Democracia incipiente y poder comunitario. Reflexiones sobre el Paro Nacional Indefinido de 2023

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 8 minutos

 

Transcripción de la intervención de Domingo Hernández Ixcoy en la segunda jornada del seminario “¿Un levantamiento indígena por la democracia?”, Centro Cultural de España, Ciudad de Guatemala, 13 de marzo de 2025.

Domingo Hernández Ixcoy*

Para iniciar esta intervención agradezco la invitación que se me hizo para participar en esta segunda jornada de este seminario y especial agradecimiento a Santiago Bastos y Sergio Palencia que desde hace años han venido apoyando en las reflexiones, análisis que es de gran valor para dejar registrado una parte de la lucha de resistencia de nuestros pueblos.

Por eso es necesario comenzar a debatir qué pasó, qué se hizo, qué no se hizo durante el levantamiento de los 106 días iniciando en octubre 2023 y culminando en enero de 2024. Dirigido por las autoridades indígenas. La reflexión, la crítica y la autocrítica son tan importantes para el aprendizaje y de ir creando una cultura de debate para llegar a nuevas síntesis en el pensamiento. Los 106 días es un acontecimiento histórico que vivió nuestro país que seguramente se va seguir comentando en los años venideros y servirá para que las próximas generaciones o las generaciones actuales puedan conocer y valorar en su justa dimensión esta gran epopeya.

El nombre de este encuentro, “¿Un levantamiento por la democracia?”, si bien es cierto es una pregunta. Yo me atrevo a decir que fue un levantamiento por salvar la incipiente democracia, un  proceso iniciado desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1996, y que los últimos 3 gobernantes iniciado con el Partido Patriota se encargaron de revertir lo poco que se venía caminando por la conquista de los derechos de los pueblos. Es importante dejar claro el momento en que se dio el levantamiento de los 106 días. No estábamos viviendo en una democracia: lo que estaba y sigue prevaleciendo es la represión, criminalización, el exilio y la cárcel para las personas que cuestionan el pacto de corruptos.

Es importante decir que este levantamiento no fue planificado con mucho tiempo de antelación, me refiero en cuanto a organización, coordinación y alianzas que se debe contemplar para una acción de gran envergadura. Como sabemos las autoridades indígenas que estuvieron al frente de este levantamiento son elegidos para tiempos muy puntuales: los 48 Cantones de Totonicapán realizan cambios de autoridades cada año, Sololá cada dos años, los Ixiles cada cuatro años y así cada uno de los 7 pueblos que dieron origen el levantamiento tienen sus propias particularidades.

También es importante decir que no fueron mandatados para dirigir un levantamiento de más de 100 días, es decir no les dijeron “los elegimos para que vayan a conducir un levantamiento nacional”. A ellos los eligieron para cuidar el territorio, mantener la armonía en sus pueblos, resolver conflictos que se da a nivel local o a nivel municipal. Aunque es importante tomar en cuenta las alcaldías indígenas de los diferentes pueblos desde hace algunos años se vienen convirtiendo en un actor bastante considerable como también han tenido que pagar un costo humano bastante fuerte, enfrentando las represiones del Estado, la más reciente la masacre de Alaska de 2012 durante le gestión del Partido Patriota.

Pero estas participaciones en diferentes momentos de los pueblos indígenas cada vez los vienen posicionado como un sujeto que tienen voz, tienen opinión a nivel nacional y que generalmente su demanda es en contraste a los intereses estatales, oligárquicos y los grupos conservadores sectas protestantes o católico que promueven la pasividad en los pueblos y que por años se han acostumbrados al aprovechamiento, la manipulación y el engaño.

Esta situación ya mencionada a la que han sido sometidos nuestros pueblos durante estos 500 años, nos lleva a valorar el papel que jugaron nuestras autoridades que supieron manejar y ponerse a la altura de la exigencia de una coyuntura tan compleja para que se respetara el voto popular emitido por la ciudadanía en la primera y segunda vuelta electoral. Por lo que merece en otro momento seguir profundizando la participación a nivel nacional de las comunidades de los pueblos indígenas base principal organizativa para la defensa de sus derechos, de su territorio, de su historia y de su cultura.

