Rubén Darío Morales García, exmiembro del Estado Mayor Presidencial y buscado por su presunta participación en el asesinato del obispo Gerardi, fue deportado desde EE. UU. a Guatemala. El acusado enfrentará cargos por ejecución extrajudicial. Su paradero era desconocido desde 2018, tras abandonar su residencia y cortar todo contacto familiar.
Por Alexander Valdéz
Rubén Darío Morales García, exespecialista del Estado Mayor Presidencial (EMP) y quien tenía una orden de captura vigente por su presunta vinculación en el caso del asesinato del obispo Juan José Gerardi, fue deportado desde Estados Unidos y enfrentará a la justicia por la presunta comisión del delito de ejecución extrajudicial.
Hasta ahora, Morales García era el único señalado con una orden de captura activa relacionada con el crimen del obispo auxiliar, ocurrido hace 27 años. En 2018, cuando se cumplían dos décadas del crimen, el Ministerio Público (MP) admitió que no tenía pistas sobre el paradero del acusado.
2⃣ ➡️Morales fue vinculado al caso porque el 26 de abril de 1998, dos días antes había presentado el informe «Guatemala: nunca más», llegó a la escena del crimen como fotógrafo del EMP y captó imágenes del suceso, aunque él negó haber fotografiado el lugar.
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— Prensa Comunitaria Km169 (@PrensaComunitar) April 28, 2025
En su momento, la Fiscalía Especial a cargo de la investigación lo buscó en su residencia en la colonia Santa Fe, de la zona 13 de la Ciudad de Guatemala, pero la propiedad estaba abandonada. Sus familiares declararon no haber tenido contacto con él: “Desapareció del ámbito familiar y público”. Incluso, se llegó a especular que había cambiado de identidad.
Prensa Comunitaria conoció que para este martes está programada una audiencia en el Juzgado de Mayor Riesgo “D”, que dirige Abelina Cruz en la que se espera que el señalado aclare su situación legal.
El caso por la muerte de Gerardi, ocurrida el 26 de abril de 1998, se mantiene vigente. El 8 de junio de 2001 hubo una sentencia en la que se condenó a cuatro señalados, la fiscalía continuó las diligencias debido a que el tribunal ordenó investigar a 13 personas que en el desarrollo del debate mintieron como testigos para reforzar la teoría de los entonces acusados. Al menos cuatro de los 13 fueron asesinados.
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El 26 de abril se conmemoraron 27 años del asesinato de monseñor Juan José Gerardi Conedera, un pastor de la Iglesia católica y un trabajador de la paz que quería una Guatemala distinta para toda la población, según las personas que la conocieron. De carácter introvertido, callado pero empático, sabía escuchar a quienes lo rodeaban.
Un reportaje de Prensa Comunitaria lo describe como una figura intimidante, pues medía 1.85 metros, era corpulento, pero una vez lo conocías y se rompía el hielo, era un personaje extraordinario, recuerda Ronalth Ochaeta, exdirector de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG). También resalta que era un hombre con una gran humanidad y sentido del humor, cercano a la gente.
Gerardi nació en la ciudad capital el 27 de diciembre de 1922, fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1946 y en 1974 fue nombrado obispo de Quiché, departamento donde vivió una de sus experiencias más duras. Fue testigo de cómo la población era víctima de masacres y catequistas y sacerdotes de la Iglesia católica eran perseguidos y asesinados, situación que denunció varias veces incluso poniendo en peligro su vida.
El 21 de julio de 1980, luego de conocer sobre la planificación de un atentado en su contra, tomó la decisión de salir de Quiché, “como signo de denuncia de los hechos que se venían dando contra la Iglesia de forma tan trágica y sistemática”, escribió el padre.
En Quiché, Gerardi descubrió las dos Guatemala, la de la ciudad y la de las aldeas y pueblos y ese encuentro le reveló la situación de la mayoría de la población en el país y lo hizo encontrarse con la historia. Eso trató de hacer al fundar la ODHAG después de sufrir el exilio y al presentar el informe “Guatemala Nunca Más”, con las conclusiones sobre las violaciones a los derechos humanos del REMHI, el 24 de abril de 1998 “y lo testificó con su sangre al haber sido asesinado dos días después”.
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