Este 23 de julio, Sandoval cumplió tres años en el exilio. El exjefe de la FECI aún mantiene la esperanza de retornar a Guatemala, narró a Prensa Comunitaria cómo han sido sus últimos años lejos de su familia y su país.
Por Prensa Comunitaria
Han transcurrido tres años desde la destitución y exilio del exjefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), Juan Francisco Sandoval, un evento que marcó la toma del sistema de justicia guatemalteco y el comienzo de la criminalización contra operadores de justicia, activistas, políticos de oposición y periodistas.
Fue así como se cumplió un aniversario más de la pérdida de un campeón anticorrupción, como lo reconoció el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Sandoval, aún sin saber si pronto volverá a su país, reside ahora en Washington, Estados Unidos.
El exfiscal mantiene firme su convicción de luchar contra la corrupción. Recuerda muy bien todos los casos que se gestionaron desde 2008 hasta 2021. Esas investigaciones, dijo, ya se encontraban en instancias judiciales o con personas pendientes de solventar su situación legal.
Sin embargo, por las acciones dirigidas para atacarlo a él y a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), los casos quedaron en la impunidad. Además, responsabilizó a la fiscal general Consuelo Porras de destruir u obstaculizar los casos.
Han pasado tres años desde su salida al exilio. ¿Cómo ha sido su experiencia personal y profesional durante este tiempo lejos de Guatemala?
Mi experiencia personal ha sido muy difícil. Es muy doloroso estar fuera de Guatemala. Es un luto diferido en el tiempo. La intención de los actores corruptos era destruir completamente mi carrera profesional, sin embargo, he tenido la oportunidad fuera de Guatemala de participar en el esfuerzo que hacen algunas organizaciones muy importantes en materia de derechos humanos. He estado en algunas universidades realizando estudios que han hecho que crezca mi formación profesional.
¿Cuáles han sido los momentos más difíciles del exilio?
Ha habido muchos momentos difíciles, pero uno de los más sufridos fue, en febrero de 2022, cuando Porras para ganarse el favor de sus patrones decidió acelerar la persecución y desmantelamiento de la FECI. En unos cuantos días tenía detenidas a Siomara Sosa, Leily Santizo, Virginia Laparra, Aliss Morán, Paola Escobar, Willy Racanac, y pidió otras órdenes de captura en mi contra y mi excompañero Rudy Herrera.
También puedo mencionar las acciones intimidatorias contra mi familia. En dos ocasiones llegaron a mi casa sabiendo que estaba fuera de Guatemala, mis padres, que son personas de la tercera edad, tuvieron un trato inhumano, degradante y estigmatizante. A mi hermano menor no le permitían graduarse en una universidad privada.
Aparte, la Universidad Mariano Gálvez (donde él impartía clases) se prestó al juego, y le puedo manifestar que yo me siento muy orgulloso de mi trabajo, porque los mismos alumnos valoraron la forma en que ejercía la docencia. No tuvieron compasión por nuestra situación y eso duele, porque imagínense el mensaje que envían a los estudiantes de Derecho.
¿Cómo ha afectado el exilio su vida y la de su familia?
En primer término es muy difícil la separación familiar, mis padres son personas de la tercera edad, se han visto afectados por las acciones de terror que han pretendido causar los actores que han desatado la persecución en mi contra y en contra del esfuerzo anticorrupción que realizamos en la antigua FECI con acompañamiento de la CICIG.
Ya no es la misma convivencia familiar, son pocas veces en las que hemos tenido la oportunidad de reunirnos y de convivir. La gente en Guatemala normaliza nuestra situación, pero para quienes nos encontramos fuera es una situación muy difícil, y lo hemos logrado sobrellevar.
¿Cómo ha logrado mantener su lucha por la justicia y contra la corrupción?
Sigo desde el exilio involucrado en los temas de justicia y de lucha contra la corrupción. Realicé una gira de incidencia ante las autoridades del departamento de Estado, Justicia, del Tesoro y la Casa Blanca. La situación en la que me encuentro me llevó a que prácticamente empezara a realizar activismo en defensa de los derechos de los perseguidos ilegítimamente.
He estado involucrado en temas de discusión que se relacionan con la situación en Guatemala y en las redes sociales, con columnas de opinión. Me han permitido realizar aportes sobre el tema por la experiencia que adquirí en la investigación y casos sobre corrupción en Guatemala.
¿Existe un retroceso significativo en la lucha contra la corrupción en Guatemala desde su salida del país?
Los retrocesos en la lucha contra la corrupción, en el último tiempo, han estado marcados por la instrumentalización del Ministerio Público y la justicia. Las instituciones del sistema de justicia están capturadas por un cuerpo ilegal y por ende corresponde a la ciudadanía no sólo vigilar y auditar, sino que aprovechar los distintos espacios y momentos para tratar de desmantelar el denominado “cartel de la toga”.
¿Alguna anécdota que haya marcado su tiempo en el exilio?
Para mí el momento más importante desde mi salida fue el reencuentro con mis padres. En noviembre de 2021 tuve la oportunidad de reencontrarme con ellos en el estado de California, y creo que fue un bálsamo para el alma y un momento de reencuentro familiar.
Otro momento especial fue el resultado electoral del año anterior, que ha despertado la posibilidad de que las cosas cambien en el país, pese a todos los obstáculos que he manifestado.
¿Qué opina de la actual situación política y judicial en Guatemala?
Vivimos en medio de un golpe o un intento de golpe propiciado por las mismas fuerzas que iniciaron la persecución en contra del antiguo equipo de FECI y que han cercado prácticamente al Gobierno de Bernardo Arévalo.
Vemos cómo el Organismo Judicial, el Organismo Legislativo, el Ministerio Público, la Corte de Constitucionalidad hacen cualquier esfuerzo para que no fructifique el gobierno actual.
¿Qué mensaje tiene para los guatemaltecos que continúan intentando luchar contra la corrupción y la impunidad en el país?
Mi mensaje para los guatemaltecos que han intentado luchar contra la corrupción y la impunidad es que continúen siendo fieles a sus principios, la integridad y la dignidad.
¿Ha considerado la posibilidad de regresar a Guatemala en algún momento? ¿Qué condiciones tendrían que darse para que esto sea posible?
El anhelo de todos los que salimos del país es volver y contribuir al Estado de derecho. Obviamente todas las fuerzas oscuras se han preocupado para que no retornemos. En este momento no hay condiciones para regresar. Antes de eso tendrán que existir cambios en la fiscalía y en el sistema de justicia, que propicien el freno a la criminalización y poder vivir seguro.
¿Qué lecciones ha aprendido de su experiencia como fiscal y de tu tiempo en el exilio que podría compartir con otros profesionales de la justicia en situaciones similares?
Luchar contra la corrupción es posible. Pero tiene que ser participativo, que toda la ciudadanía se involucre y defienda esos esfuerzos. Eso será un eje central y fundamental de la democracia.