Créditos: Ana Cristina Alvarado
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23 de febrero 2019

En un país convulsionado como el nuestro, olvidar es fácil. En un país donde el sistema de justicia necesita de nuestra fiscalización constante, nuestro olvido termina siendo cómplice de la impunidad.

Foto: Ana Cristina Alvarado

Hoy viaja a Argentina una manta tejida por más de 41 mujeres que nos negamos a olvidar. Formada por cuadros que contienen los nombres de las 41 niñas asesinadas el 8 de marzo de 2017 en un hogar a cargo del Estado guatemalteco. Esta unión de tejidos viaja para ser parte de la bandera feminista que la colectiva Tejiendo Feminismos está organizando para el 34º Encuentro Nacional de Mujeres que se llevará a cabo en octubre en la ciudad de La Plata y que reúne nombres de víctimas de femicidio.  

Foto: Ana Cristina Alvarado

¿Por qué tejer?

El 10 febrero desde Sororidad Guatemala convocamos a tejer por las niñas. Teníamos poco tiempo, el vuelo de la compañera que llevaría el tejido estaba a pocos días de salir. Sin embargo, la respuesta fue más rápida de lo esperado. En 39 horas habíamos asignado los 41 nombres a mujeres  que escribieron desde Guatemala; Alta y Baja Verapaz; Amatitlán; Monjas, Jalapa; Antigua Guatemala. Aunque nos encontrábamos distantes y en su mayoría no nos conocíamos, nos sabíamos y sentíamos acompañadas.

Quienes tejieron, coincidieron que la experiencia las atravesó de alguna manera. En este país donde nos han llevado a normalizar la violencia, donde el encierro de 56 niñas quemadas vivas nunca indignó lo suficiente, tejimos como un acto de empatía: en cada puntada, memoria; en la memoria dolor, amor y deseos de justicia.

Por: Ana Cristina Alvarado

Tejimos para sentir, para hacer una pausa en la rutina y dedicar tiempo para pensar en ellas, en Rosa, en Indira, en Daria, en Achly, en Yemmi, en Jaquelyn. En ellas que tienen una historia, que no son un número más. Tejimos mientras nos conectábamos con Mayra, con Yusbeli, con Skarleth, con Yohana, con Melani, con Yoselin. Cada quien a su manera, algunas observando su rostro en una fotografía, en una ilustración, otras encendiendo una vela por ellas, por Milenie, por Madelyn, por Josselyn, por Daily, por Hashly, por Grindi. Tejimos mientras recordábamos la impotencia que sentimos cuando supimos la manera en que había sido asesinada Rosalinda, Siona, Sarvia, Noemy, Rubidia, Grisna, Jilma… Cuando nos negaban sus nombres, cuando eran 21, 25, 33, 38, 40, 41, y la cifra no parecía detenerse.

Tejimos recordando que no era la primera vez que se denunciaban las violaciones que Carmen, Keila, Nanci, Luisa, Sara, Estefany y el resto de niños, niñas y jóvenes que sufrían dentro del hogar. En cada puntada volvimos a sentir la rabia de aquel momento, cuando la sociedad —incluido el presidente— las llamaba criminales a ellas, a Lilian, a Mirsa, a Roselia, a Celia, a Silvia, y se burlaban de sus muertes. Tejimos porque han pasado dos años y seguimos exigiendo justicia para Iris, para Candelaria, para Kimberly, para Yoselin, para Wendy, para todas.

En este país donde es tan fácil olvidar ocupemos las calles para hacer memoria. Cuando lo haces siempre habrá al menos una persona que se acerque a ver y pregunte. Quienes tejimos por las niñas pasamos de un proceso íntimo cada una conectada con una niña al bordar su nombre y una mariposa lila para devolverle las alas que le cortaron, a abrazarnos frente al altar en La Plaza para unir los tejidos. En las dos ocasiones que tejimos, se acercaron varias personas, algunas reconocían inmediatamente los nombres, otras desconocían el caso y otras lo habían olvidado y recordaban al hablar con nosotras. Para alcanzar justicia, las niñas necesitan que no las olvidemos y que sigamos su caso, el cual a dos años ha avanzado muy lentamente en el proceso penal. Si aún las recuerdas, lleva un día flores al altar y ayuda a recordar a quienes se acerquen a ti. Tejamos memoria en las calles por ellas y por todas las que nos faltan.

#NosFaltan41 #NosDuelen56

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