Por: Camilo Villatoro
El país es un eterno genocidio sistemático. Desde el de verdad, que ha tenido diferentes etapas de exterminio, hasta aquel metafórico donde las víctimas son la gente que, si piensa, lo hace por el bien común. Se extermina todo aquello que nos hace pensar que otro mundo es posible. Se mutila el asombro y la duda, para que pueda engordar la certeza. Se degüella a los hermanos menores, a los que vienen atrás heredando la infamia colectiva. Todos los días la etnia neuronal sufre la política de tierra arrasada en los templos y las escuelas. Se nos confina en los polos de desarrollo del emprendedurismo. Y cuando toda la violencia sutil falla, nunca faltan los caníbales en la calle, con los mejores inventos israelíes al hombro (las armas elegidas de Dios).
Por eso, si usted está en contra de la realidad, revise sus actitudes cotidianas y empiece hacer lo contrario. No servirá de nada, pero abandone esa inocencia. ¡Este país está lleno de mierda, no deje que nadie le diga lo contrario!
Y nunca rece. ¿Cuándo usted tiene hambre, reza o ve qué hace?