Cada 23 de diciembre, don Miguelito y su familia reciben la última posada de la parroquia de Santa Rosa de Lima, un evento que se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad. Vecinos, amistades y familiares llegan con chinchines, panderetas, tortugas y el tun para dar melodía a los cánticos tradicionales.
Por Fátima García
Son las siete y media de la noche del lunes 23 de diciembre, en el municipio de Santa Rosa de Lima, un pequeño pueblecito del oriente del país, situado en el territorio Xinka de Santa Rosa. Niñas, niños y vecinos comienzan a entrar por una puertecita que da frente al parque. Se escuchan los sonidos de los chinchines y las tortugas; es el último día de posada, y todos empiezan a acomodarse en ese pequeño cuarto de pisos de un color rojo desgastado.
De repente, aparece, con paso lento, don Miguelito. Mira a todos y los saluda. En el pueblo es conocido por su trayectoria como marimbista, pero también porque, desde hace más de 75 años, su casa, cercana al parque central de Santa Rosa de Lima, es el lugar donde cada fin de año se realiza uno de los nacimientos más grandes del pueblo. Y es allí donde se celebra el último día de posada.
Conoce más detalles acá:
Don Miguelito Muñoz, músico y marimbista histórico de Santa Rosa
Cuando termina el rezo de la posada, es común que los niños, niñas y vecinos se pongan a curiosear en el nacimiento. Con casi cuatro metros de largo por dos de ancho, don Miguelito cuida cada detalle para que vecinos y visitantes de municipios aledaños, como Nueva Santa Rosa, Casillas e incluso la ciudad de Guatemala, que llegan para admirar esta obra que mezcla tradición y creatividad, puedan apreciar cada elemento.
Preparativos llenos de dedicación
Los preparativos para elaborar el nacimiento comienzan el 15 de diciembre, cuando don Miguelito viaja a la ciudad de Guatemala para comprar nylons navideños y nuevas figuritas para su colección, como pastorcillos y animalitos. El resto de los elementos, como el pino, las manzanillas, las hojas de pacaya y el aserrín, los consigue con vecinos o en el mercado del pueblo vecino, en Nueva Santa Rosa. Este esfuerzo que don Miguelito realiza a sus 87 años tiene como objetivo que todo esté listo antes del 23 de diciembre, fecha en la que él y su esposa, doña María Audón, junto con su familia, reciben la última posada de la parroquia de Santa Rosa de Lima.
Con alrededor de 75 años de elaborar nacimientos, don Miguelito recuerda sus inicios con emoción. “Yo puro patojo hacía el nacimiento; desde los 12 años empecé a realizarlo”, comenta.
En sus primeros años, don Miguelito elaboraba sus propias figuras utilizando materiales como tusa y barro. “Los iba a quemar a las tejerías y los pintaba con cal. Así comencé mi nacimiento”, explica. Con el tiempo, su mamá, María Luz Muñoz (QEPD), comenzó a comprarle figuritas y ranchitos para enriquecer la creatividad de su nacimiento.
Entre las reliquias del nacimiento destaca el niño Dios, una figura de madera que don Miguelito adquirió en 1949 por Q5.00, gracias a una maestra llamada Elodia Barrios, quien se lo vendió para que pudiera incorporarlo en su nacimiento. “Ese niño es una reliquia, por eso lo cuido”, dice don Miguelito, recordando que la maestra Elodia también lo había resguardado en su casa por un tiempo. Al notar la devoción de don Miguelito, decidió vendérselo, permitiéndole tener la imagen principal en su nacimiento.
Las figuras de San José y María también poseen una historia especial. Don Miguelito las adquirió en la misma época que el niño Dios. Estas fueron elaboradas por un artesano local cuyo nombre no recuerda. Cada año, don Miguelito se asegura de renovar su vestuario, reflejando el cuidado y dedicación que pone en preservar esta tradición.
El último día de posada en Santa Rosa de Lima
Cada 23 de diciembre, don Miguelito y su familia reciben la última posada de la parroquia de Santa Rosa de Lima, un evento que se ha convertido en un punto de encuentro para la comunidad. Vecinos, amistades y familiares llegan con chinchines, panderetas, tortugas y el tun, para dar melodía a los cánticos tradicionales.
Doña María, esposa de don Miguelito, comparte: “Siempre los recibimos con un tamal y un vaso de ponche, ya que es tradición recibir la última posada. Se siente bonito tener a toda la familia reunida y a las personas de la comunidad”. Durante la posada, los asistentes rezan parte del Santo Rosario, la novena dedicada al niño Dios, San José y María, y entonan villancicos.
A sus 86 años, doña María es quien se encarga de preparar los tamales y el ponche para la posada. Durante muchos años se dedicó a vender tamales en el pueblo. Los sábados, a partir de las 4 de la tarde, colocaba una bandera verde afuera de su casa como señal de que los tamales estaban listos. Sin embargo, debido a su edad y estado de salud, ya no elabora tamales para la venta. No obstante, ha transmitido su sazón y conocimiento a sus hijas, quienes continúan con esta tradición familiar.
“Ya se extrañaba el sazón de doña María; están ricos los tamales”, comenta una vecina durante la posada, mientras disfruta de un tamal acompañado de un vaso de ponche.
El nacimiento de don Miguelito y doña María no solo es una expresión de fe, sino también un legado cultural y familiar. Su dedicación ha inspirado a su comunidad y ha creado un espacio de encuentro que mantiene vivas las tradiciones y refuerza los lazos entre los habitantes de Santa Rosa de Lima.