Créditos: Prensa Comunitaria
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En ciudad de Guatemala se ha expresado el mayor rechazo al Reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos Comunes. El 18 de febrero, las protestas de dueños de camiones recolectores de basura y personas que la separan en el vertedero de la zona 3, colapsaron el tránsito en la ciudad, sin que interviniera la Policía Municipal de Tránsito (PMT). Después de una reunión, que comenzó en el sótano del Palacio Municipal (en el área en que se ubica la cafetería), a la que asistieron los manifestantes; personal de la alcaldía capitalina y del ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), entre otros funcionarios, se acordó una mesa diálogo que escuche y atienda las necesidades de los inconformes y que se reflejen en reformas a la norma.

Por Claudia Méndez Villaseñor

Las interminables colas de tránsito provocadas por el cierre de algunas vías, que afectaron la ciudad este martes, lograron el propósito de los asociados al vertedero de la zona 3, de modificar el nuevo reglamento, que obliga a los vecinos a separar sus desechos sólidos e impone multas a las municipalidades en caso de incumplir esta medida. Un día después de esta reunión, la ministra Patricia Orantes, dijo en un programa radial que los hogares tendrían que clasificar la basura en desechos orgánicos y no orgánico. De forma que al vertedero de la zona 3, llegue material reciclable, el que reclaman los antagonistas al reglamento.

En el acuerdo firmado este martes, se mencionó que se modificaría la nueva normativa en las discusiones de la mesa de diálogo que convocaría la municipalidad de Guatemala. Patricia Orantes, ministra de Ambiente y Recursos Naturales, afirmó que estas modificaciones dejarían de lado la clasificación en tres categorías que se impulsa desde el 11 de febrero, y que son:  desechos orgánicos, no orgánicos y reciclables.

En la reforma descrita por la funcionaria, los guatemaltecos tendrían que separar su basura en productos orgánicos y no orgánicos. En esta última se incluiría el material reciclable, que genera ingresos económicos a unas 1 mil personas del basurero de la zona 3. “Se acordó regresar a la separación primaria en dos categorías: lo orgánico que es lo natural y lo no orgánico, aquí va lo reciclable. Así los recicladores de base pueden seguir con materia prima para subsistir”, dijo Orantes a entrevistadores del programa ConCriterio.

Esta reforma tomará tiempo, añadió. “En este lapso se elaborará un plan de trabajo para migrar a las tres categorías: orgánico, no orgánico y reciclable y se trabajará con los recolectores”, aseguró.

La Dirección de Comunicación Social del MARN señala que el reglamento sigue vigente en los mismos términos. “No se cedió a las presiones, en realidad se llegó a un consenso con la municipalidad de Guatemala y asumió su responsabilidad, ya que los recicladores base laboran en un vertedero administrado por la alcaldía. La ministra indicó cuál será la hoja de ruta. Pero una enmienda lleva tiempo y será producto de conclusiones que se lleguen en esta mesa de diálogo”, mencionó la dependencia.

El 18 de febrero, representantes de la municipalidad de Guatemala y de otras alcaldías del área metropolitana; de los ministerios de Ambiente y Salud; recicladores y dueños de camiones recolectores de basura firmaron un documento con los siguientes consensos:

  • Instalar una mesa de diálogo permanente en la que participe el ministerio de Ambiente, de Salud, la Secretaria Privada de la Presidencia y la municipalidad de Guatemala con observadores de la Gobernación Departamental y de la oficina del Procurador de los Derechos Humanos (PDH).
  • Las partes puede requerir el acompañamiento de actores especializados y representantes de transportistas recolectores y recicladores de base, respetando los acuerdos alcanzados
  • Una reunión semanal para revisar los avances y cumplimientos de acuerdos
  • Reformar el reglamento en función de lo discutido en la mesa de diálogo para considerar lo siguiente en la implementación de la disposición final de la basura en el municipio de Guatemala y en las rutas de recolección de los municipios aledaños:

Buscar el mecanismo para garantizar el acceso a material reciclable durante este proceso, incluyendo la reversión de la clasificación primaria en orgánico e inorgánico.

Incluir en el normativo y en el Plan Municipal para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos del municipio de Guatemala (PIRDES) la función de los recicladores y camiones recolectores que utilizan el vertedero de la zona 3.

En ese sentido, esta mesa de diálogo mediará por un conflicto específico que sucede en la capital, en el basurero de la zona 3. Sin embargo, las declaraciones de Orantes dejan entrever que estas disposiciones se promoverán a nivel nacional.