Por información directa de los actores de los 106 días, las autoridades indígenas, sabemos que previo al levantamiento, se realizaron asambleas comunitarias, que le dan legitimidad y autoridad a las decisiones en el transcurso del levantamiento. Las asambleas comunitarias son el órgano para dar legitimidad a las acciones y, en este caso, las asambleas se mantuvieron de forma permanente durante los 106 días, para responder las diferentes exigencias y necesidades en cuanto a logística y relevos en los diferentes bloqueos en el territorio nacional incluyendo diferentes puntos en ciudad capital, entre la más conocida es la que se mantuvo los 106 días frente al MP, en alianza con las colonias, barrios marginales, organizaciones cristianas, indígenas, campesinas, mujeres y juventudes y estudiantes.

Para los pueblos indígenas y la humanidad en general, la base principal de su desarrollo es el Komon o comunidad, desde ese espacio gestan su desarrollo y la defensa de sus derechos. Decía el subcomandante Marcos en México, que hay que “mandar obedeciendo”. Marcos supo interpretar el pensamiento y la organización de los pueblos indígenas, ya que para nosotros el concepto de autoridad y su gestión radica en la consulta al pueblo. Por eso en cada toma de decisión la opinión de la comunidad es determinante. Entendemos que el papel de la autoridad es facilitar el consenso, buscar alternativa a las diferencias. Pero la autoridad estatal que conocemos es la que impone, que no acepta una crítica, aunque fuese constructiva, la autoridad estatal es la que no consulta ni escucha la opinión de los pueblos para la proyección de su gobierno y esto es así porque los gobernantes se ponen al servicio de los grupos oligárquicos.

El levantamiento de los 106 días fue por el respeto al voto popular. Aunque es importante dejar claro las autoridades indígenas no estuvieron apoyando a ningún partido político, reaccionaron ante un acontecimiento anormal que se estaba dando, cuando el gobierno de Alejandro Giammattei Falla, integrante del pacto de corruptos, quería a toda costa anular la segunda vuelta electoral, no aceptando su derrota en las urnas encabezada por Sandra Torres.

La reacción social y comunitaria fue contundente y se decían: “¿Cómo es posible que yo fui a votar, perdí tiempo, estaba contento con los resultados y después el pacto de corruptos no va a respetar mi voto?”. Esto indignó a las personas honestas al saber que quiénes estaban promoviendo el irrespeto al voto popular, eran las mismas oligarquía y militares contrainsurgentes, el gobernante en turno y el pacto de corruptos. Es importante decir el termino corrupción en el idioma k’iche’, le decimos Elaq’om, es decir ratero, ladrón, sinvergüenza y en plural Elaq’omab’ los delincuentes.

El rechazo a los Elaq’omab’ (delincuentes) es tajante ya que la historia de desarrollo de nuestros pueblos se ha sustentado en el trabajo que dignifica al ser humano, fuente de honradez, fuente de creatividad, de iniciativa, de avances y retrocesos, es la escuela de aprendizaje, por eso nuestros pueblos con su trabajo son el soporte importante de la economía desde siempre. Ahora la juventud hombres y mujeres envían remesas desde los Estados Unidos, son los que sostienen este país, los corruptos se encargan de robar, los bancos se encargan de cobrar por la remesa, los empresarios se encargan de vender comidas y bebidas chatarras.

Este intento del no respeto al voto popular provocó indignación, articulación a nivel nacional con otros sectores tanto urbano como rural, con participación del pueblo mestizo (ladino), impactando en las ciudades. También provoco preguntas: “¿por qué los pueblos indígenas hablan de democracia a la que nunca han sido beneficiados en Guatemala? Ya que siempre los han engañado, los han manipulado, los han utilizado principalmente en la cuestión electoral”. Pero los pueblos mantienen su memoria histórica y lo manifiestan cuando ha sido necesario.

¿Qué nos dejó este levantamiento de los 106 días?

Nos dejó grandes lecciones y cada grupo y cada persona participante lo llevará como experiencia única e inolvidable en la vida, dependiendo el espacio donde le tocó estar. Así son las luchas sociales por la liberación y la conquista de los derechos de los pueblos se vive con alegría, nuevos aprendizajes, nuevas iniciativas, una forma profunda de solidaridad. En esta experiencia reciente se cuestionó de manera profunda el racismo que se impuso en Guatemala desde hace cinco siglos, el pueblo mestizo comenzó a tener otra forma de ver a los pueblos indígenas. También se cuestionó el patriarcado, las mujeres con clara participación desde las autoridades indígenas mostraron el papel beligerante de ellas e igualmente en los diferentes bloqueos y participación activa de la juventud mujeres y hombres, vimos nuevos liderazgos en los diferentes territorios.

