Las amenazas del presidente electo Donald Trump comienzan a generar temores en la población migrante radicada en Estados Unidos. Sin embargo, analistas consideran que si bien ha tenido una retórica amenazante solo cumplirá a medias sus promesas de campaña.
Por otro lado, las estadísticas muestran que en el último año de gobierno demócrata de Barack Obama hubo más deportaciones de personas guatemaltecas en comparación al primer año de la Presidencia de Trump.
Por Regina Pérez
El cambio de gobierno en Estados Unidos, el próximo 20 de enero, trae algunos temores en la población migrante debido a las promesas de campaña del presidente electo, Donald Trump. Analistas consideran que Trump solo cumplirá sus promesas a medias, mientras en Guatemala el gobierno se prepara para una eventual oleada de deportaciones.
Cada año, miles de migrantes intentan cruzar la frontera sur de Estados Unidos. Solo en el año fiscal 2024 al menos 204,252 personas guatemaltecas intentaron llegar a ese país, según estadísticas de la Patrulla Fronteriza.
En tanto, en el último año del gobierno demócrata de Joe Biden, Estados Unidos deportó a 57, 479 personas guatemaltecas, según los datos del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).
Biden asumió la Presidencia de Estados Unidos en 2020, en medio de la pandemia de COVID-19. Ese año, fueron retornadas a Guatemala desde ese país 21,079 personas, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), lo que significó una baja en comparación al año 2019, cuando 54 mil 599 migrantes de Guatemala fueron deportados de ese país.
Estas cifras distan mucho de lo que ocurrió en 2017, en el primer año de gobierno de Donald Trump, cuando se registraron 32,833 deportaciones, en comparación a las 35,465 deportaciones registradas en el último año del segundo gobierno de Barack Obama, una caída del 7.4 %.
¿Deportaciones masivas con Trump?
La llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos ha generado temor en la población migrante, donde el gobierno de Guatemala estima que radican 1,134,095 personas guatemaltecas, sin embargo, los analistas consideran que las deportaciones solo serán a medias y no masivas como prometió.
“Lo masivo va a ser relativo, son 11 millones de personas indocumentadas, no creo que se tenga la capacidad para deportar a todas”, señala Úrsula Roldán, directora del Instituto de Investigación en Ciencias Socio Humanistas de la Universidad Rafael Landívar (URL).
“Lo que va a ocurrir es lo que ya pasó con el gobierno anterior de Donald Trump, que lo que hace son redadas dentro de Estados Unidos, una mayor amenaza de detención y deportación en algunos estados, lo que genera es más miedo y más libertad para los agentes en el estado de poder deportar y un endurecimiento de las políticas de contención en las fronteras”, afirma.
Es por ello que cree que Trump sí cumplirá su promesa, pero no la totalidad de lo que prometió, lo cual también dependerá de las negociaciones que se hagan con los Estados y empleadores, ya que gran parte de la fuerza de trabajo latina mantiene los servicios. “Es una amenaza que tristemente genera temor, la va a cumplir, pero no sabemos en qué magnitud”.
Juan José Hurtado, director de la Asociación Pop Noj, señala que lo que cambia con el gobierno entrante es que ya tiene experiencia y conoce los mecanismos para echar adelante su plan. “El gobierno entrante tiene una fortaleza en cuanto a que ya conoce la burocracia, mecanismos y funcionamiento de todo el aparato estatal, en contra de la gente y tiene menos contrapesos que en el pasado porque tienen mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes”, afirma.
Hurtado tampoco cree que el gobierno de Trump pueda implementar la deportación en la magnitud que han anunciado porque requiere de una logística que no es fácil, que implica centros de detención, vuelos aéreos y los gobiernos que reciben no tienen la capacidad de atender a esta población. Y aunque no sea en la magnitud que han anunciado sí es previsible un incremento.
En tanto, Aldo Waykan, comisionado y asesor presidencial en migración, refiere que está coordinando con varios líderes migrantes sobre este tema y están analizando que las sedes consulares sirvan para distribuir material informativo sobre los derechos de esta población, qué hacer en caso de ser deportados o tienen a sus hijos en Estados Unidos, incluso distribuyendo material en idiomas mayas.
