En Sayaxché, Petén, las familias guardan sus tradiciones familiares y en estas fechas de fin de año, las tradiciones y costumbres se muestran en las casas creando Nacimientos con piezas de artesanía antigua que han sido cuidadas por generaciones de familias peteneras que son celosos guardianes de sus tradiciones.
Por Elmer Ponce
Una de las costumbres más populares en Guatemala, durante la época de navidad es la elaboración del tradicional nacimiento o pesebre navideño. Según la tradición católica, el pesebre debe colocarse debajo del árbol de Navidad el 16 de diciembre, cuando se realiza la primera posada y la imagen del niño Jesús no debe colocarse, si no hasta el 24 de diciembre.
“Quizá entre los recuerdos más gratos que tengo presente, están, cuando desde pequeña yo le ayudaba a mi mamá a realizar el nacimiento familiar, halla por los años de 1940, este abarcaba media casa y ella usaba muchas cosas, como el bacal (olote o parte donde viene el grano de maíz) con ello hacia figuras y los vestía, porque en ese entonces había pocos juguetes y ella se las ingeniaba para que el nacimiento quedara bonito”.
Así lo indica a Prensa Comunitaria doña Elsa Victoria Vargas Gómez, que ahora cuenta con 78 años de edad, originaria y residente del barrio El Centro en el municipio de Sayaxché, Petén, última de los hijos del matrimonio Vargas Gómez, casada con don Luciano Camorlinga Castellanos de 87 años de edad y como su fiel compañero de vida le asiste con algunos datos, que se le escapan fugazmente.
Sentados ambos en sus sillas, como escenario una pared tapizada con muchos cuadros que enmarcan vivencias y recuerdos de sus antepasados, recuerdos gratos que quedaron esculpidos en los pliegues de la memoria, este año es diferente nos comentan ambos, de pronto le visitan dos de sus sobrinas que conversan sobre el presente, nosotros nos quedamos para poder conversar sobre el pasado.
Según doña Elsa, tenía 20 años cuando ella inicio la realización de su nacimiento, luego que se casara con don Chanito, como cariñosamente le conoce el pueblo entero a su esposo, le fue entregado por sus padres, el niño Dios, María y José y el buey que fue tallado en piedra por su propio padre, mismos que han sido la pieza central en la elaboración de su nacimiento familiar.
La edad y algunos males que le aquejan le han dificultado seguir realizando esta tradición familiar, además, el ultimo año que realizo su nacimiento le robaron algunas piezas que por más de 70 años formaban parte de la familia Vargas Gómez, y que pasaron a su heredad, provocando con ello que ella las heredara, a su vez, a su ahijada principalmente el niño Jesús, María y José, quedándose ella únicamente con el árbol y algunas pocas piezas para no olvidar esta importante tradición familiar.
“Me dio tanta rabia que me puse a llorar, porque esas piezas quizá no tengan un valor económico, pero para mí valían todo, porque representan parte de la historia de mis padres, pero las piezas que ahora herede, sé que tendrán un trato y lugar muy especial”, indica doña Elsa al referirse al robo de sus piezas navideñas.
Cuatro días, le tomaba la realización del nacimiento mismo, que intercalaba entre sus quehaceres de la casa, porque cada pieza debe ir en un lugar especial, para que tengan vista, dice doña Elsa, las luces son muy importantes porque representan la luz de Cristo, que nos ilumina en estas fechas tan especiales.
“Este año coloque el árbol y las luces y uno que otro juguete, ya no puedo trabajar, pero en mi corazón siempre guardo la importancia de estas fechas, para mí la navidad representa alegría, recuerdos de la familia que ya no están, pero sobre todo el nacimiento de nuestro señor Jesucristo, por eso no lo dejare de hacer hasta el último día de mi vida”.
El origen de la tradición de la elaboración de los nacimientos se remonta a los años 1200 y 1226, a través de San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, se encontraba en la ermita de Greccio, poblado ubicado entre Roma y la ciudad de Asís, y quien elaborará el primer nacimiento para ejemplificar la llegada del Niño Jesús a la tierra.
Se dice que construyó una casita de paja a modo de portal, coloco un pesebre en el interior, trajo un buey y un asno de los vecinos del lugar e invitó a un reducido grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores. La tradición indica que, de manera milagrosa, en dicha escena aparecieron ángeles y se personificó el niño Jesús, la Santísima Virgen y San José.
Posteriormente se arraigó esta tradición en toda Europa y durante mucho tiempo se mantuvo con nacimientos vivientes, principalmente en los lugares de culto o religiosos, hasta que poco a poco se fueron elaborando figuras e iconos y se expandió a todos los hogares de los feligreses.
Se cree que el primer nacimiento hecho con figuras de barro se realizó en Nápoles, también en Italia, a finales del siglo XV. A partir de esa fecha, el rey Carlos III ordenó que la presentación se extendiera por todos los dominios del reino.
Hoy en día, esta tradición se hereda de generación en generación y como el caso de doña Elsa Vargas, muchas otras familias siguen con este legado de fe, que permite unir a muchas familias en estas épocas en la que en conjunto con las luces, de los regalos y de las comidas, es el momento del año que nos invita a renovar nuestros sentimientos y nuestras emociones.
Pero, además, hace renacer en el seno familiar y entre los amigos la unión, con actitudes de generosidad, de amor, y de paz. Vivir la Navidad es hacer una reflexión sobre en qué podemos mejorar como personas, como padres y como hijos.