La carretera de Palencia a Sanyuyo, que en el pasado fue un tramo importante para las comunidades de las montañas del departamento de Guatemala y Jalapa, actualmente yace en el abandono. A pesar de su importancia histórica y cultural, la falta de voluntad de las autoridades ha dejado este tramo carretero en el olvido, afectando a miles de campesinos que dependen de esta vía para su comercio, transporte y conexión con el resto del país.
Por Wellinton Osorio
La carretera Palencia-Sanyuyo es más que un tramo carretero inconcluso y abandonado entre las comunidades de la montaña del nororiente del departamento de Guatemala y Jalapa. Es parte de la historia de estos dos departamentos donde no solo ha existido un intercambio comercial sino una conexión cultural. La pavimentación de esta carretera ha sido un proyecto añorado por las vecinos y vecinos que hasta la fecha siguen esperando una respuesta del Estado.
Antes de que en el gobierno de Jacobo Árbenz (1951-1954), se iniciara el ambicioso proyecto de infraestructura de la carretera al Atlántico, una nueva vía que conectaba la ciudad de Guatemala con Puerto Barrios, diseñada para modernizar el transporte y facilitar el comercio internacional, la carretera Palencia-Sanyuyo, conocida como la “Calle Real del Oriente”, era la ruta principal para el comercio, el intercambio cultural y el tránsito de personas y mercancías entre la ciudad de Guatemala y las regiones del oriente del país.

La Calle Real del Oriente iniciaba en el kilómetro 14 de la carretera al Atlántico, cerca de lo que actualmente es el sector conocido como Llano Largo en la zona 25 de la ciudad capital. Desde allí ascendía por las montañas, pasando por la aldea Los Mixcos, en Palencia.
Don Salomón, dirigente comunitario de la aldea Los Mixcos recuerda: “El camino baja ahí en esa cuchilla que hay aquí abajito (una calle de terracería que conecta desde Los Mixcos con la aldea La Cebadilla, en zona 25). Ahí donde está el asfalto. Ese es el Camino Real del Oriente. Pasaba por Palencia, subía hasta la aldea Plan Grande y de ahí seguía hacia San Sur, rumbo a Jalapa, pasando por Quisoy (nombre abreviado popular por el que se conoce a la aldea Sampaquisoy del municipio de Mataquescuintla, Jalapa), luego por Sanyuyo. Desde Jalapa, bajaban a la aldea El Jicarito, en una zona conocida como El Paso de los Jalapa. Ahí descendían hasta el río Motagua, y desde ese punto, los que iban hacia el Atlántico tomaban una lancha por el Motagua y seguían su ruta”.
Este camino no era solo una vía de paso; era una arteria cultural y económica que permitía el flujo de productos agrícolas como café, maíz y frijol desde las comunidades rurales hacia los mercados de la ciudad capital. También era una ruta de peregrinación utilizada por miles de personas que viajaban a Esquipulas, Chiquimula, para visitar al Cristo Negro, una tradición que se mantiene hasta el día de hoy.
El puente de los Padres, un vestigio histórico en Palencia
A pesar de los años y al hecho de que la carretera al Atlántico sea ahora la ruta principal entre la ciudad de Guatemala y el oriente y norte del país, la vía que une Palencia con Sanyuyo sigue siendo un lazo esencial entre comunidades de dos departamentos.
Para Iván Álvarez, un joven agricultor de 23 años de la comunidad El Bejucalito, en la aldea Plan Grande, esta carretera ha sido clave en su vida y la de su familia:
“Uno nunca le pone atención hasta que realmente crece. Siempre la ves solo como un camino para viajar, pero cuando lo piensas bien, es nuestra conexión con el mundo. Es la forma en que nos relacionamos con otras aldeas, en que podemos acceder a insumos, vender nuestros productos y mantener nuestras costumbres. Sin esta carretera, todo sería más difícil”.
Todos los días, cientos de vecinos de las aldeas de la montaña de Palencia transitan la carretera Palencia-Sansur para surtirse de insumos de primera necesidad, fertilizantes, productos para el hogar y movilizar sus cosechas hacía la ciudad de Guatemala. Pero más allá del comercio, esta carretera es también un reflejo de la identidad de quienes la recorren.
