Las familias Q’eqchi’ están acostumbradas a cultivar maíz dos veces al año (en enero y mayo), para cosechar en abril y septiembre, respectivamente. Sin embargo, este año, los agricultores van atrasados con sus cosechas debido al calor y la lluvia.
Por Francisco Simón y Juan Bautista
La intensa lluvia que cayó en El Estor, Izabal, durante la noche del pasado sábado 20 de julio provocó el desbordamiento de los ríos Prieto, Sauce del Benque, Caxlanpom y el Boquerón. El crecimiento del caudal de estos ríos inundó a varias viviendas y cultivos de familias Q’eqchi’.
El río Prieto afectó a Pedro Choc, agricultor maya Q’eqchi’ de ese municipio, quien rentó un terreno de aproximadamente 48 cuerdas para cultivar maíz.
Un día después de las lluvias, Choc se dirigió al terreno para verificar el estado de su cultivo. Observó inquietamente lo ocurrido, y al ver que su siembra quedó debajo del agua se entristeció y recordó de inmediato la pérdida que tuvo en la temporada de verano.
El agricultor cuenta que su siembra de milpa apenas llevaba cinco semanas de crecimiento, y en el proceso de producción ya invirtió Q2,500. Además, pagó Q1,800 por el alquiler de 3 manzanas de terreno para cultivar.
“En la siembra de verano perdí tres manzanas de milpa, la ola de calor no nos ayudó, estábamos contentos por la llegada de las lluvias porque se veía normal, pero la noche de ayer llovió fuerte y mi milpa quedó debajo del agua. Llevamos tres meses comprando maíz en el mercado y nos afecta con nuestra economía”, lamentó Choc.
En El Estor, el quintal de maíz cuesta Q200. El agricultor y su esposa tienen tres hijos y al mes consumen tres quintales de maíz.
Choc intenta quitar la basura que cubrió su siembra de milpa, mientras platicaba con una voz entre cortada. Asegura que las posibilidades de producir maíz para finales de agosto y principios de septiembre se acabaron, ahora su única esperanza es migrar a otros municipios en busca de trabajo.
El fenómeno climático, marcado por sequía e inundaciones se aceleró al inicio de este año 2024 y está afectando a varias familias Q’eqchi’ de El Estor.
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El calor que alcanzó los 42 centígrados, registrado de enero al 15 de junio, provocó la pérdida de los cultivos de cardamomo, maíz, frijol y plantas frutales que son el sustento de esta población indígena.
Choc, de 40 años, recordó que cuando labraba la tierra junto a su padre David, los cultivos se producían mejor. En una manzana, que equivale a 16 cuerdas tapiscaban 60 “matatadas” (redes) de mazorcas. Al desgranarlo, cada “matatada” se convierte en 3 quintales de maíz. “Pero ahora, la historia es distinta, actualmente en una manzana solo se sacan 20 sacos de mazorcas, es decir 20 quintales de maíz”, recuerda.
Las familias Q’eqchi’ están acostumbradas a cultivar maíz dos veces al año (en enero y mayo), para cosechar en abril y septiembre, respectivamente. Sin embargo, este año, los agricultores van atrasados con sus cosechas debido al calor y la lluvia.
“Hace cinco años aún se podía sembrar fijándose en las estaciones climáticas, incluso el año pasado sembramos así, pero este año no solo me afecto a mí, sino a todos los agricultores y no vendemos el maíz, solo es para nuestra familia”, indicó Choc.
Otros agricultores de El Estor enfrentan la misma situación. Están preocupados por la alteración de la tierra. Desde el 15 de junio, intensas lluvias y fuertes vientos se han registrado constantemente en el municipio.
No podemos confiarnos, todos estamos bajo la amenaza de la crisis climática, solo Dios sabrá si logramos cosechar o debemos ir a trabajar fuera de nuestro municipio, lo que sí sabemos es que estamos luchando para que nuestros hijos e hijas tengan alimentos, concluyó el agricultor Q’eqchi’.
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Este texto se realizó en el marco de la Sala de Creación comunitaria y medioambiental, un ejercicio periodístico colectivo organizado con un grupo de periodistas de territorios de Prensa Comunitaria, bajo la coordinación de Francisco Simón.