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Créditos: Alex PV
Tiempo de lectura: 7 minutos

 

La danza del Palo Volador se trata de una tradición que heredaron las familias Achi’ de Cubulco. Antes fue el abuelo, el bisabuelo, el tatarabuelo, el padre del tatarabuelo y así sucesivamente hasta los ancestros que vivieron los años duros de la colonia y la invasión española. El Palo Volador es una de las más auténticas tradiciones de Guatemala. Esta descrita en el Popol Wuj, libro sagrado del pueblo K’iche’ escrito entre 1554 y 1558.

Por Claudia Méndez Villaseñor

Fotos de Alex PV

El atrio de la Iglesia católica de Cubulco, Baja Verapaz es un lugar de encuentro. Feligreses, visitantes y curiosos suelen reunirse en la pequeña plaza y desde allí observan el acompasado vaivén de un día cotidiano en el municipio.

El último día de la feria en honor al santo patrono, Santiago Apóstol, el atrio se convierte en un teatro abierto, cientos de espectadores se ubican alrededor del escenario y esperan que se levante un telón imaginario. Observan en silencio, un majestuoso tronco de 22 metros y aguardan cautelosos, a que cada uno de los personajes tome su lugar y vuele. La danza del Palo Volador está por comenzar. Cubulco contiene la respiración.

Es uno de los ocho municipios del departamento de Baja Verapaz, situado a 200 kilómetros de la ciudad de Guatemala, capital del país. En Cubulco habitan 54,869 personas, de las cuales 40,139 se identifican como maya Achi’, según el censo poblacional realizado en 2018 por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

El Palo Volador recuerda a Ixb’alamke y Junajpú que al enfrentar a sus hermanos Jun B’atz’ y Jun Ch’owen, quienes recelaban de ellos, los alzaron hasta las ramas más altas de un árbol. Este árbol comenzó a crecer y crecer, tanto, que a Jun B’atz’ y Jun Ch’owen les fue imposible bajar al suelo. En esa frondosa altura, los dos hermanos se transformaron en monos de rostros negros, micos, como también se les llama.

Joshua J. Mark, cofundador de World History Encyclopedia escribió sobre el Popol Wuj, en 2014, y lo consideró como un “relato de la palabra antigua” y la comprensión del pueblo K’iche’ sobre la cosmología y la creación del mundo, antes del cristianismo. “Se le conocía como un Ilb’al (un instrumento de la vista) o ‘el libro de la estera’ por las alfombrillas tejidas en las cuales se sentaba el pueblo a escuchar la obra recitada”, escribe el historiador en dicho artículo.

Así ocurrió en Cubulco. Se hablaba de este pasaje desde que era conocido como Nima’Cubul y Cubuleb’, en la época prehispánica, y formaba parte de asentamientos mayas K’iche’ (cercanos a Chijyub’) hasta convertirse en un reino independiente con identidad K’iche’ y Achi’, explicó Jossman Ruiz, en la obra denominada “Historia del origen del pueblo de Cubulco”.

Fundación de Cubulco y Santiago Apóstol

Los españoles llegaron a Guatemala en 1524 e invadieron los territorios habitados por distintos pueblos indígenas. En 1537, Fray Francisco Ximénez o Fray Bartolomé de las Casas (se desconoce el dato con certeza) fundó el poblado de Cubulco, “una tribu indígena, pagando sus tributos de cacao y sal”, según título Real de don Francisco Izquin Nehaib. En el siglo XX, mediante acuerdo gubernativo, del 18 de abril de 1923, del Gobierno de José María Orellana le otorgó el título de villa.

Por tratarse de un poblado fundado por frailes católicos se nombró a Santiago Apóstol, como santo patrono. Desde 1891, en honor a Santiago Apóstol se comenzaron a organizar las primeras ferias, cada 25 de julio, cuya principal atracción es esta ceremonia antigua, viva hasta hoy, que celebraba el valor, la fe y la devoción hacia este santo cristiano y una combinación con la cultura maya Achi’. Desde el Palo Volador descienden micos, aves y también ángeles.

De regreso a 2024

La feria patronal en honor a Santiago Apóstol, despertó el ánimo de los pobladores de Cubulco, uno de los ocho municipios de Baja Verapaz, del 16 al 25 de julio pasado.

En el centro del atrio de la Iglesia católica fue instalado un majestuoso tronco que, de acuerdo con la tradición es seleccionado cada 8 de julio con un ritual ancestral dirigido por quienes escenificarán a los micos, padres o abuelos mayores.