Iván recuerda con claridad una de sus primeras experiencias en esta carretera cuando era niño:
“Lo primero que me viene a la mente es un puentecito angosto. Era de terracería, bien estrecho. Me acuerdo de haberlo cruzado en una camioneta llena de gente, y sentí que en cualquier momento nos íbamos a voltear. Ese puente chiquito siempre me ha quedado en la memoria”.
Ese puentecito angosto y antiguo es más que un simple paso sobre el río de los Cubes, en Palencia. Es el “puente de los Padres”, el vestigio más importante de la historia palenciana. Construido con una mezcla de cal, claras de huevo y sangre -una técnica similar a la utilizada en el famoso puente de los Esclavos- ha resistido el paso del tiempo y el olvido.
No hay una fecha exacta de su construcción, pero en el libro Temas de la Palencianidad, del profesor Everardo Alvizures, ya se le menciona como un puente antiguo con registros que datan del siglo XVIII. Es decir que su existencia antecede a la misma fundación del municipio de Palencia, lo que refuerza la idea de que la carretera Palencia-Sanyuyo es también un tramo de origen muy antiguo.

Un corredor que ha conectado generaciones
Mucho antes de la construcción de la carretera al Atlántico durante el gobierno de Jacobo Árbenz, la vía Palencia-Sanyuyo ya era un corredor esencial. Conectaba a Palencia con Sampaquisoy, en Mataquescuintla, y con las aldeas de la comunidad indígena Xinka de Santa María Xalapán, en Jalapa, convirtiéndose en un centro de intercambio más allá del comercio, en un espacio de conexión cultural.
Sentados bajo la sombra de un árbol en el patio de su casa, don Viviano Ortiz Cano, un agricultor de 87 años recientemente fallecido en noviembre de 2024, comparte varias historias. Una de las más significativas es la de su primer viaje a Esquipulas, realizado a pie desde Palencia cuando tenía apenas seis años.
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“En ese tiempo teníamos bestias en la casa, una mula”, recuerda con nostalgia. “Mi hermana más pequeña y yo íbamos en un cajón cada uno, colgados a los costados de la bestia. Nos echaban ahí y así comenzamos el camino”.

Con voz pausada y mirada distante, don Viviano relata los detalles de aquel viaje y habla de la carretera Palencia-Sanyuyo, un corredor vital que ha conectado por generaciones a las comunidades de dos departamentos, entrelazando historias, comercio y fe. Sin darnos cuenta, nos sumergimos en el trayecto que aún hoy recorren los peregrinos durante la tradicional caminata de cinco días desde la Iglesia Católica de Palencia hasta el Cristo Negro de Esquipulas.
“Al tercer o cuarto día de camino, llegábamos a la Cruz del Sipaque, (en San Luis Jilotepeque, Jalapa). Ahí, el que nunca había ido tenía que bailar”, dice entre risas. “Había un señor con un acordeón, y al que iba por primera vez le ponían una corona de pino que ya había sido bendecida. Tenía que bailar por fuerza”.

El quinto día, al mediodía, llegaban finalmente a Esquipulas. “A eso de las dos de la tarde ya estábamos ahí, después de cinco días de camino”, recordaba con emoción.
Aunque pueda parecer reciente, esta práctica tiene raíces profundas. Las peregrinaciones a Esquipulas se remontan a las antiguas rutas de los pueblos originarios, quienes se dirigían al sagrado sitio del pueblo Ch’orti’ para celebrar festividades en honor al dios maya Ek’ Kampulá.
La carretera Palencia-Sanyuyo ha sido testigo de la fe y tradición de miles de peregrinos, como don Viviano, quienes, a lo largo de generaciones, han mantenido viva la cultura en este tramo.