No se llama vertedero sino Sitio de Disposición Final

Por años, la alcaldía capitalina vendió la idea de que el basurero municipal que funciona desde hace más de 70 años, en la 30 calle 10-96 de la zona 3, era un relleno sanitario con las especificaciones técnicas correspondientes.

Sin embargo, el lugar es un vertedero en el que personas ajenas al personal municipal, separan la basura y recuperan piezas y productos reciclables que les generan ganancias. Ahora, el vertedero se llama Sitito de Disposición Final (SDF) y el mayor avance de la municipalidad de Guatemala con este grupo fue identificarlos por medio de declaraciones juradas, que algunos se niegan a firmar.

Las personas que separan la basura están autorizadas para efectuar esa labor en el vertedero. La Memoria de Labores 2024 de la Dirección de Manejo de Residuos Sólidos, establecida en 2017, señala que se había mejorado la localización, en casos de emergencia, de los grupos de recuperadores, como llaman a quienes separan y clasifican los desechos sólidos y que había implementado un registro biométrico con la finalidad de contar con datos de estas personas.

Para esta nota se utiliza información documental dado que se envió un correo a Dina de Herrera, asistente del alcalde Ricardo Quiñónez a la dirección Guatemala.alcaldia@gmail.com para que se remitiera a la Unidad de Asuntos Públicos, pero esta dependencia no recibió la solicitud de Prensa Comunitaria.

Esta dirección actualizó, el año pasado, los datos de los clasificadores, registró a nuevos e impulsó el enrolamiento facial por medio de un sistema biométrico en los molinetes de ingreso. También se emitieron carnés de identificación. Cada uno firmó una declaración jurada sobre la veracidad de sus datos: 1 040 aceptaron y quedaron pendientes 100 personas.

Estos datos revelan que 875 personas que recuperan material reciclable ingresan a diario al basurero de la zona 3, aunque 84 no han proporcionado su información personal ni firmado la declaración jurada que verifica sus datos.

Se supondría que estas fueron las personas que protestaron el 11 de febrero, cuando cobró vigencia el Reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos Comunes y el 17 de febrero, al asegurar que la normativa los deja sin trabajo, una situación que reconoce el ministerio de Ambiente. Sin embargo, esto sucedería en dos años, cuando concluya el tiempo de transición o periodo de aprendizaje que comprende la norma.

“Los clasificadores o recolectores que están en el vertedero de la zona 3, si podrían quedar sin los ingresos que genera la venta de materiales reciclables, porque esta separación se hace desde los hogares y los transportistas (los camiones recolectores) reciben la basura clasificada y ellos son quienes más se benefician”, indicó Edwin Castellanos, viceministro de Recursos Naturales y Cambio Climático, del ministerio de Ambiente.

No obstante, en el 18 de febrero, los transportistas se sumaron a la protesta de los recolectores y colapsaron la ciudad, al cerrar con los camiones importantes vías de acceso. Fue hasta pasadas las 20 horas y tras concluir la primera reunión con delegados del MARN y la municipalidad capitalina que accedieron mover el transporte. La Policía Municipal de Tránsito (PMT) no dirigió ninguna acción en contra de los pilotos, pese a que a diario multa a los capitalinos por estacionarse en lugares prohibidos, bloquear intersecciones, entre otras violaciones al reglamento de Tránsito.

Los propietarios de los camiones dijeron que cuando se redactó la normativa no se analizaron los espacios de los camiones, los cuales ahora tienen que estar divididos en compartimentos para separar los residuos sólidos que trasladan desde los hogares al vertedero de la zona 3. Tampoco se mencionaron las rutas. Afirmaron que con el reglamento se privatizará el servicio, lo cual sucede desde el 11 de febrero, en Santa Catarina Pinula.

El viceministro Castellanos señaló que la otra semana comenzarán las reuniones de la mesa de diálogo convocada por la municipalidad de Guatemala, que tiene la responsabilidad del manejo del basurero y de la cadena de producción, señaló. Delegados de la oficina del Procurador de los Derechos Humanos (PDH) participarán como observadores y de la Gobernación Departamental.

