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Créditos: Estuardo de Paz
Tiempo de lectura: 16 minutos

La sequía, la lluvia, el mal estado de las carreteras son factores que cada año afectan parte de la producción de hortalizas generando un incremento en los precios. Pero este año, uno de los eslabones de la cadena de agricultores, productores, intermediarios, vendedores, compradores, arrendatarios y empresarios presenta un comportamiento diferente. Los precios impagables de las verduras a nivel nacional no son una coincidencia.  La DIACO parece haber encontrado una parte del eslabón que presiona no solo a los guatemaltecos, sino también al gobierno de Arévalo.

Por Claudia Méndez Villaseñor

Los precios desproporcionados de las verduras que han doblegado el ánimo y afectado el bolsillo de los guatemaltecos a nivel nacional, desde los primeros días de julio, no son resultado de la casualidad. Tampoco la lluvia, la sequía y el mal estado de las carreteras son los únicos factores responsables de que en todos los departamentos los precios de estos productos sean idénticos e impagables.

Es común asociar el aumento del precio de hortalizas a desastres naturales, provocados por lluvia o a altas temperaturas atmosféricas cuando se compran en los mercados y supermercados.

En apariencia, ese incremento desproporcionado que registran las hortalizas y que disparó el costo de la canasta básica a partir de este mes se debe solo a los efectos de la sequía y las primeras lluvias a nivel nacional.

Pero en esta cadena de agricultores, productores, intermediarios, vendedores, compradores, arrendatarios y empresarios hay un eslabón que parece estar comportándose de una forma diferente a lo habitual.

¿Qué pasaría si las causas fueran otras? ¿Colusión de precios o especulación?

Prensa Comunitaria ha efectuado trabajo de campo y entrevistado a amas de casa de distintas zonas de la capital, municipios de ciudad de Guatemala, Sacatepéquez y de localidades del Occidente del país con la finalidad de comprobar la probable colusión de precios y especulación en el comercio de verduras y hortalizas. Los siguientes son sus testimonios que tienen algo en común. Las entrevistadas encontraron los mismos precios en mercados y supermercados ubicados en distintos puntos geográficos, en distintos días y a distintas horas. ¿Coincidencia?

Un inusual día de mercado

Letty Ramos, de 55 años, es compradora frecuente de un mercado de Mixco, del municipio de Guatemala. En él encuentra “variedad de productos a buenos precios”. La última vez que hizo las compras semanales notó una situación que le causó extrañeza. Eso ocurrió el pasado 10 de julio.

“Comencé el recorrido por las ventas y en la primera había tomates criollos grandes y del día. Pregunté el precio y el vendedor me dijo Q10, la libra. Pensé que podía ser razonable por la calidad”, dijo.

Pero, mientras avanzaba de puesto en puesto y escuchaba que la libra de tomate costaba: Q10, Q9, Q9.50 y Q7.50 en la mayoría (consultó al menos 30 ventas) consideró “rara”, la igualdad de los precios. Al final, encontró un vendedor con un tomate oblongo y pequeño (uva) a Q6.50 la libra. “Fue lo que compré, una libra de tomate pequeño a Q6.50. Me pareció muy caro”.

La cebolla también tenía precios de entre Q6.50, Q7.50, en cada venta; así como las papas, Q10 y Q12. Los güisquiles los vendían a Q7 y Q8, mientras los güicoyes sazones grandes a Q25 y Q30.

Tonita Reyes, de 60 años, vecina de Salcajá, Quetzaltenango, fue al mercado municipal, el martes 9 de julio (martes y sábados los precios son mejores), y compró la libra de tomate a Q10; la de papa a Q10; güisquiles a Q8 cada uno y la libra de cebolla a Q8. En Salcajá Tonita compró un güicoy sazón mediano a Q20 y se alegró que la libra de miltomate bajara de Q26 a Q20.

¿Por qué los precios de un mercado de Mixco y el de Salcajá tienen precios similares, si las separa una distancia de más de 100 kilómetros y, en teoría, los proveedores son distintos? ¿Especulación o precios coludidos?

