“Un corredor biológico se forma cuando varios vecinos protegen y cuidan la biodiversidad, creando un espacio continuo por donde pueden desplazarse la fauna y flora”, explica Quevedo.
Por Maylin Hernández
En el municipio de Palencia, Guatemala, un grupo de 10 familias ha unido fuerzas para proteger y restaurar su entorno natural mediante la creación y el cuidado de un corredor biológico. Moisés Quevedo lidera este esfuerzo para reforestar, regenerar el ecosistema, y la conservación del suelo, la flora y la fauna de su localidad.
La idea de crear un corredor biológico en Palencia surgió de Quevedo en 2015, quien ha mostrado su preocupación por la deforestación, la pérdida de la biodiversidad y el deterioro del entorno local.
“Quiero dejar un legado positivo a la naturaleza”, cuenta don Moisés Quevedo. En ese año reunió a sus vecinos para comenzar este proyecto de restauración ecológica.

Las 10 familias de Palencia comprometidas al rescate de su sector han apoyado a Quevedo para preservar y revitalizar su entorno natural.
El municipio de Palencia se encuentra ubicado a 27 kilómetros de la ciudad de Guatemala, su extensión es aproximadamente de 256 km2 y cuenta con 70,973 habitantes, de los cuales 34,608 son hombres y 36,365 son mujeres, según el censo poblacional del Instituto Nacional de Estadística (INE) realizado en 2018.
A decir de algunos vecinos de ese municipio, Quevedo se ha convertido en una persona fundamental de esta iniciativa, inspirando a los demás pobladores a participar activamente en la protección del medioambiente.
Una vida al servicio del cuidado de la naturaleza
Moisés Quevedo tiene 70 años de edad y recuerda con cariño como su amor por la naturaleza se cultivó desde que era niño. Nació en una familia dedicada a la producción agrícola y ganadera, desde allí desarrolló una relación armoniosa con el campo. Aunque estudió para ser maestro, su pasión por la biología y las ciencias naturales lo llevó a involucrarse en la agricultura. Tras graduarse de maestro encontró su camino en la extensión agrícola, donde se capacitó intensamente y trabajó con comunidades rurales, promoviendo prácticas sostenibles y la conservación ambiental.

En 1973 trabajó en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) como promotor de Clubes Agrícolas Juveniles 4-S (similar a 4-H en Estados Unidos) dando capacitación a jóvenes y agricultores. Estando en esa dependencia trabajó 2 años en San Jerónimo, Baja Verapaz y 20 años en Palencia, Guatemala.
Al retirarse de esa institución del Estado en 1995, continuó su labor en su propia tierra. Transformó un terreno ganadero en una reserva natural mediante prácticas agroforestales. Su experiencia con la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala y su liderazgo en proyectos agroforestales en Palencia le permitieron inscribir su terreno como Reserva Natural Privada El Garrobo, en 2015.
Este esfuerzo inspiró a otros vecinos, como las familias Ortiz y Gatica, a seguir su ejemplo, e inscribieron sus terrenos como reservas naturales privadas, y junto a otros vecinos crearon una red de protección y conservación ambiental.
El granito de arena que aporta cada familia
Las familias palencianas han implementado una serie de actividades para asegurar la sostenibilidad de su corredor biológico. Estas son alguna de las acciones que realiza cada familia para contribuir al trabajo diario para lograr una preservación y cuidado de la naturaleza.
- Plantan especies nativas para restaurar el ecosistema y proporcionar hábitats para la fauna local.
- Fomentan el crecimiento natural de la vegetación autóctona, permitiendo que las áreas deforestadas se recuperen de manera natural.
- Implementan prácticas sostenibles para prevenir la erosión y mantener la fertilidad del suelo. Esto incluye la creación de suelos y barreras vivas con hojarasca que ayudan a retener el suelo durante las lluvias torrenciales.
- Protegen activamente las especies locales mediante la creación de zonas de reserva donde la caza y la tala están prohibidas. Asimismo, han identificado y catalogado varias especies que ahora encuentran un refugio seguro en el corredor.
