María Maquín, nieta de Mamá Maquín: “Lo que más me duele es que mis abuelos fueron masacrados por la tierra”

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Créditos: María Maquín, nieta de Mamá Maquín y sobreviviente, habló sobre lo que ocurrió en la masacre. Foto Prensa Comunitaria
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María Maquín es nieta de “Mamá Maquín” una de las víctimas más reconocidas de la masacre de Panzós, perpetrada por el ejército el 29 de mayo de 1978.

A pocos días de la conmemoración de la masacre, ofreció una entrevista en la que contó cómo fue ese día en que su abuela y decenas de campesinos fueron abatidos por las balas por el simple hecho de reclamar las tierras que les pertenecían.

Por Juan Bautista Xol

“Llegó nuevamente el mes de mayo, llegó el mes que marcó la herida que llevo en mi corazón, fue un 29 de mayo cuando mis abuelos fueron masacrados por la tierra, es lo que más me duele”, expresa con un nudo en la garganta María Maquín, nieta de una de las víctimas más conocidas de la masacre de Panzós, Alta Verapaz, ocurrida en 1978.

Maquín se encontraba una mañana de mayo reunida con sus compañeros sobrevivientes, hijos, nietas y nietos de las víctimas de la masacre en el salón de reunión del Comité de Unidad Campesina (CUC), donde se ponían de acuerdo para conmemorar el 29 de mayo, una fecha más de una de las matanzas más atroces en Guatemala.

Con una mirada melancólica y con la voz entrecortada expresó a Prensa Comunitaria que es importante realizar una ceremonia para agradecer a la madre tierra por sus vidas.

María Maquín junto a nietas y nietos de sobrevivientes de la masacre de Panzós. Foto Juan Bautista Xol

El 29 de mayo es una fecha que quedó marcada en la vida de los sobrevivientes de la masacre de Panzós, municipio ubicado en el Valle del Polochic, Alta Verapaz, al norte de Guatemala. Cada año los hijos, nietas, organizaciones y juventudes se organizan para conmemorar la fecha y mantener viva la memoria de las personas que murieron abatidas por las balas.

“Su sangre se volvió un charco”

María es nieta de Adelina Caal, a quien se le conoce con el sobrenombre “Mamá Maquín” reconocida a nivel nacional por su liderazgo en Panzós. Mujeres organizadas en el refugio en México adoptaron su nombre para su organización al organizar su retorno a Guatemala.

La nieta recordó que su abuela se dedicaba a la venta de verduras que cosechaba detrás de su casa en un terreno muy estrecho. Acompañada de dos señores acudió al Instituto Nacional de Transformación Agraria (INTA), ente creado en 1962 que tenía a su cargo la entrega de parcelas a campesinos para propiciar su desarrollo económico. Luego se dirigieron a su comunidad para pedirle al alcalde municipal acceso a las tierras.

“Fue Mamá Maquín quien llegó al INTA con otros señores, el 29 de mayo ella llevaba el folder de solicitud y el listado de las personas que se pretendía dar al alcalde municipal”, recordó. Sin embargo, al llegar frente a la municipalidad “a ella la dispararon primero y su sangre se volvió un charco”, relató.

Mamá Maquín plasmada en un mural en Panzós, Alta Verapaz. Foto Daniel Caal

Según el informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), en la mitad del siglo XIX comenzó la adjudicación de tierras en la zona, que históricamente le habían pertenecido a la población Q’eqchi’ y Poq’omchi, a agricultores alemanes. A partir de la reforma agraria en 1952, estos pueblos indígenas comenzaron a reclamar sus tierras. Pero en 1954 estas volvieron nuevamente a las manos de los finqueros.

En los años 70, la capacidad organizativa de las y los campesinos comenzó a preocupar al sector finquero y solicitaron protección militar. Soldados se trasladaron del lugar conocido como Quinchi a Panzós días antes de la masacre.

“Disimulé mi muerte”

Los abuelos de Maquín fueron masacrados por pedir acceso a la tierra en la zona baja de Panzós. La tierra la usaban para poder sembrar maíz, fríjol y otros cultivos para sus alimentos en sus hogares. La respuesta de las autoridades ante la petición fue abrir fuego en contra de ellos.

Según Maquín, las tierras que pedían acceso sus abuelos ya se habían consultado ante el INTA, donde les aseguraron que la zona baja de Panzós es área nacional pero que se tenía que pedir autorización del alcalde municipal de la localidad para otorgar el acceso.

