Don Ricardo Cac, el guardián de un edén oculto en la Selva Lacandona de Petén

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Créditos: Santiago Botón
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

El cuidado del manantial ha sido el refugio de don Ricardo para sanar sus heridas después de ver sufrir a su comunidad en Ixcán, Quiché, durante el conflicto armado. Ahora se dedica a guiar los visitantes de este edén escondido en la selva de Petén.

Texto y fotos por Santiago Botón

A escasos quince metros de llegar a orillas de El Cristalino, el aire recibe al visitante con un abrazo dulcemente frío, similar a la sensación de acercarse a las puertas abiertas de un refrigerador gigante que contrasta con el clima del verano.

Así se siente el ambiente a orillas del manantial que está al inicio de la Selva Lacandona en Petén. Una piscina natural con aguas de pureza diamantina, que danzan entre miríadas de peces diminutos, sobre un lecho de arena fina, irisada en varias tonalidades donde la arena caliza se mezcla con el polvo sutil de conchas marinas, aparentemente de otros tiempos.

Cada árbol, cada ramillete natural a orillas de El Cristalino, parecen ofrecer un mensaje con un lenguaje no verbal o como si sostuvieran una danza congelada por el tiempo. Basta con revivir el niño interior y la imaginación para sumergirse en esta gran fiesta de la naturaleza.

El Cristalino no es un simple lugar para nadar, su poder trasciende la mera belleza; parece un regalo cósmico para el cuerpo humano ya que permite sumergir los pies en su arena profunda sintiendo cómo el agua infunde en todo el cuerpo vibraciones de vida. Todo acontece bajo la sinfonía de los monos aulladores, los cantos agudos de aves que atraviesan la selva como rayos cuando reaccionan como alarmas con cada caída de las ramas o con el golpe de cualquier clavado en el manantial.

Su guardián es don Ricardo Cac Caal, de origen maya Q’eqchi’, un hombre cuya tonalidad de voz evoca una leyenda imaginaria, su existencia parece tejida con la misma esencia pura de la selva. Dice que no ha recibido ninguna instrucción formal en el oficio del turismo, a pesar de ello, su carisma natural y su bondad desbordante son el preludio de una buena sumergida en El Cristalino.

Don Ricardo, se excusa por su atuendo de corte militar. “No es un uniforme”, aclara, sino la defensa más efectiva que “encontré en una venta de ropa de paca” contra las picaduras de mosquitos y zancudos, según cuenta.

Luego, pide disculpas por los diez quetzales que cobra a cambio del acceso a orillas del manantial, que lo justifica para recuperar los incontables jornales invertidos para liberar el cuerpo de agua de las lianas y árboles caídos, que con el paso del tiempo se convirtieron en un velo natural que ocultaban su esplendor.

Don Ricardo Cac Caal proclama repetidas veces “¡Es mi suerte!”, “¡Es mi suerte!”. Seguidamente relata como hace casi dos décadas, la Cooperativa Unión Maya Itzá distribuyó las tierras entre las familias mediante un sorteo con papelitos, y el destino quiso que a él le correspondiera una de las tres parcelas que atesora esta joya acuática, entonces desconocida en la misma comunidad.

El caserío Unión Maya Itzá está ubicado en el municipio de Las Cruces, Petén. Fue fundada en abril de 1995, hogar de familias que regresaron de México, buscando un nuevo comienzo tras el doloroso exilio de Ixcán, Quiché, donde la sombra de la dictadura militar de los ochenta sembró terror, persecución y desolación.

De hecho, don Ricardo Cac, es un antiguo habitante de la comunidad de Santa María Dolores, del municipio de Ixcán. Eligió este rincón de Petén para sanar las heridas del pasado, para no revivir los horrores que infundió el Ejército de Guatemala ya que cuenta que presenció varios asesinatos.

En Unión Maya Itzá, don Ricardo dedica su vida a la noble tarea de reforestar caobas, especies maderables, al cultivo del chile, un trabajo que con amor y ternura lo combina con la custodia del tesoro que él mismo ha rebautizado con orgullo como El Cristalino, un paraíso que requiere atravesar un tramo de la selva para encontrarla y que por ahora no es muy concurrido por turistas.

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