Para materializar la promesa de una nueva primavera democrática, el nuevo Gobierno tendrá desafíos desde el primer día que el presidente electo que asuma el cargo. El siguiente análisis visualiza al menos cuatro amenazas que se extiende a las elecciones de 2027.
Por Isela Espinoza
El analista político Luis Fernando Mack hace una recopilación del recorrido que ha tenido el Movimiento Semilla desde su triunfo en la primera vuelta de las elecciones generales 2023 realizadas el pasado 25 de junio como parte del primer escenario que anticipa al presidente electo el contexto institucional y social al que podría enfrentarse en los próximos cuatro años de gestión.
En el texto, Mack recuerda que, en los últimos gobiernos, Guatemala ha retrocedido en sus indicadores de desarrollo, así como en la situación política y social. “Los efectos de la corrupción son visibles Desde los frecuentes derrumbes del libramiento de Chimaltenango, una denominada “megaobra” de más de Q500 millones, pasando por los cada vez más numerosos socavamientos y hundimientos en las carreteras del país hasta arribar al fiasco de las vacunas rusas Sputnik” contra el COVID-19.
A este contexto se suman otros “padecimientos cotidianos” a los que los ciudadanos se enfrentan “debido a la falta de empatía gubernamental a las necesidades de la población”, señala.
Una encuesta realizada este año por CID-Gallup reveló que el 76% de los ciudadanos veía con preocupación el rumbo que llevaba el país. Solo un 15% respondió que iba por el camino correcto. La medición encargada por la Fundación Libertad y Desarrollo también mostró que la principal queja de los guatemaltecos antes de la segunda vuelta era el comportamiento antiético y corrupto de las autoridades. El 70% calificó la percepción de honestidad del actual Gobierno como corrupto.
En este contexto, el plan de trabajo y la figura de Bernardo Arévalo despertó la “inusitada ola de esperanza que ha ido creciendo con el paso del tiempo”, dice Mack.
Sin embargo, anticipa que el presidente electo y su gobierno tendrán que sortear una serie de amenazas del sistema político guatemalteco que incluye a los actores que lo conforman, así como su estructura. Estos son los cuatro escenarios que prevé el analista:
- Las trabas a un triunfo anunciado
Según los resultados oficiales de la primera vuelta electoral, el partido político Movimiento Semilla ganó 23 diputaciones y su binomio presidencial conformado por Arévalo y Karin Herrera hicieron historia al pasar sorpresivamente a la segunda vuelta. Disputarían la presidencia con la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Sandra Torres.
Los datos dados a conocer por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) fueron a cuentagotas tras casi un mes después de la jornada electoral debido a las acciones penales del Ministerio Público para suspender la personalidad jurídica de Semilla y los amparos otorgados a partidos inconformes con los resultados.
Después que el TSE oficializara el balotaje entre Arévalo y Torres, el camino previo a la segunda vuelta estuvo marcado de amenazas ante la campaña de desinformación que emprendió la candidata presidencial de la UNE en la que señalaba una narrativa de fraude electoral y acusaciones sin fundamento contra su contrincante.
Unos días antes de las elecciones del 20 de agosto, Torres presentó un amparo para supuestamente garantizar las elecciones. Mientras, el MP solicitó información de los digitadores y de las Juntas Electorales “en un claro intento de amedrentar a quienes se constituyen en el pilar fundamental de las elecciones”, dice el texto.
Otra institución involucrada a crear zozobra fue la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que, aunque en un inicio concedió un amparo a Semilla para evitar que el juez Fredy Orellana y el MP suspendieran la personalidad jurídica del partido político, la noche del día antes de las votaciones otorgó el amparo a la UNE.
“En la práctica, no aportaba realmente nada nuevo al proceso electoral: todo lo que ordenó la CSJ esa noche ya estaba implementado por el TSE y las Juntas Receptoras de Votos”, explica el analista.
Aunque la población llegó a las urnas con incertidumbre, el desarrollo de la jornada electoral sin mayores incidentes y la efectividad del traslado de los resultados hicieron desvanecer la narrativa de fraude que había lanzado Torres.
El 20 de agosto, tras conocerse el triunfo de Arévalo, la población celebró con autoconvocatorias en las calles y parques el resultado que daba la presidencia a Arévalo y Herrera.
“La idea de que Guatemala tenía un futuro cualitativamente diferente empezaba a ser el lenguaje dominante de los ciudadanos en las redes sociales y de los medios nacionales e internacionales”, opinó Mack.
Pero el júbilo ciudadano se extendió por poco tiempo debido a que el ataque jurídico del MP volvió y esta vez contra los integrantes de las Juntas Receptoras de Votos, los digitadores, el director del Registro de Ciudadanos y tres magistrados del TSE.
En este contexto se supo también de un supuesto plan para asesinar al nuevo presidente. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó medidas de protección para el binomio presidencial de Semilla.
