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Podemos imaginar a Estados Unidos como un hombre que se frota las manos cada vez que hay una nueva oportunidad de inyectar económicamente a su industria armamentística apropiándose de las reservas de petróleo más importantes del mundo.  En Venezuela parece aproximarse una intervención militar norteamericana solapada por los peones de Trump (presidentes corruptos de sus países aliados). Estos peones en sus naciones son, en realidad, la cara amarga de la corrupción, el servilismo extractivista y la violación sistemática de los derechos humanos. No obstante, la situación política de Venezuela parece quitarles el sueño, al menos más que los índices de desigualdad y miseria en sus propios países, realidades a las que la prensa internacional no hace siquiera un guiño. 

Uno de estos peones es —¡adivinen!— Jimmy Morales. Congruente con su praxis política, es parte del Grupo Lima, una instancia que fue creada en el 2017 para discutir la supuesta crisis de Venezuela. El 25 de febrero, reunidos en Bogotá, el Grupo Lima apoyó a Estados Unidos cuando anunció más sanciones para la nación caribeña e insistió en la idea de enviar ayuda humanitaria por medio de la frontera de Colombia.

Jimmy contra la ONU y sus contradicciones

Jimmy Morales ha tenido una nefasta gestión de gobierno. Días antes de partir a Colombia a salvar a Venezuela, surgió una nueva investigación en contra de él y de su esposa, por unos cheques girados a su favor durante su campaña. Debido a las investigaciones de las que ha sido objeto, emprendió una ardua batalla contra Naciones Unidas para finalizar el mandato de Cicig en el país. Irónicamente, en Colombia acusó a la alta comisionada de derechos humanos, Michelle Bachelelet, de no estar cumpliendo su mandato en el tema de Venezuela.

Morales ratificó su apoyo a Juan Guaido, quien se autoproclamó —de la nada— presidente de Venezuela. Anunció que la cancillería guatemalteca está por iniciar el proceso para recibir a la embajadora venezolana que Guaidó designe. A lo interno, Jimmy ha pedido respeto a la “soberanía” de Guatemala, pero hace evidente el irrespeto al gobierno constitucional de Nicolás Maduro.

¿Por qué cuesta creer que EEUU sólo quiere ayudar?

No resulta fácil creer que Donald Trump únicamente quiere ayudar al pueblo venezolano. Insiste en ingresar la supuesta ayuda humanitaria a Venezuela, mientras amenaza con crear un muro en la frontera sur de Estados Unidos y amedrenta constantemente a los migrantes centroamericanos. Ha recibido con violencia a muchos que huyen de la miseria y de los gobiernos autoritarios de Guatemala y Honduras, mismos gobiernos que apoyan a Trump en sus decisiones intervencionistas hacia Venezuela.

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