También en el súper y en el CENMA

Juani López, de 40 años, fue a supermercado el 12 de julio. Encontró las papas a Q9.25 la libra; cebollas y tomate a Q9.80 la libra. “Me dijeron que en el súper los precios eran mejores”, contó. “La semana pasada hubo oferta de tomate, estaba a Q7 y solo dejaron comprar 3 libras por cliente. Se terminó muy rápido”, recordó.

Mary García, de 50 años, y vecina de San Lucas, Sacatepéquez, se decidió por la Central de Mayoreo (CENMA). El sábado 13 de julio abordó el Transmetro en una de las paradas de la calzada Aguilar Batres. Sin mayores señas llegó a la Central de Transferencias (CENTRA) y preguntó cómo llegar al Galpón 16, la venta a minoristas. Estaba segura de que encontraría precios bajos y verduras de alta calidad.

“Compro verduras caras todo el tiempo cerca de mi casa y por eso fui al CENMA, pero los precios son iguales al supermercado: tomate a Q9 y Q10 la libra; cebolla a Q7 y Q8. Las zanahorias a Q10 la bolsa de 10. Pregunté por las pitayas, Q25 y dos por Q25”, explicó.

Mary se fue del CENMA con las manos vacías y se dirigió a un supermercado, que vende al por mayor, en el que encontró los mismos precios de la central de abastos, incluido el de las pitayas.

Las cuatro amas de casa compraron verduras y hortalizas a precios similares en mercados y supermercados distintos y lejanos en distancia.

¿Por qué los precios no pueden ser iguales en todo el país?

En Guatemala, como en la mayoría de países latinoamericanos, al mercado o comercio de verduras y hortalizas se le conoce como mercado perfecto, que significa que no existen oligopolios, por el lado del oferente, pero tampoco monopolios por el de la demanda.

“Los productos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que monitorea el MAGA, no pertenecen a ningún oligopolio o monopolio. Verduras y hortalizas forman parte de un mercado de competencia perfecta en el que existen cientos de productores que venden el mismo producto, por lo que tienen poca capacidad de afectar el precio”.

“En el caso de Guatemala se trata de pequeños volúmenes de producción por finca-rural (productores de subsistencia o de pequeño excedente de fincas, menores a las cinco manzanas de terreno, por lo cual desde los productores no existe colusión de precios (lo que significa precios iguales)”.

Maynor Estrada, ministro de Agricultura, dijo que a nivel nacional los precios de verduras y hortalizas tienen que ser distintos, dado que cada zona productiva invierte de diferente forma en cada proceso de la cadena de comercialización.

“Existen márgenes de comercialización que están compuestos por diversos factores como transporte, almacenamiento y otras funciones. “Mientras más funciones existan, mayor será el precio al consumidor final”, indicó.

“Los precios no tendrían que ser los mismos, son distintos, porque se cultiva en regiones diferentes de producción y las distancias, tampoco son iguales, con la zona consumidora. Si la distancia es mayor el costo de transporte es mayor. La capital tiene dos ventajas, porque allí se encuentran dos importantes centros mayoristas. Entonces, a veces, los precios son más bajos, en ciudad de Guatemala, que en los departamentos. Estos centros mayoristas distribuyen a toda la república”, mencionó.

Sin embargo, en algunas ocasiones se da lo que se conoce como “turismo de producto”, que ocurre cuando un agricultor vende sus productos a las centrales de abastos y luego regresan esos productos a la misma zona en la que ellos los cultivaron.

En las centrales de abastos los precios a los que vende el productor reflejan los costos de producción, según su región, por lo cual tienen que ser diferentes unos de otros. “En el último monitoreo del tomate se obtuvo un precio de intermediación de Q1.65 por libra. Lo que significa que ese monto se debe sumar al precio del productor y al que se comercializará en la venta final al consumidor.

