Treinta y dos años después de la desaparición de Efraín Bámaca Velásquez, comandante guerrillero del Frente Luis Ixmatá, de ORPA, su esposa Jennifer Harbury dijo que seguirá buscándolo. La abogada estadounidense tenía previsto declarar de forma anticipada ante el Juzgado de Mayor Riesgo “A”, pero un amparo otorgado a último minuto al militar Salvador Eduardo Rubio llevó a la jueza Claudette Domínguez a suspender la audiencia.
Por Regina Pérez
Jennifer Harbury, esposa del combatiente, Efraín Bámaca Velásquez, de la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), señaló que pese a que la de la jueza Claudette Domínguez suspendió la audiencia en la que declararía de forma anticipada por la desaparición y tortura de Bámaca, por el ejército en 1992, seguirá buscándolo.
Bámaca, de origen maya Mam, que bajo el seudónimo de Everardo, también fue comandante guerrillero de un frente que operaba en el suroccidente del país.
“Lo que pasó ayer en el caso después de 32 años es muy típico, frustran todo para que siga la impunidad junto con la corrupción”, señaló Harbury en una rueda de prensa donde habló sobre el caso que llegó a los tribunales guatemaltecos a 32 años de la desaparición de Bámaca por el ejército de Guatemala.
El pasado 16 de julio la abogada de derechos humanos estadounidense y familiares de Bámaca se presentaron al Juzgado de Mayor Riesgo “A”, donde se esperaba su declaración en anticipo de prueba. Sin embargo, la jueza Domínguez informó que recién había sido notificada de que la jueza Ruth Noemí Camey había otorgado un amparo al militar Salvador Eduardo Rubio Parra, promovido en contra de la Fiscalía de Derechos Humanos. Rubio Parra es uno de los acusados en este caso.
Según querellantes, en este caso hay 14 militares acusados. Entre ellos Ulises Anzueto, Julio Alberto Soto, Juan José Orozco Girón, Jacobo René Alfaro y Rubio Laparra, quien presentó el amparo.
La medida dejó sin efecto y valor legal las actuaciones de la Fiscalía sobre la desaparición de Bámaca. Además, le ordena abstenerse de continuar con las investigaciones en dicha carpeta judicial.
#CasoBámaca 🌹”Si tengo que volver en sillas de ruedas, muy bien”
Jennifer Harbury, abogada de derechos humanos y esposa de Efraín Bámaca, comandante Everardo, señaló que seguirá buscando justicia “si tengo que llegar en una cama de hospital, muy bien, mi inspiración son las… pic.twitter.com/p40Y0hclvf
— Prensa Comunitaria Km169 (@PrensaComunitar) July 17, 2024
Harbury expresó que su esposo forma parte de las 250 mil víctimas ejecutadas ilegalmente, desaparecidas y torturadas por el Estado de Guatemala. “Everardo es uno de esos, es un caso horrible. Yo creo que él fue torturado por dos años en un programa de la Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional para ciertos prisioneros de guerra que tenían mucho valor”, indicó.
Según dijo, Bámaca fue torturado a largo plazo con un médico presente para no matarlo accidentalmente. El objetivo era romperlo psicológicamente para que brindara toda la información que tenía ya que era un alto jefe guerrillero.
“Acá estoy buscándolo todavía”
Bámaca nació el 18 de junio de 1957 en la finca El Tablero, El Tumbador San Marcos, hijo de José León Bámaca y Cornelia Velásquez. Desde niño, según el testimonio de su padre, mostró su inteligencia y aprendió a leer y escribir junto a su abuela ya que donde vivían no había maestros.
Él trabajaba cortando café en la finca, ganaba la mitad del salario de un trabajador ordinario pero, al cumplir 18 años, migró a la ciudad capital y nunca más lo volvieron a ver. Según el testimonio de su esposa, al incursionar en la guerrilla rompió comunicación con sus familiares para protegerlos.
