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Créditos: Diseño de Juan José Guillén
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Este jueves 21 de noviembre, la directora y fundadora de Prensa Comunitaria, Quimy De León recibió junto a las periodistas de Palestina, Rusia y Níger, el Premio Internacional de la Libertad de Prensa por su destacado trabajo periodístico en contextos adversos. Durante su discurso, la periodista guatemalteca destacó la importancia de reconocer el trabajo de las mujeres y periodistas comunitarios, quienes ejercen este oficio como un servicio, que fiscaliza e interpela, inclusive desde zonas de silencio a donde los medios tradicionales no llegan. A continuación transcribimos su discurso al recibir el premio.

Por Quimy De León

Agradezco al Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) por poner en primer plano a cuatro mujeres periodistas en este momento tan complejo que atraviesa el mundo, en el que se trata de poner el odio y el autoritarismo por encima de las personas, la justicia social y la paz.

Estoy muy feliz por este reconocimiento hacia mi trabajo en defensa de la libertad de prensa y de expresión en Guatemala. Ha sido una gran y hermosa sorpresa enterarme que sería noticia sin buscarlo. Sin duda me anima a seguir.

A nosotras las mujeres investigar, escribir y documentar las injusticias nos ha llevado dramáticamente a cambiar nuestras vidas de forma diferenciada. Pese a esto hemos asumido riesgos para contar las historias provenientes de nuestra realidad y acercarnos a nuestra verdad, aunque implique incomodar al poder.

Es grave que una de nuestras compañeras no pueda asistir y viajar desde Gaza a Nueva York, para recibir este premio ya que su territorio está siendo asediado por el más grave genocidio de nuestra historia reciente.

Durante siglos, un grupo reducido de corporaciones ha decidido qué es noticia y qué no, modificando así la realidad. Este periodismo ha sido excluyente y ha obviado a personas y lugares.

Junto a un equipo excepcional y diverso fundamos dos medios de comunicación digitales, Prensa Comunitaria y Ruda, con el objetivo de aportar en la democratización de la opinión pública y el periodismo.

Hacemos periodismo narrado por quienes han sido sujetos y protagonistas de las realidades que cuentan. Esto contribuye a romper con la tradición de desinformación y polarización de la que se benefician los grupos de poder.

Quienes ejercemos el periodismo comunitario y feminista vemos nuestro trabajo como un servicio, que fiscaliza e interpela, inclusive desde zonas de silencio a donde los medios tradicionales no quieren llegar.

Mi labor no sería posible sin el extraordinario trabajo de corresponsales que forman parte de Prensa Comunitaria y Ruda, y que, por hacer su trabajo han estado sometidos a agresiones y ataques. Cuatro de ellos se han tenido que salir al exilio. Cinco han estado en la cárcel por cubrir las luchas comunitarias en defensa del agua o por investigar a gobiernos locales corruptos o a las mineras transnacionales.

Hemos logrado romper el cerco mediático, proponiendo una contranarrativa a las narrativas dominantes. Contando un país distinto al que otros narraban y aún narran. Un país más amplio y profundo, más digno, más complejo y completo, buscando acercarnos más a las verdades que nos han sido negadas.

Estamos aquí para ocupar nuestro espacio, nuestro derecho a existir, a hablar, a ser periodistas. El recorrido de la palabra colectiva, especialmente el de las mujeres y los pueblos indígenas tiene mucha fuerza, al punto que ha llevado a lograr justicia y condenas en casos de delitos contra la humanidad, esta es una forma de reparación social.

Anhelo que en Guatemala, más temprano que tarde, toda la convulsión política, económica y social provocada por una minoría antidemocrática que se quedó con los vicios del pasado nos permita celebrar sin miedo nuestros logros, como este reconocimiento que simboliza la importante labor que realizan los periodistas en todo el mundo.

Aprovecho este espacio para rendir homenaje a los periodistas que han sido asesinados por informar y a los periodistas de Guatemala y América Latina que han tenido que salir al exilio por una creciente ola autoritaria. Mi solidaridad a quienes siguen en la cárcel, o sufren censura y son perseguidos por ello; especialmente al periodista Jose Rubén Zamora, que se encuentra sometido a un juicio arbitrario e injusto en Guatemala.

Asumimos el compromiso de hacer más y mejor periodismo, y seguir contando historias que vinculen lo local, nacional y lo global, y que nuestra voz siga siendo luz.

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