En la actualidad vegetales y hortalizas están en época de cosecha, a diferencia del aguacate cuya alta producción, con mayor oferta, es a finales del año. El alto precio del tomate, según el ministro de Agricultura, se debe a daños graves en áreas de cultivo de Baja Verapaz y Jutiapa.

Los factores que pueden influir en el precio

Para el MAGA son varios los factores que influyen en la tendencia alcista de los precios. En primera instancia: la dinámica de la oferta y la demanda. “Los productores buscan mejores precios para ofrecer sus productos y los consumidores, precios bajos para adquirirlos”, señaló el MAGA por medio de un documento oficial dirigido a Prensa Comunitaria, por la Dirección de Comunicación Social.

“Cuando existe una pérdida o disminución de la producción nacional, por desastres naturales que provocan daños a carreteras, deslaves o inundaciones (como lo visto en la actualidad), suelen elevarse los costos de producción y de transporte, debido a las fuerzas naturales del mercado, la oferta y demanda”.

“La disponibilidad de los productos (oferta) en el mercado depende, en gran medida, de la estacionalidad del mismo mercado. Los granos básicos como maíz y frijol no están en época de cosecha por lo cual disminuye la demanda en el mercado y provoca aumento de precio, hasta la cosecha que comienza en septiembre”.

“Las condiciones climáticas son otro factor importante. Con la época de lluvia se desarrolla la agricultura en áreas en donde no hay riego. Pero, el exceso de lluvia provocó alta incidencia de enfermedades fungosas, vulnerabilidad de pérdida por anegamiento, deslaves y granizadas, por lo que el costo de mantenimiento aumentó y con ello el precio del producto. El comienzo del invierno ha afectado los cultivos y sembradíos en áreas vulnerables o susceptibles a deslaves”.

En cuanto al transporte, este se vincula de manera directa a las condiciones de la infraestructura vial y el precio del combustible, que se registra a niveles por encima del promedio de los últimos cinco años y antes de la pandemia mundial a causa de la COVID-19, consideró el MAGA.

La culpa no es solo de la lluvia ni de la sequía

En la Feria del Agricultor, organizada por el MAGA, este jueves 18 de julio, varios agricultores ofrecieron productos a altos precios como el chipilín, el manojo de cilantro y los güisquiles.

Mynor Archila, productor de San Juan Sacatepéquez, explicó que, en el caso del cilantro, la lluvia intensa afecta la producción, ya que en los sembradíos de la hierba aromática proliferan hongos y plagas. “Se gasta en producto para fumigar”, mencionó.

Pero, si no llueve, las plantas se resecan y tampoco crecen, comentó.

Con los güisquiles sucedió que, en el área en la que el agricultor cultiva, fue muy poca la producción de la primera fase; en la segunda, hubo algunos grandes pero un hongo atacó las flores y se perdió parte de la cosecha. Ahora, en la tercera, se notan algunos, pero pequeños. Archila vende los güisquiles a Q5 cada uno. Otros productores hasta Q8 y Q9.

En tanto, Linda Rodríguez, productora de flor de loroco, vendió la libra a Q40 y Q50, en esa feria. “Está caro porque está escaso y esto es debido a la resequedad del suelo”, explicó.

El cultivo de loroco necesita riego por goteo para crecer y multiplicarse. Las altas temperaturas o la lluvia constante afectan las plantaciones, añadió Rodríguez, quien cosecha esta flor comestible en Sanarate, El Progreso.

Pero que la lluvia y la sequía sean las únicas responsables del aumento de los precios es un dato que no coincide con los registros oficiales.

De enero a julio de 2024, la Dirección de Coordinación de Extensión Rural, del MAGA, ha reportado unas 140.3 hectáreas (alrededor de 197 manzanas) afectadas por condiciones agroclimáticas como: sequía, exceso de lluvia, heladas o incendios forestales, de las 161 mil 763 (más de 226 mil manzanas) destinadas al cultivo y cosecha de verduras y hortalizas.

Según el MAGA, por el momento, las pérdidas representan el 0.09 por ciento de la producción nacional.