Departamentos con más deportaciones
Si bien no se sabe con exactitud cuantas personas migran anualmente, Hurtado indica que una manera de medir la migración son las deportaciones, esto porque cuando llegan al lugar de destino no hay una entidad que registre a esos migrantes porque son irregulares.
“La referencia que uno puede tener son las deportaciones y sí son un indicador de los departamentos de donde más salen”.
Según las estadísticas de deportaciones del IGM, los departamentos que lideraron los retornos de personas guatemaltecas en 2024 son Huehuetenango (6,464), San Marcos (5,395), Guatemala (5,100) y Quiché (4,242).
Quetzaltenango y Alta Verapaz también figuran con altos niveles 3721 y 3231 casos, respectivamente.
Una de las características de estos departamentos es el alto número de población maya que tienen, con excepción de Guatemala. En Huehuetenango, el 65 % de su población es maya, de un total de 1,170, 669, habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
San Marcos cuenta con una población de 1,032,277 y cuenta con una población maya de 31 %. Quiché cuenta con 949,261 habitantes y su población es mayoritariamente maya, con el 89 %.
En tanto el departamento de Guatemala cuenta con una población total de 3,015081, de las cuales solo el 13 por ciento es maya y el 85 % pertenece al grupo ladino o mestizo.
En el caso de las altas cifras de deportaciones en el departamento de Guatemala, los analistas indican que podría deberse a su densidad poblacional.
Hurtado señala que tanto los gobiernos de los demócratas y republicanos no varían mucho. “La política exterior de los Estados Unidos no sufren grandes cambios en cada gobierno, hubo más deportaciones con Obama que con Trump, sin embargo, no es solo retórica, sino que tiene que responder a los ofrecimientos de campaña”, asegura.
El director de la Asociación Pop Noj señala que hay una doble moral porque no quieren a los migrantes, pero los necesitan. “En Estados Unidos llegan a hacer los trabajos que los americanos no quieren hacer”, indica.
Departamentos con deportaciones también tienen más pobreza
Las deportaciones se dan en departamentos con mayores índices de pobreza. Según los más recientes mapas de pobreza presentados por la Secretaría General de Planificación y Programación de la Presidencia (SEGEPLAN), Huehuetenango, el departamento con más migraciones, tiene un porcentaje de pobreza del 81.27.
Los departamentos de San Marcos y Quiché tienen una incidencia de pobreza de 53.75 % y 86.40 % respectivamente.
Hurtado señala que hay una continuidad histórica que no es casual ya que son los departamentos que presentan altos niveles de pobreza y pobreza extrema.
Uno de los que no aparece como uno de mayores expulsores de migrantes, pero que se sabe que está expulsando a mucha gente es Alta Verapaz. El experto considera que esta migración obedece a que se establecen redes para la migración en la cual quien se va primero jala al que viene. “Anteriormente en el área Q’eqchi’ eso no estaba tan establecido”, indica.
Recuerda que en otra región donde antes tenían presencia en Petén solo había una aldea donde sí salía gente hacia el norte. “Ahora de todas las comunidades está saliendo gente”, afirma.
En tanto, en el área Ch’orti’ (que se localiza en partes de Chiquimula y Zacapa) la gente es tan pobre que no llegan a reunir el dinero para pagar el coyote. “La migración del área Ch’orti’ tradicionalmente ha sido una migración laboral hacia Honduras para el corte de café”, indica Hurtado.
En el caso de Huehuetenango y San Marcos, históricamente la migración era temporal hacia Soconusco, Chiapas, México.
Hurtado, cuya organización trabaja con un enfoque hacia los pueblos indígenas, manifiesta que si ven los departamentos de mayor migración son los que tienen población indígena “y eso está vinculado a la estructura racista, histórica, estructural que se estableció, el despojo de los pueblos originarios de sus tierras, que fueron orillados a las tierras menos aptas para la agricultura y están en una situación de minifundio y en condiciones de mayor pobreza”.
Lo único que ha cambiado es la modalidad de la migración que en vez de ser una migración temporal es una migración por tiempo indefinido. Y en el caso de los trabajadores antes era una migración registrada, había permiso para ir a las fincas de la costa, ahora lo tienen que hacer de manera irregular y por tiempo indefinido.