Sin embargo, esta carretera, que no solo conecta geográficamente a las comunidades, sino también culturas, ha sido víctima de la corrupción y el abandono. En 2006, bajo el gobierno del expresidente Óscar Berger y durante el primer período en la alcaldía de Guadalupe Alberto Reyes Aguilar, conocido popularmente como “Beto Reyes” en Palencia, se lanzó un proyecto de asfaltado que quedó detenido en 2010, durante el gobierno del expresidente del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Álvaro Colom, cuando la empresa Sigma, S.A. suspendió los trabajos alegando falta de pago. Desde entonces, las comunidades han luchado por retomar el proyecto, enfrentándose a la indiferencia del Estado y la burocracia.
Actualmente, en 2025, Beto Reyes sigue siendo alcalde de Palencia.
El proyecto inconcluso
En 2006, el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) asignó el proyecto número 503-2006 de ampliación y asfaltado del tramo carretero Palencia-Sanyuyo a la empresa Sigma, S.A. por un monto de Q176,680,882.07 según el contrato no. 503-2006 DGC de fecha 25 de septiembre de 2006, que se distribuía en un monto de Q165,888,799.43 para el contrato de construcción y Q10,792,082.64 para la empresa supervisora.
Aunque la obra inició ese mismo año, solo avanzó entre un 15% y 20%, ampliando 6 kilómetros de carretera y asfaltando apenas 3 kilómetros, además de construir los puentes de Los Cubes y El Nivel, en el municipio de Palencia. Sin embargo, los trabajos fueron suspendidos el 1 de junio de 2010 por la falta de pago por parte del Estado. Pero la historia de este proyecto no comienza ahí, sino que se remonta a los años 80 y afecta a comunidades más allá de Palencia.

Aquí es donde aparece la comunidad de Sampaquisoy, una aldea del municipio de Mataquescuintla del departamento de Jalapa. Colinda con el caserío Agua Caliente de la aldea Sansur, en Palencia, divididos únicamente por el río Agua Caliente. Sampaquisoy es una aldea de conformación rural y con una particularidad: sus tierras son de propiedad comunal y regidas por sus propios estatutos en resguardo de la Junta Directiva de la comunidad.
Don Amílcar Canté, dirigente comunitario de Sampaquisoy, quien ha dedicado más de una década a gestionar la pavimentación de la carretera indica. “Han hecho oídos sordos a nuestras súplicas”. “Este proyecto está pagado desde 1988, pero sigue sin concretarse”, añade, mientras muestra carpetas llenas de solicitudes y documentos que avalan su lucha.
En 1980, la comunidad de Sampaquisoy comenzó a trabajar en la apertura de la carretera ya que antes de eso, era únicamente una vereda de herraje que solo permitía el paso de animales de carga. El primer “piochazo” se dio el 2 de marzo en la comunidad de San Julio, un momento que marcó el inicio de una tarea colectiva que se extendió por siete años.
Don Pedro Carías, otro dirigente de la comunidad, fue uno de los que se unió al esfuerzo y, durante ese tiempo, trabajó en la construcción de caminos rurales, abarcando las comunidades de Palo Verde, San Julio, Lagunilla, Sansirisay y llegando hasta Talpetates, en la montaña de Jalapa. Con piocha y azadón en mano, la comunidad avanzó abriendo los primeros tramos de terracería.

“El ejército nos apoyó y nos decía que todo se iba a hacer con piocha”, dijo don Pedro, quien también recordó cómo, a pesar de las dificultades, la carretera comenzó a mejorar con el tiempo, al introducir materiales como el balastro, que facilitó el tránsito.
Sin embargo, al finalizar los trabajos de apertura de la terracería, les prometieron que la carretera sería pavimentada. “Nos dijeron que nos pavimentarían la carretera, pero a pesar de todos los esfuerzos, el asfalto nunca llegó”, lamentó don Pedro, quien ve cómo los años pasaron sin que la promesa del Estado se cumpliera.
Durante el gobierno de Álvaro Colom, cuando iniciaron los trabajos de pavimentación de la carretera Palencia-Sanyuyo, los primeros avances en Sampaquisoy, Mataquescuintla, se centraron en la ampliación del camino. Esto implicó la expropiación de tierras y el uso de dinamita para despejar el terreno. Posteriormente, con maquinaria pesada, se removió el material sobrante.