Los micos se dirigieron a la montaña; observaron los árboles del bosque y eligieron uno de 22 metros. Regresaron al municipio a solicitar permiso del alcalde y organizaron con la comunidad la ceremonia previa a cortar el árbol.

Velas, copal-pom y aguardiente fueron claves en el ritual. El mico mayor encendió las velas frente al árbol que será el Palo Volador y quemó copal-pom, mientras sorbía tragos del licor que luego escupió alrededor del tronco. Le pegó con un cinturón y elevó plegarias para pedir permiso, de talar el árbol, al dios del Cielo, de la Tierra y al santo patrón Santiago Apóstol.

Tras solicitar el permiso divino el mico mayor ordenó a los presentes talar el árbol con el mayor de los cuidados. No es posible que se parta o resquebraje. En el suelo, al tronco se le retiraron las ramas. Finalizó la ceremonia cuando al tronco limpio se sahumó con copal-pom y se trasladó hacia el centro del atrio de la Iglesia católica de Cubulco.

Se preparan los danzadores

Los cuatro personajes principales son: dos micos, representados por los padres o abuelos mayores; un ave y un ángel, por los parientes más jóvenes de los micos. Este año, participaron tres jóvenes menores de 18 años, como parte de la rotación generacional. Ellos son quienes ascendieron a lo más alto del Palo Volador, del 16 al 25 de julio pasado. En tierra danzaron otros ocho personajes acompañados por las sonoras notas de la marimba y de instrumentos de viento.

Los danzadores se prepararon durante cuatro meses con la finalidad de sincronizar sus movimientos, perder el miedo a las alturas y acostumbrar la presión arterial a ese descenso diario durante una semana. Perdieron el miedo a volar en un acto de cultura, fe y de devoción.

Programa general cargado de significados

Colocar el majestuoso tronco en el centro del poblado llamó la atención de propios y extraños, pero la danza del Palo Volador trae consigo una serie de momentos que comenzaron el 16 de julio y culminaron durante la celebración de la fiesta en honor a Santiago Apóstol, el 25 de julio.

La mañana del 16 de julio se colocó la escalera, también de 22 metros de altura, frente al imponente tronco y a las 18 horas comenzó la ceremonia de velación de las máscaras, en el domicilio del mayordomo Gaspar Álvarez, guardián de la tradición.

Al día siguiente, se trasladó la horqueta y la canasta (una estructura sencilla que sirve de soporte y desde la cual descienden los danzadores), desde la casa del mayordomo hacia el atrio de la Iglesia y quedó instalada.

El 17 de julio fue la primera vez que Cubulco miró al cielo. Los danzadores, vestidos con llamativos trajes rojo y dorado; capas brillantes; plumas y listones humildes se postraron de rodillas y con la cabeza inclinada elevaron oraciones a Santiago Apóstol antes de empezar a subir por la escalera.

Vecinos y visitantes comenzaron a congregarse alrededor del lugar y sus miradas acompañaron peldaño a peldaño a cada uno de los personajes. Se hizo silencio cuando en la canasta, localizada en la parte más alta del tronco, los micos atacaban un grueso lazo a los tobillos de los dos danzantes, quienes, luego, de cabeza comenzaron el descenso, al compás de las vigorosas notas de la marimba, que se prolongaron por tres horas.  Por la tarde, los danzadores subieron otra vez al Palo Volador. Cubulco no dejó de mirar al cielo.

En los siguientes días se organizaron presentaciones diarias: dos veces al día (el 18, 20, 21 y 24 de julio) y una vez al día (19, 22 y 23 de julio) acompañadas por procesiones dedicadas a Santa María Magdalena, Santiago Apóstol, la Virgen María y Santa Ana, una cada día.

La fiesta de Santiago Apóstol

El 25 de julio, el descenso de los danzadores del Palo Voladores estuvo cargado de cultura, fe y devoción. El día del santo patrono, Santiago Apóstol fue una fiesta en Cubulco. A las 9 horas, subían los personajes, peldaño a peldaño hacia las alturas del majestuoso tronco. Fue la primera presentación del día que concluyó con una misa en honor al santo. Por la tarde, la festividad continuó y los danzadores llenos de valor y fe ofrecieron una segunda presentación que acompañó la procesión de Santa Ana, por su recorrido en la localidad.

Así cerró la feria patronal en 2024. Tradiciones, festividades y herencia resumidos en un mes. Los danzadores pueden descansar. La tradición ancestral del Palo Volador seguirá viva. Jóvenes fueron iniciados este año, ellos serán los próximos guardianes, porque a Cubulco le gusta mirar al cielo.

 

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