Su nombre comenzó a sonar dos días antes de la Navidad de 2024, cuando en redes sociales se le acusaba de prender fuego a una mujer en un vagón del metro de Nueva York. La víctima no sobrevivió y ahora Sebastián Zapeta Calel, migrante guatemalteco, enfrenta un proceso penal que ha golpeado a su familia.
Por Prensa Comunitaria
La migración de la población guatemalteca a Estados Unidos se ha incrementado en los últimos años, el país no ofrece las condiciones de vida digna para muchos. El desempleo y el alto costo de la vida se convierten en las principales razones para buscar una oportunidad en otro destino que muchas veces tampoco es favorable para vivir.
Sebastián Zapeta Calel, de 33 años, de origen maya K’iche’, decidió un día probar suerte y viajar a Estados Unidos. Lo que no estaba en sus planes era enfrentar un proceso judicial por la muerte de una mujer que murió calcinada en el metro de Nueva York.
Una noticia desde Nueva York
El rostro del migrante apareció en aquel video que se viralizó en internet. Las fotografías expusieron a un hombre supuestamente responsable de prender fuego a una mujer en el metro de Nueva York. La esposa de Sebastián Zapeta Calel lo reconoció, pero no podía creer que fuera el autor del hecho del que se le acusa.
La madre de los hijos de Sebastián Zapeta prefiere guardar el anonimato por seguridad. En esta ocasión aceptó compartir con Prensa Comunitaria, vía mensajería digital, algunos detalles de su pareja, a quien considera “un buen padre”.
Zapeta Calel es originario de la aldea Chupol, en el municipio de Chichicastenango, Quiché, un lugar ubicado aproximadamente a 113 kilómetros de la capital guatemalteca. En su infancia fue abandonado por su mamá. Después de esto fue víctima de maltrato de parte de su padre y la nueva pareja. Entonces la abuela paterna lo acogió para darle un hogar.
Sebastián fue un niño con carencias económicas en uno de los departamentos más pobres de Guatemala. Según los más recientes mapas de pobreza presentados por la Secretaría General de Planificación y Programación de la Presidencia (SEGEPLAN), Quiché es el segundo departamento con mayor incidencia de pobreza, al reportar un 86.4 %, solo superado por Alta Verapaz, con 90.3 %. Esas condiciones lo hicieron migrar a la ciudad de Guatemala y trabajar como lustrador de zapatos para ayudar a su abuela. Años más tarde, en su vida adulta, se convirtió en un piloto de autobús; en una de las comunidades por donde transitaba conoció a su esposa.
“En esa comunidad, laboró como carpintero durante mucho tiempo. En ese trabajo lo conocí. De ahí decidimos unir nuestras vidas y tuvimos a nuestra primera hija, luego el segundo y el tercer varón”, recuerda.
Sin embargo, al año de haber nacido el tercer niño, la vida se volvió más difícil. Lo que ganaba como carpintero ya no era suficiente. Constantemente le decía a su esposa que quería irse a los Estados Unidos para darles una mejor vida, construir una casa y que los niños pudieran estudiar. “Ese es el sueño de él, como siempre quiso estudiar y no pudo”, narra la esposa.
La pareja convencida del viaje decidió conseguir el dinero para iniciar el viaje. En su primer intento fue deportado. El coyote le decía a su esposa que estaba por llegar, pero el mismo día que se lo aseguraba, Sebastián tocaba a la puerta, con un pastel entre las manos.
Al retornar a la ciudad de Guatemala, sin un centavo en los bolsillos, se ofreció a lavarle el microbús a un piloto y trabajar con él para reunir el dinero para el pasaje que lo regresaría a su comunidad. Lo logró, con el dinero que le quedaba, compró aquel pastel.
“Me dijo que no pasó y que lo volvería a intentar”, relata su pareja. Lo hizo ese mismo año. Aunque ella no recuerda la fecha, publicaciones de la prensa internacional señalan que, según las autoridades federales de inmigración, Zapeta fue deportado en 2018. Ese año 51,376 guatemaltecos fueron retornados desde Estados Unidos, según datos del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).