Un amigo del Oriente del país, me decía: “cuando vimos el levantamiento de los pueblos indígenas especialmente en el occidente del país nos conmocionó, nosotros somos de una comunidad de ladinos, decidimos salir a la carretera y bloqueamos. Y estábamos ahí cuando llegó un carro, y todos gritamos, ‘¡no lo dejen pasar, no lo dejen pasar!’. En eso bajan el vidrio del vehículo y el ocupante muestra la vara de autoridad del pueblo Chorti’, todos los ladinos gritamos: ‘¡es la autoridad indígena, déjenla pasar!’. Las luchas sociales cambian actitudes y reafirman con orgullo una identidad negada como la de los pueblos indígenas, en las movilizaciones encontramos en varios puntos a jóvenes y nos decían, soy Ixil, soy k’iche’, o soy indígena o soy de Totonicapán y lo decían con orgullo por el reconocimiento que tienen los 48 cantones.

Por otro lado este levantamiento es importante vincularlo con la historia de resistencia de los 500 años, pero es la primera vez que nuestras autoridades son un referente a nivel nacional e internacional, que no lo habíamos presenciado durante estos cinco siglos.

También seguir reflexionando cuando algunas personas cuestionan “¿por qué las autoridades indígenas hablaron con el CACIF, con la embajada norteamericana, la OEA? Para mí, es el papel que les corresponden ya que ellos son nuestras autoridades, por lo que deben, dialogar, negociar, proponer. Aprendí con la Alcaldía Indígena de Santa Cruz del Quiché cuando en una ocasión me preguntaron: “¿por qué Juan Zapeta habla con el alcalde municipal de Santa Cruz del Quiché?”  y respondí: “que bien que establecen comunicación y diálogo con el alcalde municipal”. Es decir, el diálogo de autoridad a autoridad y así debe ser porque es necesario crear las condiciones para conversar en igualdad. Ante el levantamiento del abuelo Atanasio Tzul, en 1820, es importante preguntarnos ¿por qué lo coronaron como rey?, porque el pueblo K’iché sabía que había un rey en España que los oprimían, que le pagaban tributos, entonces había que crear desde los pueblos indígenas la figura de rey para estar en las mismas condiciones en un diálogo o negociación. Juan Matalbatz cuando llegó a España, el rey le dijo, “híncate ante mi presencia” y él respondió “un Rey no puede hincarse frente a otro Rey”. Es importante traerlas a la memoria para entender el papel de nuestras autoridades.

Por último, quiero compartir que en Chimaltenango existe poca organización social. Cuando se dio el levantamiento, los vendedores del mercado junto con las colonias y comunidades bloquearon en el municipio de Zaragoza y Comalapa donde está ubicado el río Pixcaya, y fueron reprimidos con bombas lacrimógenas por la policía antimotines, resultandos heridos menores de edad y mujeres. La población se defendió con todo lo que pudo, haciendo retroceder a la policía, y de manera espontánea se sumaron más comunidades. Cuando la policía se vio acorralada comenzaron a negociar su retirada y la población accedió y los protegió hasta su llegada sana y a salvo a la ciudad de Chimaltenango y en el parque terminaron cantando el himno nacional juntos policía y población en resistencia.

También es importante resaltar en este levantamiento la participación de las comunidades de Chichicastenango. Antes la Alcaldía Indígena de este municipio no había jugado un papel importante activo por la defensa de los territorios, ha servido más para protocolos de gobiernos y de empresarios, la articulación de las comunidades de este municipio en el levantamiento fue de gran importancia al igual que los demás pueblos y comunidades a nivel nacional.

Por eso es recomendable en próximos encuentros preguntarnos ¿Cuál es el balance de ese levantamiento de 106 días? No con la intención de descalificar lo realizado.  Algunos dicen que fue un fracaso el levantamiento, esta interpretación contribuye a la narrativa del pacto de corruptos y otros enemigos del pueblo que minimizan el impacto de nuestras luchas. Para nosotros, nos dejó grandes lecciones. Por lo que es necesario hacer un balance político responsable para ver los alcances y las limitaciones que se dan en cualquier levantamiento y en cualquier parte del mundo. Lo más importante es seguir aprendiendo de la experiencia que servirá para las nuevas luchas venideras que seguramente emergerá desde las comunidades ya que este sistema existente y el Estado no fue pensado para responder las necesidades de nuestros pueblos, y mucho menos para cambiar el país. El Estado y el sistema mantienen el sojuzgamiento con viejos y nuevos métodos actualizados que conocemos como criminalización a la protesta social.

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