Cuánta basura ingresó en 2024 al vertedero de la zona 3

Según la Memoria de Labores 2024 de la Dirección de Manejo de Residuos Sólidos, el Sistema de Pesaje en Básculas de Vehículos Recolectores reportó, el año pasado, el ingreso de 615 mil 603. 51 toneladas de basura, en 263 días de labores, los restantes 102 días corresponden a fines de semana, asuetos, feriados o alguna emergencia.

Unas 2 mil 350 toneladas de desechos sólidos ingresan en promedio, cada día entre residuos tóxicos, alimentos en estado de descomposición, residuos orgánicos y material reciclable que se dispone en ocho patios, ubicados en un terreno que se extiende por más de 18 hectáreas, de las cuales 15 hectáreas están ocupadas.

Dentro del basurero de la zona 3 se desarrolla una economía que gira alrededor de la venta de material reutilizable y reciclable que procede de alrededor de 3.7 millones de capitalinos y vecinos de 13 municipios del área metropolitana consideró esta dirección.

Un poco de historia

El arquitecto Juan Carlos Medina, en su tesis “Propuesta de mejoramiento ambiental mediante sistemas agroforestales para el relleno sanitario en la zona 3, de la ciudad de Guatemala”, de la maestría en diseño, planificación y manejo ambiental de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) recopiló datos históricos sobre el vertedero que funciona en el lugar desde 1953.

De acuerdo con esta Medina, cuando la capital del Reino de Guatemala se trasladó del Valle de Almolonga, (La Antigua Guatemala) al Valle de la Ermita (Guatemala de la Asunción), en 1776, se continuó con la práctica de abrir zanjas en los patios traseros de las casas o de los edificios administrativos para allí enterrar los distintos desechos sólidos que se generaban a diario. La basura se cubría con capas de cal y cuando la zanja estaba llena, se abría una nueva.

Los residuos orgánicos se entregaban a granjas cercanas a las áreas urbanas, lo cual originaba brotes de enfermedades por la recirculación de residuos alimentarios en mal estado. Pese a ello, la práctica continuó hasta 1950.

El especialista señala que la capital fue influenciada por modelos de países europeos que habían transformado los servicios públicos y delegaba a los alcaldes la tarea de administrar, manejar y disponer de la basura.

En 1880, el presidente Justo Rufino Barrios mandó a construir un crematorio al final de la 4ª calle de la zona 1, pero por falta de mantenimiento el lugar colapsó en 1950.

Durante la presidencia de Juan José Arévalo (1945 a 1951) se abrió en la capital el primer vertedero a cielo abierto en un terreno privado del barrio El Gallito, zona 3, con una topografía similar al del basurero actual. El espacio se otorgó en arrendamiento y buscaba eliminar la práctica de incinerar la basura por la grave contaminación ambiental que ocasionaban gases y cenizas. No obstante, la mayor parte de la basura que se recolectaba en la ciudad terminaba en terrenos baldíos cercanos a la zona 5 o trasladados al crematorio.

El terreno fue otorgado en usufructo a la municipalidad de Guatemala y las áreas superiores del barranco se rellenó antes de 1966 y se clausuró. En el lugar se construyeron áreas deportivas, pero fueron invadidas por los “guajeros”, como antaño se llamaba a los separadores o clasificadores de basura y allí levantaron sus viviendas, que todavía existen en la actualidad.

El vertedero se ubicó lejos de áreas pobladas de la capital y había poca infraestructura. Conforme se expandió la ciudad, sin planificación y orden, el basurero municipal quedó ubicado en el centro de la capital, entre las zonas 3 y 7.  Al abrir este vertedero en un barranco se ignoró que terrenos de este tipo son los menos adecuados para el depósito de basura.

“Están más cerca de las capas freáticas y poseen abundante flora y fauna, la cual no existe. Los asentamientos y colonias que lo rodean no existían, sino hasta después del terremoto de 1976. Estas familias viven de lo que clasifican y reciclan lo cual es un peligro constante porque están expuestos a gases tóxicos y deslizamientos de tierra”, añade Medina.

El reglamento para la Gestión Integral de los Residuos y Desechos Sólidos Comunes cumple hoy nueve días de vigencia y el Ministerio de Ambiente comienza a ceder a fuerzas de presión, sin considerar el respaldo que recibe desde el comercio, organizaciones ambientales y vecinos que consideran que es hora de cambios estructurales a favor de la Naturaleza. El futuro de la nueva normativa queda en manos de los disconformes y las municipalidades. El Gobierno Central afirmó que no cedería. Pero ¿hasta cuándo?

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