La remesa que siempre llegó
Según la Encuesta sobre migración internacional de personas guatemaltecas y remesas 2022, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el 85.35% de las personas que migraron internacionalmente lo hicieron por cuestiones económicas en búsqueda de trabajo o mejorar sus ingresos, mientras que el 1.52% para enviar remesas y el 2.77% para adquirir una vivienda.
Estos datos coinciden con el sueño de Zapeta, quien como miles de guatemaltecos que migran a Estados Unidos, lo hizo con la esperanza de mejorar sus condiciones económicas y la de su familia. Con el crimen del que se le acusa, el deseo se truncó.
Al llegaral país norteamericano, se radicó en Nueva York donde vivió un tiempo con una sobrina de su esposa y otras personas. Ganaba bien, pero buena parte de esos recursos que enviaba iban para pagar la deuda del viaje.
Cuando llegaba la Navidad, él mandaba una caja grande con vestidos para la nena, artículos para su esposa y juguetes para los niños. “Era lo que él hacía en las navidades y Año Nuevo, y en las fiestas que hay por aquí en nuestra comunidad, él nos daba un gasto extra”, recuerda con nostalgia.
Incluso durante la pandemia, se mantuvo constante, aunque sólo lograba mandar dinero para comer. “Nosotros no hicimos casa, porque no había cómo, no era suficiente dinero lo que lograba mandar”, cuenta la esposa. En 2022 comenzó otra vez a enviar dinero como cuando acaba de llegar.
Sin embargo, las remesas disminuyeron cuando Sebastián dejó de vivir en la residencia de la sobrina, ya que llegaron más personas y no cabía. Por lo que decidió irse con otros amigos. “Fue ahí como que vi que (los ingresos) bajaron un poquito”, agrega su pareja.
A Sebastián, después le contaron sobre un albergue donde él podría estar, sin pagar apartamento y decidió irse moverse para ese lugar. Desde entonces el dinero para los gastos de sus hijos no dejaron de llegar.
El crimen por el que guarda prisión
El 22 de diciembre el video e imágenes de una mujer quemándose viva en un vagón del metro en Coney Island, Brooklyn, conmocionó a los usuarios de redes sociales. Nueve días después la policía identificó a la víctima como Debrina Kawam, de 57 años, originaria de Nueva Jersey, quién quedó irreconocible al ser consumida por las llamas.
Horas después del incidente, las autoridades reportaron la captura del migrante guatemalteco indocumentado, a quien señalaban de haberle prendido fuego a la ropa de la mujer mientras dormía, e incluso de avivar las llamas con una camisa, y de sentarse a ver cómo las llamas la consumían.
En redes sociales, algunos lo acusaban. Otros lo defendían, afirmaban que él solo trataba de apagar las llamas; mientras otros criticaron las acciones policiales, que no se movilizaron con rapidez para apagar las llamas.
En un comunicado del 7 de enero, el fiscal de distrito de Brooklyn, Eric González, anunció que Zapeta, un hombre sin hogar fue procesado por un delito en el que se le imputan cargos de asesinato en primer grado y cargos relacionados por presuntamente prender fuego a Kawam.
Para González “resulta difícil imaginar qué podría llevar a alguien a cometer el asesinato atroz y horrendo del que se acusa” a Zapeta. Asegura que su oficina obtuvo rápidamente una acusación formal y están decididos a imponer el castigo más severo por este acto atroz e inhumano. “La señora Kawam y sus seres queridos merecen una medida de justicia y los neoyorquinos merecen sentirse seguros en el metro”, refiere.
Zapeta, quien residía en un refugio de East New York, fue detenido sin derecho a fianza y se le ordenó regresar a la corte el 12 de marzo de 2025. Se enfrenta a una pena máxima de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Una publicación de CNN destacó que, según documentos judiciales, Zapeta les dijo a los investigadores que no recordaba el ataque. Sin embargo, los investigadores reprodujeron un video de vigilancia que supuestamente lo captó encendiendo las llamas, y él exclamó: “Oh, maldita sea, ese soy yo”. “Lo siento mucho. No fue mi intención. Pero realmente no sé. No sé qué pasó, pero lo siento mucho por esa mujer”.