Don Amílcar Canté recuerda cómo estos trabajos arrasaron con plantaciones de café y milpa: “Con todo y cafetales y milpas, las máquinas arrastraron la tierra. Todo lo que agarraban se iba, y como pueden ver, también se perdieron terrenos a la orilla de la carretera. La gente no peleó porque aún mantiene la esperanza de que, en cualquier momento, el asfalto pueda llegar”.
Tras la promesa incumplida de asfaltar la carretera, las obras de ampliación trajeron consigo un problema aún mayor. Al dinamitar las peñas y remover el material, dejaron grandes cantidades de tierra y escombros sueltos que, con la llegada del invierno, son arrastrados por las lluvias.

Las correntadas que bajan desde Sanyuyo se desvían en distintas direcciones, pero muchas terminan fluyendo por el camino, convirtiéndolo en un río de lodo. En cada temporada de lluvias, el tramo se vuelve intransitable, poniendo en riesgo a quienes intentan cruzarlo. “Hoy, simplemente no tenemos camino”, lamentan los pobladores, quienes deben sortear el trayecto hacia Jalapa o Sanyuyo en condiciones adversas, golpeándose contra las rocas y esquivando lodazales.
Este episodio en la historia del tramo carretero Palencia-Sanyuyo es testimonio del esfuerzo y sacrificio de la comunidad. A lo largo de los años, vecinos entregaron su sudor y sangre para abrir el camino, con la esperanza de un desarrollo que nunca llegó. A pesar de ello, en la memoria de quienes vivieron la ampliación de la carretera en la década de los 80, aún resuenan los nombres de aquellos que respaldaron la obra y se convirtieron en protagonistas de esta lucha.
En esta historia, don Amílcar Canté ha desempeñado un papel fundamental, dedicando años a la gestión y exigencia para que el Estado atienda las necesidades de su comunidad.
“Llevo más de 10 años trabajando en este proyecto de asfaltado para la carretera que conectaría la aldea La Paz, en la montaña Santa María Xalapán, con Palencia. Desde entonces, hemos impulsado esta iniciativa, pero, lamentablemente, las autoridades nos han ignorado y nuestras solicitudes han quedado archivadas”, asegura.

“A las montañas han venido funcionarios del Ministerio de Comunicaciones, diputados y otras autoridades, todos con promesas. Ojalá que algún día nos den una respuesta favorable y podamos contar con una carretera asfaltada que nos brinde mejores oportunidades. Así evitaríamos que tantos jóvenes tengan que irse por falta de opciones en sus propias comunidades”, concluye con esperanza.
Desde el año 2010, cuando la empresa Sigma, S.A. detuvo sus operaciones y abandonó el tramo carretero sin completar, las comunidades afectadas no han dejado de luchar. Asociaciones de vecinos se han organizado incansablemente, gestionando reuniones con ministros, diputados y autoridades de caminos rurales, además de presentar solicitudes directas al presidente en turno.
Proyecto estancado por conflicto legal
El proyecto de pavimentación de la carretera sigue estancado en un conflicto legal entre el gobierno y la empresa Sigma, S.A., quienes se acusan mutuamente de la paralización de los trabajos. Mientras el Estado señala a la empresa por abandonar la obra, Sigma, S.A. responsabiliza al gobierno por una deuda sin pagar.
“El problema ha sido el conflicto entre ambas partes. En el Congreso de la República y en reuniones con autoridades de caminos rurales, primero nos dijeron que Sigma, S.A. le debía dinero al gobierno, luego que era el gobierno quien le debía a esta. Se han culpado mutuamente, pero la carretera sigue inconclusa y las comunidades continúan esperando una solución”, dice don Amílcar.
“Como colaborador voluntario, he trabajado incansablemente desde 2008, aquí en la comunidad, he invitado a varias personas para que se den cuenta de cómo hemos estado trabajando. Tenemos videos grabados en la montaña de Santa María Xalapán, donde aparecen los ingenieros, ministros de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, y otras autoridades. Hay evidencia clara de que hemos solicitado respuestas, pero siempre es lo mismo: en el momento nos dicen ‘vamos a empezar a trabajar’, pero al final no hacen nada”, refirió.