Entonces, si los factores climáticos no son los responsables del alza de los productos ¿cómo se explica el incremento en los precios de las verduras y hortalizas?

La DIACO podría tener parte de la respuesta

El pasado, 9 de julio, la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO) visitó mercados y supermercados para monitorear los precios de productos de la Canasta Básica Alimentaria. Ese día los precios verificados en comercios de las zonas 6 y 18, eran menores, a los reportados en otros mercados y los evidenciados por Prensa Comunitaria. Por ejemplo, la DIACO registró el precio del tomate a Q4 y Q5.90 la libra.

El 15 de julio, la directora de la DIACO, Karina Donis, presentó una denuncia penal en el Ministerio Público, en contra de entidades de la cadena de comercialización de granos básicos, frutas y verduras, luego de los resultados de varios operativos que revelaron hallazgos significativos como la especulación de precios.

La denuncia fue sustentada con los hallazgos revelados durante operativos efectuados de manera conjunta con la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) y los ministerios de Gobernación y Defensa en distintos mercados, supermercados y centrales de abasto.

La funcionaria también dijo que solicitará informes a la SAT; el Instituto Nacional de Cooperativas (INACOOP), al MAGA y a las municipalidades de Guatemala y Villa Nueva, estas últimas dirigidas por alcaldes de los partidos Unionista y Valor.

A estas últimas se les solicitará la lista con el nombre de cada uno de los vendedores del mercado La Terminal y el CENMA.

Para la DIACO la especulación de precios podría originarse en el mercado La Terminal, zona 4 y en la Central de Mayoreo (CENMA) o desde alguno de los eslabones de la cadena comercial. Así lo declaró, Karina Donis, responsable de la DIACO.

Pero además de la especulación, en el incremento desproporcionado podría existir colusión. Un pacto entre grupos con intereses específicos.

El CENMA y La Terminal los principales centros de abastos

Para conocer los lugares en los que se concentra buena parte de la comercialización de las cosechas nacionales, el MAGA efectuó sondeos y entrevistas a vendedores de La Terminal, zona 4 y de la Central de Mayoreo CENMA, que revelaron que en estos dos centros de abastos se comercializa el 90 por ciento del total de la producción de verduras y hortalizas disponibles en el país.

Es decir, que agricultores de todo el país, se calculan más de 204 mil, venden las cosechas en estos dos puntos de distribución comercial.

Estos sondeos y entrevistas también evidenciaron que tanto en La Terminal como en CENMA confluyen productores de Chimaltenango, Guatemala, Quetzaltenango, Escuintla, Petén, Jutiapa, Jalapa, Sololá, Sacatepéquez, Santa Rosa, Quiché, Chiquimula, El Progreso, Baja Verapaz, Izabal, Zacapa, Alta Verapaz, San Marcos, Huehuetenango, Totonicapán y Retalhuleu. Pero, también, importadores de Estados Unidos, Honduras, Chile, México y China.

En todo caso, tal y como lo denunció la DIACO, en estos dos grandes centros de abastos se podría especular o coludir precios en algún eslabón de la cadena comercial que comienza con el agricultor, pasa por el intermediario, el vendedor y termina con el consumidor, quien paga el precio que se ha fijado.

Uso político de la especulación y alza de precios

Carlos Cerezo, analista político independiente, comentó que la especulación de precios ha sido utilizada, en el presente y pasado, no como medida de presión sino como una forma de desacreditación política del Gobierno de turno, principalmente el Gobierno Central. “El aumento de precios es un tema sensible, los guatemaltecos lo vinculan a una buena o mala administración”, mencionó.

En la situación actual, “sin una razón económica evidente, que justifique un alza de precios es posible que se trate de un mecanismo para desacreditar al Gobierno Central, no tanto a los gobiernos locales”, dijo.

Cerezo dijo que, en muchas ocasiones, las alcaldías tienen vínculos cercanos con representantes de mercados y productores, que se percibe más durante las campañas electorales. “No hay nada comprobado, siempre queda a nivel de chisme, de que de alguna forma u otra se condicionan las alianzas”, añadió.

