URL.

Sin embargo, debido a la cantidad de residuos que recibe diariamente a las personas que operan el manejo por celdas no les da tiempo de cumplir con el proceso, por lo que las celdas se quedan al aire libre, produciendo contaminación del aire y malos olores; también la proliferación de plagas y la propagación de incendios, entre otras consecuencias. “Si la basura estuviera cubierta con tierra como el manual de manejo dice, el fuego sobre esta celda no se propagaría”, agregó el experto.

Otra consecuencia es la contaminación del lago de Amatitlán a través de los residuos líquidos o agua sucia que genera la basura. Aunque existe una planta de tratamiento no cuenta actualmente con la capacidad adecuada para la cantidad que se genera, por lo que estas aguas terminan rebalsándose con destino al río Michatoya.

Por otra parte, este manejo básico también permite la selección y recuperación del 30% de algunos “valorizables” que se incorporan al reciclaje privatizado en este vertedero. Sin embargo, el mal manejo de los vertederos expone peligros latentes para la población como el reciente incendio en el vertedero de AMSA.

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