Para Canté, lo que se ha escuchado es que tanto la empresa como el gobierno, en complicidad con la municipalidad de Palencia, manejaron el dinero de manera poco transparente, pero nadie da una explicación sobre el destino de esos fondos.
“Mientras ellos se reparten culpas, la carretera sigue en el abandono y las comunidades seguimos esperando una solución que nunca llega”, mencionó un vecino que prefirió mantenerse en el anonimato por seguridad.
Construcción del puente El Peregrino
En mayo de 2021, un grupo de peregrinos de la iglesia católica del municipio de Palencia, junto con vecinos de las aldeas Agua Caliente y Sampaquisoy de Mataquescuintla, y el caserío Agua Caliente de la aldea Sansur en Palencia, se organizaron para construir el puente El Peregrino.
Esta obra, que conecta las aldeas Agua Caliente Palencia y Agua Caliente Mataquescuintla, se erige como un símbolo de unidad y compromiso comunitario. Fue inaugurada el 19 de junio de 2021, tras un arduo esfuerzo colectivo que involucró a personas de diversas creencias y condiciones económicas.
Los habitantes aportaron materiales, maquinaria, asesoría técnica y mano de obra, mientras grupos de mujeres y jóvenes se encargaban de alimentar a los trabajadores. Este puente, que reemplaza uno destruido por el huracán Mitch en 1998, es vital para la región, ya que garantiza el paso seguro durante la temporada de lluvias, cuando el tránsito se ve interrumpido.
Sin embargo, antes de que comenzaran los trabajos, la iniciativa enfrentó múltiples obstáculos logísticos y una lucha legal y administrativa. La Dirección General de Caminos (DGC) intentó frenar el proyecto, buscando criminalizar a los promotores de la obra. A esta acción se sumó la negativa rotunda del alcalde de Palencia, quien se rehusó a otorgar el permiso necesario para la construcción.
Este rechazo sembró miedo entre los vecinos organizados, quienes temían represalias por su involucramiento. Cuatro años antes de la construcción, miembros del personal de DCG visitaron la zona, en la franja que marca el límite entre Palencia y Jalapa, y expresaron su preocupación por los rumores sobre la construcción del puente. Sin embargo, nunca ofrecieron apoyo ni solución.
Luis Montenegro, miembro de la Comisión de Orden de la peregrinación Palencia-Esquipulas, relató la historia del esfuerzo colectivo: cada vez que se realizaba la peregrinación, los peregrinos se organizaban para encontrar soluciones temporales al problema del cruce del río.
Durante años, utilizaron costales llenos de arena y, posteriormente, construyeron puentes improvisados de madera con bordos de concreto. “Estuvimos más de 8 años trabajando en esas soluciones temporales”, recordó Montenegro. Ante la necesidad de una solución definitiva, los peregrinos, junto con los vecinos de las comunidades de Agua Caliente y Sampaquisoy, decidieron construir el Puente El Peregrino. Presentaron su solicitud al alcalde de Palencia, pero este evitó otorgar la autorización formal.
Frustrados por la negativa del alcalde de Palencia, los vecinos de Sampaquisoy decidieron presentar una nueva solicitud al alcalde de Mataquescuintla. “El alcalde de Mataquescuintla sí nos autorizó. Nos dijo: ‘No se preocupen, muchachos, comiencen a trabajar del lado de Jalapa, aquí está la autorización’”, explicó Luis Montenegro. En varias fotos tomadas por don Moisés Quevedo se observan a vecinos trabajando juntos para construir el puente El Peregrino.
Con esta autorización, comenzaron la construcción del puente desde el lado de Jalapa. Sin embargo, al regresar a Palencia, se encontraron con nuevos obstáculos: ingenieros y arquitectos enviados por las autoridades locales complicaron aún más la situación y nunca se otorgó la autorización formal para la obra.