Además, recordó que en años anteriores ha ocurrido que grupos relacionados a los mercados salen en defensa de autoridades de Gobierno que consideran afines, y atacan a grupos que están en contra de esas autoridades. Como ha sucedido con vendedores del mercado La Terminal, zona 4.

Entre amenazas y presiones

De acuerdo con el analista político, los mercados representan un grupo cautivo de personas: agricultores, productores, intermediarios, vendedores, compradores, arrendatarios, empresarios que participan en esta dinámica económica. “Ocurre que a veces, sino se apoya determinada postura se presiona o amenaza con quitar los puestos de ventas o prohibir el ingreso a las instalaciones”, mencionó.

“Ahora no hay ninguna posición de los mercados en contra del Gobierno Central, pero resulta mucha coincidencia que aumenten los precios o haya especulación. Que los mercados tengan los mismos precios, eso es un pacto. En los mercados es determinante un precio que facilite la competencia entre vendedores. Si los precios son los mismos, entonces se puede especular sobre cuál es la verdadera razón”, agregó.

Samuel Pérez Attias, economista y catedrático universitario, añadió que el alza de los precios impacta de forma directa la economía de las familias. “Cuando se afecta el bolsillo de las personas hay descontento generalizado y eso sí puede desestabilizar un Gobierno”, advirtió.

Las coincidencias no existen

La posibilidad de que con el alza de precio de verduras y hortalizas se busque desacreditar al Gobierno Central, como lo plantea Cerezo, podría tener sustento en los resultados de las elecciones a las alcaldías en 2023.

En las municipalidades de los cuatro departamentos, que concentran casi el 60 por ciento de la producción de hortalizas y verduras, ganaron mayoritariamente, en las elecciones pasadas, representantes de los partidos Vamos, Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), la alianza Valor-Unionista y TODOS, en la actualidad son una importante fuerza opositora al Gobierno Central.  Son los mismos partidos que representan la oposición en el Congreso y quienes han echado abajo las intenciones del gobierno de turno de decretar estados de calamidad por sequía o lluvias. 

Comunidades agrícolas de cuatro departamentos

En Quiché, Chimaltenango, San Marcos y Huehuetenango se cultiva, cosecha y comercia casi el 60 por ciento de la producción de verduras y hortalizas, como tomate, cebolla y papa, entre otras, de acuerdo con información oficial, recopilada por la Dirección de Comunicación Social del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), de la última actualización de la “Cobertura vegetal y uso de la tierra, 2020”.

Este informe considera lo siguiente:

En estos cuatro departamentos el MAGA atiende, por medio el Servicio Público de Extensión Rural a agricultores de autoconsumo; agricultores intermedios y agricultores consolidados los responsables de cultivar papa, cebolla, güicoy sazón, güisquil, hierbas aromáticas, zanahorias, remolachas, rábanos y el 17 por ciento del cultivo total de tomate.

Datos del estudio “Evaluación de rendimiento y calidad organoléptica de cinco cultivares de tomate (Solanum lycopersicu) para pastas en dos localidades en el departamento de Chiquimula, 2019”, presentado en noviembre de 2020 por el Programa Consorcios Regionales de Investigación Agropecuaria (CRIA ORIENTE-Cadena de Tomate, del MAGA) registraron que el restante 83 por ciento de la producción de tomate se cultiva en: Jutiapa, 20 por ciento; Baja Verapaz, 20 por ciento; Chiquimula 11 por ciento; Guatemala, 8 por ciento; Zacapa, 7 por ciento; El Progreso y Alta Verapaz, 6 por ciento y en Jalapa, el 5 por ciento.

En 2013, el área cultivada con tomate era de 12 mil 700 manzanas; se redujo a 11 mil 700, en 2017, según dicho estudio.

El arte de coludir los precios verduras y hortalizas

Según analistas consultados es muy difícil que desde el lado de la producción de tomates, cebollas y otras hortalizas, se puedan organizar carteles, como otros mercados, que facilite la colusión de precios o precios iguales.