- Eliminan el uso de fuego para deshacerse de los restos de cultivos, promoviendo métodos más sostenibles como el compostaje y la agricultura ecológica. Esta práctica ha reducido significativamente los incendios forestales que solían ser comunes en la región.
- Realizan estudios de calidad del agua y de especies de flora y fauna para monitorear y evaluar la salud del corredor biológico.
Aumenta fauna por la recuperación de bosques
Quevedo y sus vecinos han creado una red de apoyo basada en la amistad y el amor por la naturaleza. Su trabajo ha traído beneficios tangibles, como la mejora de la calidad del agua, la preservación de la biodiversidad local y la reducción de riesgos de desastres naturales.
Uno de los logros que más destaca ha sido la regeneración de los bosques como el espinoso, el ripario, el latifoliado y el bosque conífero. Además, la comunidad ha notado un aumento en la población de aves y animales, lo que indica un ecosistema más saludable y ecológico.
De acuerdo a don Quevedo “una reserva natural es un área que conserva las condiciones originales del entorno”. Existen diferentes tipos de reservas, desde grandes parques nacionales como el Parque Nacional Laguna del Tigre, hasta pequeñas propiedades privadas que también pueden considerarse reservas naturales, indicó. Para don Moisés Quevedo, la clave es la conservación de la biodiversidad.
Un corredor biológico se forma cuando varios vecinos protegen y cuidan la biodiversidad, creando un espacio continuo por donde pueden desplazarse la fauna y flora, agregó.
¿Qué es un corredor biológico y sus beneficios?
Juan Zelada, biólogo y director técnico de la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala explica que “un corredor biológico es un sistema boscoso compuesto por parches de bosque interconectados que permiten el desplazamiento de la biodiversidad. Estos corredores son esenciales para mantener la salud ecológica, facilitando la dispersión y la variabilidad genética de las especies. Además, proporcionan servicios ecosistémicos como la polinización, el control de plagas, la degradación de materia orgánica y la prevención de la erosión. También ofrecen calidad de agua, aire, suelos y alimentos”.
Sin estos corredores, las especies quedarían aisladas, compitiendo entre sí por recursos limitados, lo que podría llevar a su desaparición, indicó Zelada.
Hábitat de especies únicas
Los estudios técnicos realizados en el lugar han determinado que existe mucha riqueza en la flora y la fauna de este corredor biológico. Según una investigación de la bióloga Rocío Álvarez denominada “Caracterización Vegetal”, elaborado en diciembre de 2022 determina que en la reserva natural del lugar existen 37 vegetales, desde árboles en varios estratos con abundancia de plantas epífitas y herbáceas.
En octubre de 2022, Juan Zelada identificó 23 especies de aves de 15 familias en la reserva, incluyendo tres especies migratorias y 20 residentes. Destaca la presencia del Picogrueso Encapuchado, listado como vulnerable, y dos especies de colibríes que están registradas en la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna, el colibrí Canelo y el Garganta Rubí, que además es la única especie de colibrí migratorio que visita el país.
También se registra una especie endémica regional, la Chara Centroamericana.
Asimismo, Zelada realizó un reporte en diciembre de 2022 sobre la calidad del agua en la microcuenca Quebrada Cañital. Los análisis fisicoquímicos mostraron una excelente calidad de agua, aunque la presencia de coliformes fecales podría indicar la influencia de ganado en el área.
“Mi sueño o meta es crear un corredor biológico desde la entrada de mi terreno hasta la montaña, sería un corredor biológico de la cuenca del río los Cubes”, dijo Quevedo.
El comunitario de Palencia recuerda que la conservación es una responsabilidad compartida y que los esfuerzos de una comunidad pueden tener un impacto significativo en la protección y restauración de nuestro planeta.
Este texto se realizó en el marco de la Sala de Creación comunitaria y medioambiental, un ejercicio periodístico colectivo organizado con un grupo de periodistas de territorios de Prensa Comunitaria, bajo la coordinación de Francisco Simón.