Don Amílcar Canté, quien formó parte del proceso, recuerda la oposición del alcalde de Palencia, Alberto Reyes: “El alcalde de Palencia estaba en contra de que se hiciera el proyecto. Incluso, no firmó el permiso para construir del lado de Palencia. Algunos compañeros peregrinos de allá tenían miedo a represalias, temían que pudieran morir a manos de esa autoridad, pero yo les decía: ‘No tengan miedo, Dios los va a defender, y si se mueren, no será por ladrones, sino por luchar por el desarrollo de nuestras comunidades’”.
A pesar de los obstáculos, el puente finalmente fue inaugurado el 19 de junio de 2021. Aunque ha resuelto los problemas inmediatos de acceso, aún se requieren reparaciones, especialmente en el lado de Palencia, que ha sido afectado por las lluvias recientes. El puente El Peregrino sigue siendo un símbolo de lucha, resistencia y unidad para las comunidades involucradas.
Las luchas por reactivar el proyecto carretero
La lucha por retomar los trabajos de pavimentación de la carretera Palencia-Sanyuyo sigue siendo una prioridad para miles de vecinos de las comunidades de Santa María Xalapán, Mataquescuintla y Palencia. Ante la falta de avances, los habitantes de la región están dispuestos a manifestar sus necesidades y posturas, si fuera necesario, para asegurar que el proyecto se retome.
Canté explica que, tras años de gestión y solicitudes sin respuestas, están considerando adoptar medidas de presión. “A través de una solicitud vamos a tener que presionar, movilizando a todos los habitantes de la montaña de Santa María Xalapán. Nosotros, como coliseños que pertenecemos a Mataquescuintla, nos uniremos con la gente de la montaña de Palencia, para hacer una presión fuerte y lograr que esto se resuelva de inmediato. Queremos que la voz de la gente de la montaña se escuche”, indica.
En 2022, durante su visita a Jalapa, el presidente Alejandro Giammattei prometió el asfalto de la carretera y el inicio de los trabajos en junio de ese mismo año, pero el proyecto nunca comenzó.
Por su parte, don Pedro Carías destaca la importancia de la pavimentación para la región. “Si salimos de aquí hacia Jalapa, por Sanarate, tardamos tres horas y media, casi cuatro. Pero, si tomamos la ruta de Mataquescuintla vía Palencia, el tiempo de viaje se reduce a hora y media. Esto significa un ahorro considerable, ya que la ruta nos conecta directamente con la ciudad”, comenta.

La necesidad de retomar el proyecto de pavimentación desde el lado de Jalapa es crucial para los vecinos de Sampaquisoy y Sanyuyo, quienes dependen de una ruta adecuada no solo para facilitar el comercio, sino también para mejorar el acceso a servicios básicos como salud y educación.
“Estamos estancados. El banano se pierde, hay un tipo de guineo llamado majunche, que no sé cómo le llaman en otros lugares, pero aquí es muy vendible. Sin embargo, a veces se deja de sembrar yuca o milpa porque se pierden, ya que no hay cómo transportarlos. La falta de transporte y caminos adecuados ha provocado que mucha gente se vea obligada a migrar hacia Estados Unidos”, lamenta Carias.
Sigma, S.A. y los procesos estancados
En 2010, Sigma, S.A. suspendió sus operaciones tanto en el territorio de Jalapa como en Palencia, tal como se señala en el acta de cierre número 7-2010.
Esta suspensión incluyó acusaciones contra los vecinos, quienes fueron señalados de retener de manera violenta la maquinaria de la empresa. Don Amílcar recuerda: “Sigma, S.A. se retiró sin previo aviso. Dejaron maquinaria y material abandonado a orillas de la calle. En Palencia, cerca de El Manzanote, también dejaron un gran volcán de arena y piedrín. Hasta aquí han llegado las bolas de lo que ocurrió en El Manzanote, cuando la comunidad se hundió, porque Sigma, S.A. dejó mal la carretera; no compactaron bien la tierra, y por eso ocurrió lo que ocurrió”.