El punto crítico podría darse, en teoría, en la venta final, si las asociaciones de vendedores coluden y establecen un precio común. Esto es posible si quienes comercializan el producto son pocos y acaparan un gran porcentaje del mercado.

Sin embargo, la colusión se complica cuando las asociaciones son débiles o existe dispersión. Por ejemplo, en mercados ubicados en distintos puntos geográficos, porque se necesitaría de una Supra Organización que por medio de incentivos (positivos o perversos) logre la lealtad de involucrados en mantener los precios.

En la teoría se conoce como “mercado relevante”, cuando el consumidor encuentra un producto sustituto: “va a otro mercado y en ese mercado otro proveedor es el sustituto”. CENMA no podría ser un mercado relevante para quienes compran, de manera regular, en el mercado de El Guarda o en Mixco.

Resulta complicado que el consumidor se tome el tiempo y esfuerzo de ir a otros lugares para comprar una libra de tomate y comparar precios. Esto hace que los tomates o papas que se venden en el CENMA no sean sustitutos de los que se venden en otros mercados, por lo cual es difícil que tengan los precios similares. En estos casos es muy difícil la colusión.

No obstante, de existir un canal de distribución, que surta a todos los mercados y en el que existe un poder coercitivo, por medio de una asociación gremial, allí sí es posible coludir precios.

¿Un poder de coerción?

Según los economistas se crea un oligopolio cuando varios vendedores se ponen de acuerdo con los precios, pero cuando son muchos los oferentes es fácil que se traicionen entre ellos, a menos que exista un poder de coerción que mantenga los precios tal y como se fijaron.

Los expertos indican que es muy difícil coludir precios cuando son muchos los vendedores, porque tienen que existir una importante comunicación. “Ignoro si existe una Supra Asociación de Vendedores, desde la cual se pueda articular algo así. De ser así, sin duda podríamos inferir en que hay colusión de precios”, señala el economista Samuel Pérez Attias.

En el caso del tomate y otras verduras que se venden a precios similares en distintos mercados y supermercados, “podría ser que en CENMA (que distribuye el 90 por ciento de la producción a nivel nacional) se encuentre ese poder de mercado. Este es un gran signo de interrogación.

“No sé si CENMA tiene una asociación de vendedores que obligue a modificar los precios. Sería interesante conocer qué tipo de asociación puede tener el control de precios así. Porque si algunos pocos vendedores, que dominan el mercado, suben los precios, el resto hará lo mismo. Este es un modelo oligopólico de liderazgo de precios. Es una forma de cartelizar: los tres o cuatro grandes vendedores fijan el precio y el resto de pequeños productores, así como vendedores satelitales copiarán y ajustarán sus precios, al alza, porque les conviene”, comentó.

Información previa

Otra razón que podría influir al momento de igualar los precios de verduras y hortalizas es la información. Podría ser que vendedores indaguen sobre cómo amanecieron los precios en CENMA o en La Terminal y le cuente al resto, porque así les conviene más. Es una colusión tácita. Cuando un vendedor pone precio de Q6 y otro Q5, hay margen de precio para regatear, eso llevaría a un precio equilibrio, la principal virtud de los mercados”, dijo el economista.

Podría ser entonces que no hay una cartelización de producto de un oligopolio, sino un sistema de comunicación bastante eficiente en este caso. Porque si hay una cartelización sería interesante conocer qué tipo de coerción se hace contra quien traicione el pacto y baje los precios para vender toda la producción, de una manera rápida. Habría que conocer cuál es el costo o el precio por traicionar dicho acuerdo-.

En el año, es normal que ocurran alzas, en temporadas como Semana Santa o Navidad, lo que se conoce precios estacionales que tienden a fluctuar. “El Cambio Climático y los costos altos del combustible pueden ser otros detonantes. Esto no cayó de la nada. Es un aumento atípico”, reconoció.