La abogada de derechos humanos conoció a Bámaca en el año 1990 cuando llegó al país a recopilar información para escribir un libro sobre el conflicto armado en Guatemala en los años 80.
Ella recibió un permiso para subir al Volcán Tajumulco para entrevistar a mujeres indígenas combatientes. Solo tenía 30 días para permanecer ahí y fue cuando conoció a Bámaca, quien era comandante del Frente Guerrillero Luis Ixmatá, del ORPA, que operaba en Retalhuleu.
“Él fue responsable de mi seguridad. Platicamos todas las noches alrededor del fuego. Había muchos sentimientos fuertes pero yo tenía que bajar y él tenía que quedarse. Yo tenía 40 años y el casi 34, no era momento de romanticismo” recordó sobre ese encuentro.
En 1991, Bámaca tuvo que viajar a la ciudad de México para ayudar en la preparación del tema de derechos de los pueblos indígenas para las negociaciones de los Acuerdos de Paz. Allá se encontraron nuevamente. En septiembre de ese año se casaron por lo civil en Houston, Texas.
A principios de 1992, el guerrillero volvió a Guatemala ya que su Frente estaba pasando un momento delicado en la guerra y él tenía que guiarlos. El 12 de marzo, Bámaca fue herido en un encuentro con las tropas del ejército en el área de Nuevo San Carlos, Retalhuleu.
#CasoBámaca 🌹 “Una no lo supera, lo amo todavía”
A pesar de que han pasado 32 años de la desaparición de Efraín Bámaca, por el ejército, su esposa Jennifer Harbury señala que tienen que seguir buscándolos. “Para mí seguir insistiendo en derechos humanos para todos, eso es lo… pic.twitter.com/FKjelpc0F1
— Prensa Comunitaria Km169 (@PrensaComunitar) July 17, 2024
Fue apresado y llevado al destacamento de Santa Ana Berlín, en Coatepeque y posteriormente trasladado a la ciudad de Guatemala. Entre otros lugares estuvo detenido en la cárcel clandestina conocida como “La Isla”.
Según su esposa, pudo haber sido torturado por dos años con supervisión de un médico, para sacarle información. “Desapareció el 12 de marzo de 1992 y acá estoy esperándolo y buscándolo todavía”, señaló al lado de una foto del guerrillero desaparecido.
En el año 2000 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) dictó sentencia en este caso, sometido a ese órgano en 1996, resolviendo que el Estado guatemalteco era responsable de la violación de varios de los derechos de Bámaca y sus familiares. En febrero de 2002, ordenó que se investigaran los hechos.
“Si tengo que volver en silla de ruedas, siempre volveré”
A pesar de todo el tiempo que ha pasado, Harbury manifestó que quiso y todavía ama a su esposo. “Si tengo que volver en silla de ruedas, muy bien, si tengo que llegar en una cama de hospital, siempre volveré, mi inspiración son las mujeres de aquí que insistieron”, dijo, en referencia a las mujeres que buscaron a sus familiares desaparecidos.
La activista de derechos humanos comentó que no supera su desaparición. “Lo quiero, lo amo todavía, y quiero que vuelva. Pero uno tiene que sobrevivir y buscándolos, a cada uno, que no fueron basura después de tantos meses de tortura, para mí seguir insistiendo en derechos humanos para todos, eso es lo que me sostiene”, expresó.
La abogada dijo que su ejemplo fueron las mujeres guatemaltecas como Aura Elena Farfán, fundadora de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Guatemala (FAMDEGUA) y Nineth Montenegro, del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) así como las mujeres del área rural que arriesgaron su seguridad para llegar frente al Palacio Nacional a reclamar por sus familiares desaparecidos.
“Si ellas pudieron hacer eso, si tantos en la comunidad dieron hasta su vida, ¿Quién soy yo para quedarme atrás? Necesito insistir en los derechos humanos de los desaparecidos, voy a seguir insistiendo”, puntualizó.