“Para mí no era él…”
Una semana antes del suceso, Zapeta le había mandado dinero a su esposa. “Me dijo: Ve a comprarle los juguetes que quieren mis hijos. Quiero que los vistas bien, quiero que disfruten la Navidad y quiero que estén felices en la Navidad y hagan tamales”, relata. Ella cumplió con lo que le pidió.
La pareja de Sebastián recuerda que ese 22 de diciembre, ella pasó tranquila el día en casa hasta que por la noche le dijeron que en Facebook aparecía un hombre al que acusaban de quemar a una mujer en Nueva York y que se parecía a su esposo.
“Para mí no era él… en ese mismo rato apareció otra foto donde ya lo tenían agarrado… Fue terrible, se me fue el mundo encima. Dejé de sentir, no entendía qué pasaba. Esa misma noche me dio un ataque de ansiedad”, se lamenta.
Los siguientes días no han sido fáciles para la familia al no saber qué estaba pasando con él. “Las cárceles de aquí de Guatemala, usted sabe cómo son, yo me imaginé que podría ser igual… nadie me daba información… Pasaron 15 días hasta que un abogado me habló y las pocas palabras que dijo en español fue que él estaba llevando el caso”, asegura.
La esposa del guatemalteco se enteró por las noticias que él fue a dar su primera declaración. Para ella, ha sido duro verlas, porque son “muy crueles”, al referirse a los comentarios que escucha.
“Pero tenía que verlas y mis hijos lastimosamente se tuvieron que enterar. Yo no quería, pero era tanto lo que salía en las redes sociales que mis hijos llegaron a ver”. Eso les afectó. Ellos preguntaban: “¿Mi papá tiene cama?, ¿A mi papá lo están atendiendo en la cárcel?, ¿a mi papá le están dando de comer?, ellos están muy preocupados”, dijo.
Del consulado guatemalteco le hablaron hace poco. Le informaron que van a apoyar a su esposo. Aseguró que es la única información que tiene. “Lo que yo no sé es qué tipo de apoyo”, habla con incertidumbre. Sus familiares en Estados Unidos han intentado ingresar a la cárcel, pero no han podido.
Según la Dirección de Asuntos Consulares y Migratorios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala (MINEX), toda la asistencia se le ha dado directamente desde el Consulado General de Guatemala en Nueva York, que después de varios intentos de hablar con el abogado de Zapeta, desde finales de diciembre, en días recientes tuvo la oportunidad de conversar con el defensor y con el guatemalteco.
“El connacional ha manifestado que se encuentra bien, recibe buen trato y le cubren todas sus necesidades básicas. Asimismo, también por mediación del consulado, se ha logrado que converse por teléfono con su esposa y su hijo”, se indicó. Según el MINEX, se sigue dando seguimiento al caso y asistiendo a Zapeta.
Un incidente aislado en un momento de crisis
Debido a que este hecho ocurrió semanas previas a la toma de posesión del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha incrementado su discurso sobre los inmigrantes señalándolos de criminales, el caso de Zapeta se utilizó en redes sociales para criminalizar.
Desde el MINEX consideran que el caso no podría tener repercusiones para la población migrante en Estados Unidos ya que es un caso aislado.
Para Edgar Herrarte, activista y miembro de Migrantes por Guatemala, este caso es un hecho lamentable, del cual en redes sociales se ha generado desinformación. Por ejemplo, alguien de la comunidad mexicana hizo un video de TikTok diciendo que por ese guatemalteco “nos van a perseguir”, o que “vamos a tener problemas”. Sin embargo, hasta ahora no hay ningún reporte en Nueva York de rechazo o represalia contra la comunidad.
Otro ejemplo, es un video que Zapeta subió en noviembre de 2024 donde probablemente se encontraba ebrio o drogado en el tren. “Ese mismo video se utilizó para decir que era del día que supuestamente cometió el crimen”, pero no.