Prensa Comunitaria consultó a algunas fuentes sobre la organización de vendedores en CENMA y confirmaron que existe una organización general y asociaciones en cada uno de los 22 galpones, clasificados en piso plaza y bodega (comercio al por mayor). No hay una intervención del Estado, por lo cual la oferta y demanda se rige solo por la voluntad de vendedores y compradores. En la actualidad, en CENMA están registrados 1 mil 658 arrendatarios.

Grupos de presión y protesta desde los mercados

Distintas publicaciones de Prensa han revelado, en épocas distintas, la afinidad de juntas directivas de mercados y de La Terminal a partidos políticos señalados de opacidad y falta de transparencia, así como hacia políticos con tendencias antidemocráticas.

Los primeros acercamientos de partidos políticos, como la Unidad Nacional de la Esperanza, comenzaron en 2003, cuando Álvaro Colom fue candidato a la Presidencia, por segunda ocasión. En esa oportunidad integró a su equipo de campaña a un líder de La Terminal, que poco después murió de forma violenta.

En 2023, la candidata de la UNE, Sandra Torres, realizó el cierre de su campaña electoral en La Terminal.  En esas mismas elecciones, Antonio Coro participó como candidato a la alcaldía metropolitana y contó con el apoyo de exfuncionarios unionistas de la municipalidad dirigida por Ricardo Quiñonez.  Aunque Coro no ganó, su hijo, Javier Antonio Coro Figueroa logró un lugar en el concejo actual tras obtener 25 mil 518 votos.  Según fuentes de ambos partidos, los exfuncionarios unionistas ayudaron a la UNE en los acercamientos con locatarios de La Terminal.

Asociación de la Terminal que apoya a la UNE recolecta firmas a favor de Consuelo Porras

En manos del MP y alcaldías dirigidas por Unionistas y el partido Valor

El alza incomprensible del valor de verduras y hortalizas, en las últimas semanas, deja entrever que algo, fuera de lo ordinario, presiona la dinámica regular del regateo de precios.

Los testimonios de amas de casas; el análisis de expertos en política y economía, así como, la información oficial del Gobierno evidencia una situación atípica y que algo ocurre en el mercado de verduras y hortalizas. ¿Es una fuerza de presión la que llama a la especulación o la colusión de precios?

La DIACO dio los primeros pasos, lanzó la pelota al otro lado de la cancha, al presumir un delito, en el alza inusitada de los precios.  La pelota ahora está del lado del Ministerio Público (MP) y sus fiscales.

Serán las investigaciones e indagaciones del MP las que determinen, al final, si este golpe al bolsillo de los consumidores califica cómo un delito. De ser así, tendrá que identificar y abrir una causa penal, en contra de los responsables de especular y coludir los precios de verduras y hortalizas.  Los responsables podrían enfrentar hasta tres años de prisión y multas de Q3 mil.

Sin embargo, desde el MP y sus fiscalías es donde se han orquestado los planes desestabilizadores y antidemocráticos, un hecho que no representa un buen augurio para los guatemaltecos.  La Diaco también informó que pedirán la lista con el nombre de cada uno de los vendedores del mercado La Terminal y CENMA a las municipalidades de Guatemala y Villa Nueva, ambas dirigidas por los partidos Unionista y Valor, dos de las agrupaciones que conforman la oposición al gobierno de turno.

La denuncia presentada por la DIACO, hasta el jueves 18 de julio, no había sido remitida y asignada a una fiscalía, en específico, para que se comiencen las indagaciones sobre especulación de precios evidenciadas por dichas dependencias.

La DIACO esperará a que termine la semana para obtener una respuesta, sino se presentarán al Ministerio Público, el próximo lunes, con la finalidad de solicitar información sobre el proceso.

El presidente Bernardo Arévalo, durante la Feria del Agricultor, señaló que la especulación de precios, denunciada por la DIACO, es un grave problema. “Que sirva de advertencia para que no se aprovechen del consumidor”, dijo.

Amenazan a las vendedoras de los mercados para apoyar a Jimmy Morales

 

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