Don Amílcar desmiente lo que consignó Sigma, S.A. en su informe de cierre sobre la retención violenta de maquinaria por parte de los vecinos: “No dejemos que sigan diciendo que los vecinos hicieron eso para evitar que ellos trabajaran. Esas son mentiras que han inventado para que la gente les crea a ellos y no a nosotros, los que realmente nos beneficiamos de los caminos. Nosotros nunca nos hemos opuesto. Como pueden ver, hemos estado organizándonos con los vecinos del lado de Palencia y del lado de Mataquescuintla para que el proyecto continúe. Sigma, S.A. no tuvo ningún problema con los comunitarios; fueron ellos quienes se retiraron”.
Este no es el único proyecto inconcluso que Sigma, S.A. dejó abandonado. Desde el gobierno de Álvaro Colom hasta el de Otto Pérez Molina, la empresa se benefició de contratos millonarios para la construcción de tramos carreteros, muchos de ellos en oriente del país. Uno de estos casos es el tramo de acceso al municipio de San Carlos Alzatate, Jalapa.
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Tres décadas sin carreteras dignas: la realidad de San Carlos Alzatate
Las grietas en aldea El Manzanote y otro proyecto carretero inconcluso
En septiembre de 2022, durante una noche, los vecinos del caserío Plantón, en la aldea El Manzanote, en la ruta que conecta el municipio de Palencia con Sanyuyo, notaron grietas en la carretera. Estas grietas se trasladaron posteriormente a las casas cercanas, destruyéndolas. Este incidente ocurrió en el área donde Sigma, S.A. dejó el último tramo de asfalto del proyecto carretero, que fue abandonado en 2010. También fue aquí donde Sigma, S.A. dejó el volcán de arena y piedrín al que se refiere don Amílcar.

Ante la negativa y los retrasos de las autoridades en dar una respuesta sobre lo sucedido y sus causas, los vecinos, entre ellos don Héctor Canté, dirigente comunitario que lideró el proceso, decidieron contratar a profesionales independientes para realizar un estudio sobre los daños.
Posteriormente, un análisis de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) coincidió con los hallazgos del estudio independiente. Se concluyó que el suelo no era apto para la construcción y que las infiltraciones, sumadas al peso de las casas y la carretera, terminaron por colapsar el terreno.
Hay que recordar que la construcción del proyecto carretero Palencia-Sansuyo se autorizó en el primer mandato del alcalde Alberto Reyes (2004-2008) y que la empresa Sigma, S.A. no advirtió los riesgos y luego suspendió los trabajos.
El 10 de octubre de 2022, el gobierno de Guatemala declaró el estado de calamidad pública en todo el país debido a los daños causados por la tormenta tropical Julia. Bajo este estado, el gobierno inició un proyecto de recuperación de la cinta asfáltica en el sector de la aldea El Manzanote.

El objetivo era retomar los trabajos hasta la aldea Sansur, en Palencia. Sin embargo, estos trabajos no formaban parte del proyecto original ni respondían a una gestión integral para reactivar por completo la obra.
Amílcar Canté señala: “Hasta donde tengo entendido, solo se iban a trabajar 6 kilómetros del lado de Palencia y 6 kilómetros del lado de Jalapa. Pero aquí no se vio ningún movimiento, ni siquiera una pala tirada en la calle que nos indicara que los trabajos de asfalto se habían retomado”.
El proyecto de restauración, que pretendía llegar hasta la aldea Sansur, también quedó inconcluso. Actualmente, los trabajos solo han llegado hasta la aldea Plan Grande, en el municipio de Palencia, como parte de un proyecto de recuperación y mitigación promovido por la Dirección de Mitigación de la Secretaría Ejecutiva de CONRED y la Dirección General de Caminos, según la constancia de causa y daño número 144-2022, ingresada el 28 de octubre de 2022.
El proyecto “Reposición de carretera ruta RD-GUA-17, tramo: Palencia, Guatemala-Sansur, Palencia, Guatemala” fue adjudicado a German Vinicio Fuentes Vásquez por un monto inicial de Q19,482,607.66, el cual fue modificado a Q23,379,129.19, según el contrato electrónico 1362658.