Sin embargo, cada vez es más difícil irse a trabajar a México por situaciones de seguridad. Y si se van hacia Estados Unidos, se quedan y ya no regresan.
Desafíos en la recepción de migrantes
Al volver a Guatemala la población migrante encontrará las mismas condiciones en que salieron. Úrsula Roldán indica no se han superado las condiciones de pobreza y expulsiones “hay una intencionalidad de generar mejores políticas, pero todavía no se ve ningún resultado concreto”.
Según la académica, el gobierno de Bernardo Arévalo se está preparando en programas de recepción, documentación y atención en algunas oficinas de los territorios. “Pero lo más urgente es ver qué tipo de empleo, de inversiones se genera en los territorios”, pregunta.
También señala que habría que ver con algunos departamentos que van a recibir migrantes si se van a mejorar sus políticas. “Una política importante sería INTECAP para certificar a las personas que vienen y ver capacitaciones y posibilidades de vincularlos al mercado de trabajo, servicios y construcción, a través de programas en los territorios”, dice.
Entre presupuesto, INTECAP, iniciativas del Ministerio de Economía, algunas posibilidades de inversión a través de Banrural o de cooperativas, para apoyar a la implementación de negocios con las personas que serán deportadas, yo por ahí veo que es necesario que se empiece a preparar el gobierno, anota.
Aldo Waykan, de origen maya Q’anjob’al, indica que el fenómeno migratorio exige más planeación e implementación de políticas públicas para que haya más alternativas para la niñez y juventud, que es la que está emigrando. “Hay que crear más programas, mercado laboral, mejores condiciones económicas”, refiere.
Según el asesor, algunas de las alternativas para quienes son deportados pueden ser la recertificación laboral de las personas que tienen habilidades aprendidas allá. “Pero se necesita más articulación para atenderlas”, reconoce.
Desde el espacio donde él se desempeña como asesor presidencial refirió que ha tenido reuniones con representantes de las instituciones para hablar sobre el tema de las deportaciones y hacer recomendaciones, particularmente con el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINEX).
Los migrantes, “motor” de la economía, pero desatendidos
Uno de los temas más importantes para la población migrante en Estados Unidos son los servicios consulares. A menudo se repite que los migrantes son el motor de la economía en Guatemala. El envío de remesas ha coadyuvado al crecimiento de la economía guatemalteca en 2024 con un crecimiento del 3.5, según el Banco de Guatemala (Banguat).
Solo en 2024 y hasta noviembre, los migrantes han enviado US$19,569 millones en concepto de remesas y se prevé que esta cifra llegue a US$ 21 mil 685 millones al finalizar el año. Lo enviado equivale casi al 20 % del Producto Interno Brito (PIB) de acuerdo con el Banguat.
Las remesas superan las exportaciones, que a octubre de 2024 llegó a US$12,200.4. según las cifras oficiales.
Sin embargo, pese a esa contribución, sus necesidades consulares están desatendidas.
Waykan reconoce que el servicio consular es uno de los temas cruciales para los guatemaltecos en el extranjero y reconoce que hay deficiencias en la atención a los connacionales, aunque aclara que no es por la incapacidad de la administración actual a la que representa, sino que es un rezago de más de 10 años.
La necesidad más importante es su identificación, ya sea con el Documento Personal de Identificación (DPI), matrícula consular o pasaporte. A eso se le suman los problemas de citas, ya que no existe la capacidad de atender a la población guatemalteca en el extranjero.
Según Waykan, el próximo año se piensan abrir nuevos consulados en Estados Unidos y contratar a más empleados, mejorar el Departamento de Informática para una mejor coordinación en la eficacia en la extensión de documentos y una mejor coordinación entre el IGM, MINEX, el Registro Nacional de Personas (RENAP) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Roldán por su parte opina que una de las soluciones es ampliar los consulados móviles debido a que Estados Unidos es un país muy grande y ampliar y mejorar el proceso de documentación y tener vínculos con organismos no gubernamentales “porque van a apoyar seguramente en muchos procesos legales”.