Un divorcio frustrado
Tiempo de lectura: 4 minutosPor Dante Liano El secretario municipal de San Andrés se llamaba Andrés, gracia de sus padres que quisieron bautizar al hijo con el nombre del Santo Patrón. Andrés era un joven no muy alto, carilindo, con gafitas redondas y un bigote fino, de pelo ondulado y modos amables, de esos que no matan mosca y