Hijas e hijos de sobrevivientes organizan actividades conmemorativas. Foto Juan Bautista

“Ya habían ido mis abuelos al INTA, ahí les dijeron que las tierras están en área nacional pero que se tenía que pedir autorización del alcalde. Con mucha alegría, mis abuelos se organizaron para ir a la municipalidad, llegó el 29 de mayo, pareciera verse una caminata en la calle, pero era la cantidad de personas que salieron de la comunidad La Soledad para pedir un favor al alcalde municipal que les autorice cultivar en la zona baja, sólo llegamos los soldados empezaron a dispararnos, caí encima de mi abuela disimulando mi muerte, tenía 13 años de edad en ese entonces”, cuenta la abuela con lágrimas en sus ojos.

Las y los campesinos provenían de distintas aldeas, entre ellas Cahaboncito, Semococh, Rubetzul, Canguachá, Sepacay, finca Moyagua y del barrio La Soledad.

Según la CEH, hay varias versiones de cómo inició el tiroteo. Uno es que “Mamá Maquín” empujó a un soldado que le impedía el paso, otros sostuvieron que comenzó debido a que la gente empujaba para entrar a la municipalidad. Al menos unas 53 personas fueron masacradas ese día según el informe que recopiló dicha Comisión patrocinada por las Naciones Unidas.

Maquín indicó que los sobrevivientes y heridos, entre niños, jóvenes y ancianos corrieron en la zona baja, a orillas del río Polochic, donde muchos de ellos fueron emboscados y asesinados. Ella tuvo suerte, se pudo esconder entre los bejucos espinosos donde se resguardó por varios días.

MP no ha avanzado en la investigación de la masacre

Para el abogado Santiago Choc, quien ha acompañado este caso en Tribunales, la matanza ocurrida en Panzós significó el inicio de las masacres en contra de campesinos que reclamaban sus derechos al acceso a las tierras.

“Es una violencia estatal desde el más alto nivel respaldado por las autoridades y cometidas por el ejército”, opinó Choc.

A pesar de que no se ha alcanzado la justicia, la memoria de las personas masacradas en Panzós persiste. Foto Juan Bautista Xol

A 47 años de esta masacre que conmovió al país, Choc dijo que no existen avances con el caso a pesar de que es una de las primeras registradas en Guatemala. El Ministerio Público (MP) no ha avanzado en la investigación y en la individualización de los posibles responsables.

Añadió que el Estado guatemalteco no quiere cumplir con los compromisos adquiridos desde la firma de los Acuerdos de Paz. “Si esto no avanza a nivel nacional existe el derecho de activar el sistema interamericano y es penoso ya que ha habido casos en que el Estado ha sido sancionado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, concluyó.

Maquín concuerda que a pesar de que han transcurrido 47 años de este hecho no se ha hecho justicia.

“El Estado sigue igual condenando a los pueblos indígenas, claro ejemplo el estado de sitio en El Estor en el 2021, los desalojos en el 2008 al 2011 aquí en Panzós, y hasta ahora no tenemos tierras en donde cultivar”, indicó la abuela.

María compartió que su vida ha sido un proceso de lucha y resistencia emocional. Actualmente, vive en una comunidad de El Estor, Izabal, a donde se refugió meses después de lo sucedido y donde fue adoptada por una pareja de guías espirituales.

Después de varios años comenzó a visitar nuevamente al municipio de Panzós, aunque asegura que para ella es muy difícil estar en el lugar donde vivió un momento trágico.

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Agradecen que la memoria continúe viva

Otro de los sobrevivientes presentes en la reunión, quien solo se identificó como Lorenzo, muestra una herida cicatrizada en el brazo derecho. Dijo que toda su vida ha vivido atemorizado y agradece a sus hijos y nietos por permitir mantener viva la memoria de las personas asesinadas.

Nietos de sobrevivientes se preparan para las actividades conmemorativas. Foto Juan Bautista Xol

Su nieto, también de nombre Lorenzo y de apellido Choc, manifestó que el 29 de mayo siempre será un día muy importante para ellos y seguirán exigiendo al estado justicia por lo ocurrido y que se dé el acceso de las tierras a los nietos de las víctimas.

Aseguró que la caminata que se realiza en cada año es en memoria de sus abuelos cuando salieron pacíficamente a manifestar.

Aunque Choc también ha enfrentado persecución y procesos legales por el acceso a las tierras, dijo que seguirá luchando para el bienestar de sus hijos y de las demás personas que necesitan cultivar la tierra.

Para Maquín, el hecho de que la historia se mantiene viva en murales donde han plasmado el rostro de su abuela es una garantía que la juventud seguirá recordando y exigiendo justicia por las vidas de los que fueron masacrados ese día.

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