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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Jesús Hernández

Hoy en el calendario maya se vive la energía del pájaro. Los guías mayas nos recordarán que la comunicación entre el corazón del cielo y el corazón de la tierra es su esencia; es la relación o comunión que hay entre el aire y la tierra. Tiene sentido si nos imaginamos el vuelo que el pájaro realiza; las vueltas que da en las alturas, la visión que logrará tener desde arriba y la gran libertad que experimentará en esa comunión con el aire. Hay equilibrio y control en el movimiento. Pero también cuando está en tierra, el pájaro tendrá la mirada atenta con todo lo que se mueve. El pájaro es el mensajero, el mediador.

Piense en qué pasaría si las autoridades locales, empezando por los que están liderando la comunidad, o los que están en las organizaciones y que trabajan a favor de las tremendas problemáticas sociales, económicas y políticas que nos aquejan, hicieran esta mirada o visión de altura para revisar las acciones que se están realizando y se enfocaran en los cambios urgentes que estas situaciones ameritan.

El mensajero está con problemas de visión porque la casa común, la tierra, está siendo contaminada cada vez más…La imagen que se tiene desde arriba será de basureros por doquier, calles con cantidad de basura a lo largo y ancho. Bosques que se están quemando -algunos intencionalmente hechos-; el aire está, dicen los noticieros, contaminado y es dañino para la salud. El aire contaminado obliga a suspender actividades al “aire libre”.

El calor es cada vez mayor en algunas regiones del país; por aquí en el occidente ya es muy alto, muy diferente a los tiempos de antaño que, al salir a la calle se llevaban las manos en los bolsillos del pantalón o de la chumpa… “no habrá lluvia este día”. El caos vehicular de los últimos días, solo 3 meses dicen que se llevará rehacer nuevamente las vías de transporte; sin embargo, la anarquía, la falta de educación vial y el irrespeto a las normas de tránsito complican más el camino o paso a la gran ciudad de los altos…

Es tiempo quizá para repensar lo que deberíamos retomar con mucho respeto, que en la práctica de nuestros pueblos se ha insistido siempre: el respeto a la madre naturaleza: cuidar el bosque, cuidar la tierra, cuidar la vida de las personas. Hay que cuidar lo más sagrado que tenemos: la vida.  Y es mejor si cuidamos la vida de los más vulnerables, los más débiles. En memoria del jovencito Pop. Ese respeto empieza con que se tengan las condiciones necesarias para vivir: que los derechos a una educación, a la salud, al trabajo sean una bendición de lucha y esfuerzo para cada día. No hay duda de que se tiene, pero que no llega a todas y todos y de los ‘otros’ que se aprovechan de esa vulnerabilidad del pobre. ¡malaya de gente!

Por lo tanto, esa comunión con el aire y la tierra hace que nos sintamos como los mensajeros – que alzando la mirada en lo alto-, nos invita a recuperar las acciones que, como ciudadanos, estamos convocados: proteger los bosques, continuar haciéndolo como lo hemos estado haciendo desde siempre; que protejamos los arroyos de agua. Nos toca sembrar arboles nuevamente, pero también denunciar los atropellos a la vida. Nadie debe morir por luchar y trabajar por sus sueños. Así que es responsabilidad de cada uno de nosotros cuidar esta casa común.

La mirada del medio ambiente ya trasciende la mirada local, es ya una urgencia en toda la región del occidente. Importante es entonces que las autoridades locales analicen acciones que se podrían implementar, ya no en solitario sino a nivel mancomunal, para que esta región siga siendo el lugar de los bosques y del “manto acuífero”.

Ya basta de dejar solas a muchas organizaciones que, con mucha honra siguen insistiendo en el reciclaje y reutilización, entre otras acciones, para que a nivel de mancomunidades, las autoridades puedan hacerse las miradas de atención en la región. Sin duda habrá que sumarnos a las actividades a favor del cuidado del medio ambiente que se impulsarán en estos primeros días de junio, “Día del Medio Ambiente, 5 de junio”: ‘campañas de limpieza y reforestación; cuidado y buen uso del agua; campañas de reciclaje; educación o concientización’.  Pienso que no es necesario solo un día para ello, es una práctica de cada día del año: por lo menos las autoridades indígenas lo tienen claro.

¿Podríamos actuar ya? De repente las autoridades de turno tengan esta mirada de águila o de aves guardianas para cuidar y proteger nuestra casa común, y nosotros a darle color y vida a esta madre tierra… de repente.

 

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