Por Miguel Ángel Sandoval
El 29 de abril asistimos a un hecho insólito, absolutamente novedoso, políticamente fundante. En el Palacio Nacional, los pueblos indígenas con sus autoridades dieron una conferencia de prensa, junto con el presidente de la República, ministros y otras autoridades para poner algunos puntos sobre las ies. Es el nacimiento o mejor, confirmación, de una nueva relación entre los pueblos originarios y la presidencia de la república en cumplimiento de los compromisos de campaña, de la agenda identificada, así como de los Acuerdos de Paz. Un día histórico sin lugar a dudas.
Fue un encuentro fructífero entre una visión de democracia representativa y una visión de democracia comunitaria. Una idea de la democracia que tiene en los partidos políticos la herramienta principal y una práctica que hace de la comunidad la fuente de la autoridad y la legitimidad. En otras palabras, dos cosmovisiones que se encuentran para construir una democracia con profundas raíces en este país diverso por naturaleza. El presidente insistió en la idea de cerrar filas por la democracia y contra la corrupción. No es casual, pues la captura de Pacheco y de Chaclan, revela un hecho realmente importante: Pacheco fue presidente de los 48 cantones en los días de defensa de la democracia en 2023 y en la actualidad era parte del gabinete del gobierno de Arévalo con el rango de viceministro.
NO me equivoco al señalar que tanto las autoridades tradicionales o ancestrales como el presidente, dijeron o dieron a entender, que el encuentro en el Palacio Nacional era fundante, de alcance histórico, y que, si el gobierno encabezado por Arévalo iba en la dirección acordada, el apoyo de los pueblos seria amplio, sólido. Es por ello un encuentro de alcance fundamental. Es dar al estado guatemalteco una nueva visión. Y ello es algo que solo se pudo vislumbrar a la firma de los Acuerdos de Paz, aunque sin la profundidad que ahora vemos.
Quisiera advertir sobre el hecho que se trata de la primera ocasión desde la época de la. Colonia o si se prefiere, después de la independencia, que el presidente y sus ministros se reúnan en el palacio nacional con las autoridades de muchos pueblos, mayas, xincas, garífunas, mestizos, para abordar temas en común y decir con claridad que se va a continuar en la dirección establecida. Es renovar los votos por una alianza estratégica. Y ante lo señalado, permitir que la coyuntura domine la visión, es de nuevo, algo que llama la atención. El planteo es estratégico no coyuntural, y eso es por lo menos, novedoso en nuestro país.
Lo más curioso de todo, es que desde gente que apoya al gobierno actual, se dice que es un pasito, que al fin hizo algo, o frases con el mismo contenido. Queda la impresión que el punto central de la jornada pasó de noche. En redes sociales los temas están generalmente llenos de la vieja demanda: que salga la señora de Gerona y su combo. Y mientras esto no ocurre todo lo que se haga carece de sentido y no encaja en los mejores sueños de una buena parte de defensores del proceso, al que con entusiasmo se sumaron, cuando arrancó al día siguiente de las elecciones del 2023.
En esos días, especialmente octubre de 2023, se dijo hasta el cansancio que se esperaba desde los pueblos indígenas la orientación en las luchas que es bueno recordar, las autoridades indígenas encabezaron con una demostración de compromiso democrático sin par. Y hoy que se produce un hecho sin precedentes, se mira el árbol no el bosque. En efecto, ¡este 29 de abril, autoridades de los pueblos, así como el presidente y sus ministros dijeron que había que cerrar filas en defensa de la democracia y junto con ello exigieron la renuncia de la señora de Gerona, al tiempo de exigir justicia no venganza para Pacheco y Chaclán.
Una de las medidas ligadas a esta reunión de altísimo nivel, fue la presentación de un amparo por parte de Codisra contra el accionar del MP. No aquilatar el alcance de que un amparo sea presentado por Codisra con el respaldo que le confiere, por primera ocasión desde la creación de esta institución, toda la legitimidad posible y existente en nuestro país. Pero además y más allá de lo jurídico, este hecho, lo que debe trazar una línea clara entre la corrupción y la lucha en contra ella, como una exigencia de los pueblos de este país, es pasar de noche por la vida.
Es importante subrayar que la exigencia de renuncia de la señora de Gerona no implica en ningún momento un acto que busca polarizar nada en el país. Y que si la demanda de justicia crece y se exige que se haga justicia y se supere la impunidad, no es más que plantear el desarrollo de la institucionalidad democrática que es lo que está ausente en estos tiempos. En otra dirección, el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas es algo que debe de impulsarse, sí o sí. A ello no hay alternativa. Es la configuración de nuestro país que lo exige.
Quisiera recordar que lo ocurrido en los salones del palacio nacional el 29 de abril, es de la mejor manera, una alianza nacional por la democracia y sus componentes, y ello sin hacer el recorrido de las siglas de pequeñas o grandes organizaciones sectoriales. Ahora es una alianza nacional entre pueblos y como se ha señalado, es algo inédito en nuestro país. De la misma manera, los contenidos de la democracia por la que se apuesta, deben pasar un proceso de aprendizaje pues asistimos a hechos nuevos, pero que tienen continuidad histórica. Los pueblos indígenas y sus prácticas de democracia comunitaria, no son nuevas, y se han ejercido por siglos y siglos. Solo recuerdo que en enero de 2024 se realizó el cambio de autoridades de los 48 cantones por la ocasión número 200.
Pero así son los procesos sociales, que tienen o alcanzan, ribetes históricos. No siempre tienen desde el primer momento la comprensión de su dimensión, menos el apoyo decidido, pues las dudas entre lo viejo conocido y lo nuevo que está en proceso de creación, es de difícil entendimiento. Pero en el caso que nos ocupa, esperamos que esa marcha iniciada no se detenga y venza todos los obstáculos que se presentan en el camino.