Por Jesús Hernández
Hoy en el calendario maya reflexionamos sobre el día E. Se nos recuerda o hace memoria de la importancia del caminar. En el idioma k’iche’ camino se escribe B’e que en significado en la espiritualidad maya se orienta como:
Vida fértil, ternura, serenidad, consejo, lucha por la palabra transparente. En el vientre de la madre tierra hay enfermedad. No rinde nuestra comida y bebida. Si, tenemos comida y bebida, pero no en abundancia. Si no cuidamos ni engrandecemos el espíritu de nuestra comida y bebida se pierde su esencia, no somos macizos, somos frágiles frente a las enfermedades, sufrimientos y problemas. Este querido Ajaw E, da el bien para todos si sabemos comprender la vida que llevamos dentro de nosotros, si sabemos limpiar nuestro corazón, nuestras relaciones con los demás y tener útil existencia delante de Dios Madre-Padre, si sabemos apreciar, cuidar, alimentar y defender a nuestra Querida Madre Tierra.
Revelación de la vida de nuestra Querida Madre Tierra, Huellas de las personas que con su testimonio de vida guiaron el camino de su pueblo, recordar la memoria histórica y martirial. Día de la justicia cabal, la que mira todos por igual. Día de continuar e iniciar el camino, el peregrinar humano. Aliento de nuestra comida y de nuestra sagrada agua. Día del corazón misericordioso para construir el amor mutuo en la familia. (Castillo, V. 2024, p. 42)
Los elementos que contiene este día convocan a pensar en el compromiso que se tiene en el proyecto político de los pueblos originarios: la defensa del territorio y la lucha por lograr una justicia “cabal”, como menciona Vico en la referencia citada. Este es el principal compromiso que tienen los pueblos maya, garífuna, xinka y mestizo para invitar a caminar, a seguir luchando juntos por alcanzar la equidad y la justicia social.
En este sentido, pensar en un Estado plurinacional se convierte en la ruta o el camino que tienen por delante los pueblos. Se empieza hacer a través del modelo económico, democrático, cultural y de justicia que reflexiona con los jóvenes de esta gran nación. Solo así se puede comprender la importancia de construir juntos, hombres y mujeres, una sociedad más justa y equitativa, que como se remarca en esta reflexión, se respeta nuestras diferencias culturales; es esta la razón de la plurinacionalidad, el sentido mayor de hacer comunidad.
Este camino ha sido muy tortuoso para este país, cuando se habla de estas dos guías que se tienen para caminar: la justicia y el territorio. La coyuntura sobre elección de personas que dirijan o impartan justicia en el país se ve cada vez más disminuida a la mirada e interés de los que quieren seguir con sus “mañas” de imponer la impunidad y asegurarse que no los persiga la justicia y para ello utilizan distintas artimañas para desgastar la buena voluntad de los que de verdad quieren caminar por lograr verdaderos cambios en el plano de la justicia pronta, cumplida y equitativa.
Malaya de personajes que se ven en estas discusiones, previa a la elección de magistrados de la corte suprema de justicia y salas de apelaciones ¿estarán despertando el monstruo social para que les recuerde nuevamente su compromiso con este país?
Empieza a vislumbrarse el camino diferente entonces, pensar en la justicia de los pueblos originarios que reflexiona:
El Derecho indígena es un mecanismo que busca restablecer la fraternidad quebrada por la falta cometida; y, en consecuencia, tiene carácter reparador y conciliador. Con nuestra justicia buscamos reponer la concordia, restituir el daño ocasionado (reparación material); la petición pública de perdón (sanción espiritual) y restablecer la paz inicial (armonía social). Debe comprenderse y respetarse que nuestra experiencia de justicia responde a nuestra cosmovisión la cual ha sido permanentemente atacada. (CPO, 2021, p. 221)
Es tiempo para reconocer , dignificar y reconstituir al Derecho indígena que tiene como principios: la cooperación e interdependencia; restablecimiento permanente de la armonía; reflejar el orden cósmico; aprender a vivir en comunidad, a no hacer daño, a ser hermana y hermano; flexibilidad; dar consejo (pixab’), de conocer a fondo y de dar seguimiento a los acuerdos tomados; exigencia de la verdad, del respeto y de la integridad personal; buscar el resarcimiento o la reparación; buscar el habla, la conciliación y el consenso como un valor de la justica. (CPO, 2021, pp. 240.242).
Si como pueblos caminamos con esta justicia comunitaria la vivimos y practicamos, desde nuestro interior, seguramente podremos levantarnos y exigir que la justicia que ahora se discute en los otros corredores pueda guiarse por los principios por los cuales fue creado: los derechos humanos. De repente nos encontramos otra vez en el camino, hombres y mujeres, para exigir respeto y coherencia con la responsabilidad democrática de vivir la justicia, de repente…