- La Guatemala del “todo es posible”: El entorno anímico
“El problema fundamental del Estado guatemalteco es su estructura abigarrada, compleja y caótica, que parece por momentos diseñada para fallar”, refiere el analista político.
Arévalo hereda un Estado con leyes ambiguas, con vacíos legales y contradicciones, procedimientos administrativos inoperantes e interpretados de manera antojadiza, instituciones con mandos duplicados, actores de sindicatos que paralizan la acción institucional, entre otras deficiencias que han llevado al uso amañado del sistema legal para perseguir o inhabilitar opositores políticos o para promover a algunos corruptos en puestos clave.
Lo descrito anteriormente se ha visto reflejado por ejemplo, en la resolución que permitió la extracción y revisión injustificada de las actas en la primera vuelta electoral así como la persecución contra Semilla.
En este escenario, el analista visualiza que los cuatro años de Gobierno de Arévalo podrían transcurrir sin avances en el cambio prometido debido a que su gestión tendrá el mismo dilema que enfrentó la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG) al intentar combatir la corrupción.
Para Mack la alternativa sería desarrollar una presión política y mediática que haga avanzar los procesos. “Combatir el fuego con más fuego”, una estrategia utilizada en su momento por la CICIG que exponía los casos de corrupción en los medios de comunicación más que en tribunales, el uso desmedido de la prisión preventiva, entre otros elementos, según explicó.
Esta estrategia desde 2019, ha sido replicada por el sistema corrupto ahora contra operadores de justicia que se declararon a favor del combate a la corrupción e impunidad.
“Justo por eso, la victoria de Arévalo y su promesa de expatriar a quienes han sido perseguidos encendió todas las alarmas del sector en el poder: se percibía como una revancha de quienes habían sido desplazados del poder en 2019, con lo que podría iniciarse una nueva ola de venganza institucional que haría que el péndulo se inclinara del bando contrario, en una danza de flujos y reflujos de nunca acabar”, se lee en el texto.
En cuanto a la transformación estructural de las instituciones de Gobierno, también se ve amenazada por el clientelismo y el nepotismo, estrategias utilizadas por funcionarios públicos por lo que Arévalo tendrá “una dura prueba de fuego”.
“El entorno anómico, que se amolda a las necesidades y caprichos del gobernante de turno, será el auténtico desafío del actual Gobierno, quién deberá decidir si utiliza ese enorme poder discrecional con el que contarán para beneficio propio o de sus allegados y aliados, o si decidirá empezar a promover reformas estructurales que operen realmente bajo el principio del bien común”, agregó Mack.
- La cooptación del sistema y el descontento ciudadano
El analista señala la integración de las Cortes, la enemistad del Ministerio Público, la falta de control del Legislativo, la alienación en contra de entes como la Procuraduría de Derechos Humanos y la aprobación de un presupuesto nacional condicionado e insuficiente como algunos aspectos del entorno institucional en el que el nuevo Gobierno iniciará su mandato.
Las demandas de la población y de otros sectores que requerirán la atención de Arévalo presionarán su gestión desde el primer día que se instale en el Palacio Nacional. En este sentido, el analista también califica como “una prueba de fuego” a quién va a priorizar o escuchar primero.
“Empezarán a multiplicarse las voces de quienes se sientan defraudados, mientras que las presiones irán aumentando conforme se susciten las emergencias y las amenazas”, explica.
Aunque en este momento, la ciudadanía ha salido a la calle a expresar su apoyo al presidente electo y diversos sectores, así como la comunidad internacional han respaldado su triunfo, para el analista, el ejercicio del poder desgasta y eso implica el declive del apoyo popular debido a la falta de respuesta a las promesas de campaña y en el peor de los escenarios, este apoyo disminuiría cuando Arévalo lo necesite más.
Por lo tanto, el segundo desafío que visualiza Mack es: consolidar su promesa de cambio e ir neutralizando los obstáculos que le pongan los adversarios políticos.
- El relevo electoral
Los resultados reflejados en esta contienda electoral anuncian un panorama para el 2027 complejo y difícil como cuando inició el proceso electoral de este año ante la falta de un líder político.
“A menos que se constituya una opción electoral robusta y articulara para el 2027, la posibilidad de que regresen los actores que fueron desplazados del poder en el presente proceso electoral es muy alta, por lo que, de no alterarse las dinámicas actuales, el próximo proceso electoral se convierte en una amenaza de mediano plazo que podría ser el fin de esta nueva primavera democrática”, refiere Mack.
El analista concluye que, aunque el proceso electoral de este año fue “altamente esperanzador” al despertar sentimientos en los ciudadanos que hace años no se veían, el camino para 2027 es “arduo y difícil”.
Sin embargo, conociendo los desafíos se puede empezar a trabajar en conjunto para apuntalar esta “incipiente primavera democrática que hemos esperado desde hace años”, agrega.