«Nos Siguen Faltando 43»: estar entre la angustia y la esperanza

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Créditos: Tlachinollan
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Tlachinollan

A 63 meses de la desaparición de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, madres y padres de familia, acompañados por estudiantes normalistas y organizaciones sociales, reclamaron que aún no hay nada que dé con el paradero de sus hijos.

Por su parte, los Damnificados Unidos por la Ciudad de México se solidarizaron con las madres y padres de los 43 estudiantes. Desde el 19 de septiembre de 2017 cuando el temblor dejó a decenas de familias sin casa, el gobierno de la Ciudad de México no ha reconstruido las viviendas que las y los damnificados han exigido. “Llevamos tres navidades sin poder estar en nuestras casas, pero ustedes llevan seis navidades que no han podido estar con sus hijos, tienen una casa incompleta porque un integrante de su familia no está”, fue el mensaje de uno de los damnificados.

Doña Joaquina García en su intervención condensó el dolor de más de cinco años “que no vemos a nuestros hijos, seis navidades que no pasamos con nuestros hijos. No tener a nuestros seres queridos es un dolor incomparable que no se lo deseamos a nadie. Vemos como muchas familias están festejando, pero nosotros no podemos porque nos falta un hijo. Pensamos que, con este gobierno, íbamos a tener una respuesta diferente, pero no es así. Vamos a seguir luchando para tener de regreso a nuestros hijos”. La respuesta de las autoridades y la presentación de sus hijos es fundamental para dar atisbos de verdad y justicia en un país desgarrado por la violencia delincuencial. Doña Joaquina García continua: “volvemos nuevamente a sentir la desconfianza de este gobierno porque solamente hizo la promesa en su campaña, pero no vemos esas disposiciones. Tenemos que seguir en esta lucha para que sepamos de nuestros hijos”. Las madres y padres de los estudiantes dieron un ultimátum para que las autoridades agilicen las investigaciones y, sobre todo, se encuentre a sus hijos de no ser así realizarán acciones de fuerza contundentes.

Doña Carmelita Mendoza le rodaron sus lágrimas, pero su voz siguió diciendo que “para mucha gente es importante estas fechas, pero para nosotros no. Yo había dicho que no quería pasar otra navidad sin mi hijo. Ya vimos que este gobierno es igual que todos, son como chapulines que van brincando de PRI a PAN… cinco años de sufrimiento que no podemos estar juntos con toda la familia, tenemos que estar luchando para encontrar a nuestros hijos”.

Las lágrimas apenas es el reflejo de las emociones y sentimientos de exigencia de respuestas que se vuelcan al recuerdo de sus seres queridos. Falta un abrazo cálido de sus hijos. El tintineo de los pensares y sentires de las madres y padres del frío que podrían estar padeciendo sus hijos taladra en la memoria, los recuerdos de cuando solían reírse.

Tener un ser desaparecido es vivir en un puente entre la angustia y la esperanza. La angustia puede dañar el alma, incluso el cuerpo con las enfermedades; la esperanza atraviesa el pensamiento. Ambas dimensiones pueden explotar llevando a la persona a un abismo o a un hoyo negro sin regreso. Las decisiones que han tomado las autoridades para que la verdad y la justicia no llegue aún, han sido por un juego de relaciones de poder que pretende torturar a unos y poner a otros como torturadores. Entonces qué juego es el del Estado. ¿Qué propósito tiene desaparecer a una persona? ¿Dónde están? Es una interrogante que debe aclararse a la brevedad para que exista la posibilidad de un cambio o transformación social, de lo contrario serán las víctimas de desaparecidos y las comunidades originarias las que cambien una sociedad putrefacta y devorada por la violencia macrodelincuencial.

Hoy a las 17:00 horas en Pedregales, Coyoacán, Ciudad de México, se realizará un acto político-cultural como parte de las actividades de la caravana «Nos siguen faltando 43». Mañana 26 de diciembre se hará la 63 Acción Global por Ayotzinapa y México, partirá de la Glorieta de Peralvillo a la Basílica de Guadalupe y se culminará en Iguala con la ofrenda floral a los tres estudiantes caídos el 26 de septiembre de 2014.

Publicado originalmente en Tlachinollan

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