A pesar de que el proyecto quedó inconcluso en 2022, durante el gobierno de Giammattei se pagó un monto de Q14,998,360.79. Y aunque la obra sigue abandonada desde 2023, el gobierno de Bernardo Arévalo, en 2024, realizó un pago adicional de Q3,861,121.26, lo que eleva el monto total pagado hasta la fecha a Q18,859,482.26, sin que los trabajos se hayan reactivado ni culminado.
La constancia de causa y daño solicita la recuperación de la cinta asfáltica debido a los daños en la carpeta de rodadura y la estructura de pavimento en la carretera Ruta RD-GUA-17, en el tramo Palencia-Sansur, en el departamento de Guatemala.
En resumen, los trabajos actuales en la carretera hacia la parte alta de Palencia, que deberían llegar hasta la aldea Sansur, forman parte de una gestión relacionada con las emergencias del invierno de 2022. No responden a gestiones o campañas de funcionarios y la finalización del tramo carretero Palencia-Sanyuyo sigue siendo una deuda pendiente del Estado.
Directivos de Sigma, S.A. han sido vinculados en casos de corrupción y sobornos a funcionarios del Ministerio de Comunicaciones, en investigaciones presentadas por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP). La empresa fue señalada en el Caso Construcción y Corrupción por el pago de sobornos a Alejandro Sinibaldi y al Partido Patriota (PP) a cambio de la adjudicación de contratos con el Estado.
Estos casos han tenido repercusión a nivel nacional e internacional, evidenciando las redes de poder, corrupción, sobornos y lavado de dinero que han operado en las más altas esferas del Estado desde el gobierno de Álvaro Colom, involucrando a funcionarios y empresas constructoras.
Diputados de Semilla sin atender demandas de vecinos
En 2024, varios agricultores y vecinos de Palencia buscaron acercamientos con el diputado oficialista del Movimiento Semilla, Luis Cáceres, originario del cantón Agua Tibia, en Palencia. El objetivo era coordinar gestiones para la reactivación del proyecto carretero Palencia-Sanyuyo. Sin embargo, tras más de un año, el diputado se ha negado a sostener reuniones con las comunidades organizadas, a pesar de que muchas de ellas apoyaron las movilizaciones de 2023 en defensa de la democracia.
Por otra parte, la bancada oficialista no ha llevado a cabo procesos de fiscalización de obra pública en Palencia. Algunos vecinos sospechan que esto podría estar relacionado con la cercanía familiar entre la diputada Andrea Reyes y el alcalde Guadalupe Alberto Reyes Aguilar.

En contraste, vecinos de Sampaquisoy, en Mataquescuintla, Jalapa, han logrado establecer diálogos con diputados del departamento de Jalapa para gestionar la reactivación del proyecto. No obstante, aunque estos legisladores han mostrado disposición para el diálogo, no ha habido un seguimiento efectivo a la gestión.
El pasado 23 de enero de 2025, el presidente Bernardo Arévalo visitó a los agricultores de la aldea Plan Grande, en Palencia, para la grabación de un video promocional del programa “Crédito Tob’anik”, un mecanismo de financiamiento dirigido a pequeños y medianos productores agrícolas que ofrece préstamos a bajo costo.
Aunque este programa fue diseñado para apoyar las actividades productivas del sector agrícola, varios agricultores de las montañas de Sampaquisoy y Palencia manifestaron que una medida realmente beneficiosa sería la reactivación del proyecto carretero.
Señalaron que, si bien el crédito les permitiría acceder a fondos para mejorar sus cosechas, en las actuales condiciones de la carretera el beneficio sería limitado, ya que el mal estado de la vía dificultaría la comercialización de sus productos, generando más pérdidas en lugar de impulsar su actividad agrícola.
Al cierre de este reportaje, los vecinos de las montañas de Palencia, en el departamento de Guatemala, así como de Sampaquisoy y Santa María Xalapán, en Jalapa, continúan organizándose para presentar nuevas solicitudes al gobierno de turno con el fin de lograr la reactivación del proyecto carretero, poniendo fin a décadas de espera y demandas.
