Por Fabián Campos Hernández
El viernes 11 de septiembre fue condenado en España el excoronel del ejército de El Salvador Inocente Orlando Montano Morales por el asesinato de cinco sacerdotes españoles en las instalaciones de la UCA en 1989. Con la sentencia de 133 años y tres meses de cárcel se han cumplido cada una de las burlas que señalamos se cometerían en el juicio en nuestra columna del 17 de julio pasado.
Primera burla. Orlando Montano fue entregado como chivo expiatorio. Ni el expresidente Alfredo Cristiani, ni el resto de los militares de la Tandona -mucho más importantes en el orden jerárquico del ejército que Montano- fueron enjuiciados. Segunda burla. A pesar de la abultada cifra de 133 años de cárcel, la verdad es que Orlando Montano únicamente cumplirá 30 años de prisión, que es la pena máxima permitida en España. Tercera burla. La misma noche del 15 de noviembre de 1989 fueron asesinados los salvadoreños Joaquín López y López, Julia Elba Ramos y Celina Mariceth Ramos, pero no fueron vistos en este juicio porque lo impiden las leyes ibéricas.
Hay quienes insisten en ver el vaso medio lleno y señalan que la sentencia servirá de aliciente para que el resto de los responsables de la masacre de la UCA, actualmente en El Salvador y bajo la protección del ejército, sean juzgados. Pero esos “optimistas” obvian definitivamente que es justicia para los españoles y no para los salvadoreños. Julia Elba Ramos y Celina Ramos forman parte de ese pueblo que sufrió las estructuras de injusticia y que pago con su sangre y vidas el atreverse a soñar con un futuro diferente. Al no estar presentes en el tribunal español, ese pueblo doliente sigue siendo postergado, violentado y burlado en sus anhelos de justicia. Esos “optimistas” al conocer la sentencia se vuelven “ingenuos” cuando dejan de lado al nuevo complice de la impunidad histórica en El Salvador: el presidente Nayib Bukele.
El telepresidente salvadoreño ha caracterizado lo que va de su mandato por hacer tuits contundentes. Generoso beneficiario de la información inmediata, sin contexto y sin profundidad, es el amo de la política de Twitter. A pesar de sus multiples y reiteradas pifías, mantiene el apoyo de parte importante de una generación que asume la realidad desde la pantalla de su celular.
Nayib Bukele retomó de inmediato en su cuenta de Twitter la sentencia contra Inocente Orlando Montano Morales. El saltibanquí salvadoreño se apropió de una frase dolorosamente fraguada: #ProhibidoOlvidar, para irse en contra de uno de sus adversarios políticos. El diputado del Partido Democráta Cristiano, Rodolfo Parker, ha sido mencionado reiteradamente por su participación en el encubrimiento de pruebas para garantizar la impunidad del expresidente Alfredo Cristiani, miembro de su misma agrupación política. #FaltaParker es otro de los eslóganes con los que Nayib Bukele busca encubrir su complicidad en la impunidad por la masacre de la UCA.
A partir de la vulgar treta de “Al ladrón, al ladrón”, Nayib Bukele dirige la mirada de sus seguidores hacía una perspectiva desde la que no pueden observar que durante todo su mandato no ha tomado ninguna decisión importante, ya sea a través de sus redes sociales o en la realidad, para avanzar un ápice en la responsbilidad que tiene respecto al pasado traumático reciente salvadoreño. Por el contrario, reiteradamente ha obstaculizado cualquier medida que pueda sacar a la luz información clave sobre los graves delitos contra la humanidad cometidos en El Salvador durante la guerra civil.
En enero de 2020, por ejemplo, se negó a abrir los archivos de la Organización de Inteligencia del Estado. En marzo pasado, el Instituto de Acceso a la Información Pública decidió realizar una búsqueda de documentación sobre las ocupaciones militares que tuvo la Universidad de El Salvador durante la guerra y que se presupone resguarda por el ministerio de Defensa encabezado por el contralmirante René Francis Monroy. Pero los funcionarios no pudieron pasar de la puerta de las instalaciones militares. Ante las pocas voces que denunciaron los hechos, Nayib Bukele justificó la medida tomada por su subalterno con la frase “Esta bien. El IAIP es un bastión del FMLN”.
De tal manera que Nayib Bukele no puede ocultar con su #ProhibidoOlvidar y #FaltaParker que él es complice de la impunidad continuada por los miles de casos de delitos contra la humanidad cometidos durante la guerra civil en El Salvador. Cada día que pasa sin que Alfredo Cristiani y los demás miembros de la Tandona sean juzgados por los crímenes cometidos en contra del pueblo salvadoreño se confirma como un protector de violadores a los derechos humanos. Cada día que se niege a dar paso a los archivos del horror salvadoreño se vuelve corresponsable de encubrimiento.