El pueblo maya K’iche’ desde su concepción tienen una íntima relación con el maíz. Las comunidades se dedican a la producción y cosecha de este grano que es la base de su alimentación. Sin embargo, este año la producción ha disminuido por la lluvia.
Por Hugo Bulux
La Alcaldía Indígena de San Juan Olintepeque, Quetzaltenango invitó a diferentes iglesias a unirse a una jornada de oración para que el clima fuera favorecedor para la siembra del maíz.
Este año, la invitación tiene un mayor significado porque en los meses de marzo, abril y mayo la temperatura superó los 30 grados centígrados provocando sequía y afectando los cultivos.
Agradecer por la siembra y la cosecha
Don Carlos, el dirigente de la alcaldía, explica que han tenido dificultades con algunas iglesias que aún no comprenden el significado de las ceremonias mayas. “Algunas personas piensan que es brujería. Esto es un agradecimiento o una petición por las siembras y las cosechas. Sin embargo, en el momento de la sequía varias personas llevaron velas y flores al centro de sus terrenos. Recordaron que los abuelos también lo hacían”, expresa.
Ahora que ya se tiene la lluvia, los integrantes de la alcaldía siguen realizando sus ceremonias en las montañas y a orilla de los ríos, piden para que el clima sea como antes, piden por las cosechas, para que no existan plagas y por las semillas. Están en contra de la utilización de semillas que no son nativas o propias de las comunidades.
Juan Alvarado, es un agricultor que aun practica la espiritualidad en la producción del maíz, cuando realiza su siembra se arrodilla, enciende su vela. Él nos cuenta que antes era común ver unas cruces en los terrenos (una expresión del sincretismo entre la religión y la espiritualidad maya). Antes, cuando se cosechaba el maíz, se realizaban ceremonias en las casas, se guardaba la semilla en cajones de madera o lazos colgados en los corredores de la casa.
Ahora la población está preocupada por el precio del maíz, alcanzó costos de 400 quetzales el quintal. Juan recuerda que sus abuelos ya lo advertían: no se debía desperdiciar el grano, ni pararse sobre él, porque es sagrado y llegaría el tiempo de la escasez.
Los guías espirituales, a quienes en el idioma K’iche’ se les conoce como aj q’ij, son los encargados de realizar una ceremonia para pedir sabiduría y la conexión de la energía con la madre tierra. Los contadores del tiempo acompañan la siembra para obtener una cosecha próspera.
San Juan Olintepeque se encuentra a siete kilómetros de la ciudad de Quetzaltenango, perteneciente al pueblo maya K’iche’ con un legado histórico por la resistencia y lucha ejercida durante la invasión extranjera en el año 1824. Hoy, la población busca rescatar las prácticas ancestrales de agradecimiento al universo desde la cosmovisión maya.
En especial en este momento en el que cambio climático ha golpeado a las cosechas y desde la espiritualidad se pide a la naturaleza que mejore el tiempo.
La Alcaldía Indígena, a cargo de la enseñanza de estas prácticas ancestrales, resurgió en 2017 bajo el liderazgo de José Luis Ramírez (fallecido en 2021) con el nombre de Nimja Chomb’al Re Tinamit Xe’Pek’ -Casa Grande de Conocimiento del pueblo de San Juan Olintepeque- y desde ahí se coordinan diversas acciones que ayudan a cuidar la comunidad, así como sus recursos. En la actualidad, la lidera Carlos Mejía, quien plantea que su objetivo es velar por la administración del territorio y fortalecer el gobierno propio, así como resolver cualquier conflicto de la comunidad desde la cosmovisión maya.
La alcaldía está conformada por un consejo de ancianos, personas que han servido a sus comunidades, mayores de 60 años; la integran el primero, segundo, tercero y cuarto alcalde. Bajo el liderazgo de la Alcaldía Indígena realizan acciones por la administración del territorio. Se cuida el bosque y el agua contra la imposición de proyectos mineros y otros que dañan a la madre naturaleza. Las autoridades indígenas se han opuesto al paso del tendido eléctrico que se les ha impuesto por medio de la empresa TRECSA (Transportadora de Energía de Centroamérica, S.A).
Siembra de árboles para tener agua
Al llamado de la alcaldía también acude la población a las jornadas de limpieza y se va a las montañas a realizar ceremonias mayas, para pedir por el agua, por la lluvia y por la protección del pueblo. Junto con la municipalidad y una organización llamada “Junan Kikel” realizan caminatas en los bosques para evitar la tala de árboles, siembran árboles para proteger las fuentes de agua.
Don Carlos explica que existe escasez de agua, aunque ahora se cuenta con proyectos de pozos y los beneficiarios participan en las jornadas de reforestación.
Las jornadas las realizan siempre pensando en la conexión que se debe tener con la tierra. “Cada día tiene su energía (nawal) y que cada uno tiene sus características. La práctica de la espiritualidad va mucho más allá de las ceremonias mayas, es comprender que las energías tienen importancia en el desarrollo de la vida. Desde esta visión todos los elementos tienen una energía: el agua, el fuego, la tierra, el aire, los animales, los ríos”, agrega Mejía.
En este territorio es donde se registra que murió el rey K’iche’, Tecun Umán, a orillas del río que desde entonces se conoce como Xekik’el (en español “Corrió la sangre”); sin embargo, Juan Alvarado Chigüil, integrante de la alcaldía de San Juan Olintepeque, relata que, durante su niñez, acompañaba a sus padres e iban a el río Xekik’el, el cual era alimentado por tres riachuelos, había peces que nacían bajo la montaña llamada Xe’pek y ahí le contaban sus abuelos que quien murió en ese lugar fue un príncipe llamado Sumanche un 14 de febrero.
Este texto se realizó en el marco de la Sala de Creación comunitaria y medioambiental, un ejercicio periodístico colectivo organizado con un grupo de periodistas de territorios de Prensa Comunitaria, bajo la coordinación de Francisco Simón.