Algunos usuarios han cuestionado que este hecho pudo ser manipulado para incrementar la retórica de que los “migrantes son delincuentes”.
Para Herrarte el hecho ocurre en un momento complicado, cuando la retórica del presidente Donald Trump es incentivar el odio hacia las personas migrantes. “El problema no es tanto como Donald Trump puede actuar, sino como Donald Trump empoderó a muchos americanos que están en contra de los migrantes… eso es peligroso”, advierte.
El activista migrante guatemalteco, Juan Carlos Pocasangre, añade que muchas personas decían que esto era una desgracia o tristeza, porque ahora se sentían como en la mira de estos casos. Esto ha ocurrido con migrantes de otras nacionalidades como venezolanos. Sin embargo, Pocasangre dice que tampoco ha visto rechazo o discriminación hacia los guatemaltecos por lo ocurrido.
Incluso un grupo de abogados en los Estados Unidos, donde hay un profesional guatemalteco, se propusieron como testigos, para velar porque al migrante detenido se le respeten sus derechos humanos y el debido proceso.
El temor de los migrantes
Desde su primer día en la Casa Blanca, Trump comenzó a emitir medidas ejecutivas contra los migrantes. En Guatemala, ese día la vicepresidenta Karin Herrera, junto al director del Instituto Guatemalteco de Migración, Danilo Rivera, recibieron al primer vuelo de la semana con 116 guatemaltecos retornados de Alexandria, Luisiana.
Según el IGM, hasta el 27 de enero de 2025 han retornado 3,488 guatemaltecos, de estos 3,067 arribaron en 28 vuelos de Estados Unidos. Durante 2024, se registró un total de 76 mil 768 retornados, de ellos 61 mil 680 provenían de Estados Unidos. Todo apunta a que este año se superará esa cifra.
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El activista Herrarte señalaba que la preocupación de la población migrante es grande, ya que la línea de Trump es infundir miedo con las deportaciones. Ante esto, es importante empoderar a los connacionales con información sobre los derechos que tienen como migrantes, independiente de su estatus legal.
Entre las recomendaciones que da es no abrir las puertas a cualquier persona o a migración, inclusive si lleva una orden del juez, deben pedirles que sea trasladada por debajo de la puerta, ya que si abren es como que den su consentimiento para revisar la casa, así como recordar que tienen derecho a permanecer callados.
Según Herrarte, se ha dicho que solo los criminales deben de preocuparse, pero es probable que mientras se localizan a personas con delitos, se van a dar redadas donde se vayan indocumentados sin delitos.
Una recomendación de Pocasangre es que los connacionales eviten cualquier conflicto con las autoridades, por pequeño que sea, los van a enviar a la cárcel y luego los deportarán. Entre esos delitos podrían estar tener la música alta después de las 10 de la noche, ingerir bebidas alcohólicas en lugares prohibidos, manejar sin licencia de conducir o bajo efectos de alcohol.
La incertidumbre que vive la familia de Sebastián
Su esposa reconoce que él era muy cariñoso con los niños, no les llegó a pegar, ni les gritaba. “Era un buen padre. Si a los niños se les preguntaran, ellos van a decir que su papá es lo mejor que ellos han tenido, porque estuvo presente mientras pudo en Guatemala y estando allá también, les mandaba cositas, los llamaban y los aconsejaba”, comparte la madre.
Para la compañera de Sebastián la vida ha cambiado. Mantiene la esperanza de que se logre determinar que es inocente. Por ahora, la dinámica familiar tomó un camino cuesta arriba, ya que no recibirá la remesa en dólares y ella debe esperar a recuperarse de una cortada profunda que se hizo en una mano, mientras cortaba leña.
“Entiendo que les es muy difícil a los demás poder tener empatía en estos casos”, afirma, mientras que considera importante que se esclarezca el hecho y confían en que se respeten sus derechos. Guarda la esperanza de que se demuestre que es inocente.