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Operación Gedeón. Un contrato para saquear Venezuela

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Créditos: Cortesía.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Fabián Campos Hernández

La Operación Gedeón inició el pasado 3 de mayo, pero fue desbaratada inmediatamente por un puñado de pescadores y algunos policías mal armados. Hasta aquí resultaba inverosímil una invasión de cien hombres contra un país de las dimensiones de Venezuela. Parecía más una mala película estadounidense de los años ochenta donde los “rambos” liberaban un país de la “dictadura comunista”. En otro texto abordaremos con detalle la trama de esta tragicomedia. En esta ocasión nos abocaremos a un tema con profundas implicaciones históricas.

Desde la guerra de Viet Nam, la sociedad estadounidense ha quedado traumada por las imágenes donde sus jóvenes son enviados a países remotos para llevar “la democracia y la libertad” y regresan envueltos en bolsas negras. El costo político para los presidentes de los Estados Unidos dio pie a una nueva forma de lograr el objetivo geopolítico de sostenerse como el hegemón mundial, la contratación de empresas estadounidenses de mercenarios, las cuales se han vuelto verdaderos emporios al amparo de la Casa Blanca. Según un informe del comité de Seguridad del Senado de ese país, entre 2005 y 2009 Washington gastó 3,100 millones de dólares en operaciones subcontratadas contra el narcotráfico en América Latina.

Desde hace varios años se ha denunciado que estas empresas de mercenarios son utilizadas por los Estados Unidos para cambiar gobiernos que no son de su agrado alrededor del mundo. Los casos más relevantes han sido, sin duda, las operaciones en Irak y Afganistán. Sin embargo, hasta ahora la opinión pública no contaba con un ejemplar de los contratos bajo los que se regían esas operaciones. Esto cambió con la Operación Gedeón. Debido a que Juan Guaidó no cumplió con los pagos estipulados, Jordan Goudreau decidió implementar un juicio contra él. El dueño de Silvercorp US Inc. también decidió hacer publico el contrato con las firmas autógrafas de los opositores venezolanos y de los anexos que lo componen. En total 54 páginas que son pruebas de que desde los Estados Unidos se preparan y ejecutan verdaderos saqueos de las riquezas de aquellos países que osan desafiar al hegemón. Veamos dos ejemplos de esto.

Para poder iniciar los preparativos de la invasión se requería una “inversión” importante, misma que podría o no ser proporcionada por Juan Guaidó. En el contrato se establece que, en caso de que el “gobierno legitimo” no proporcionara el dinero necesario para el arranque de las operaciones, Jordan Goudreau buscaría esos recursos mediante “un préstamo puente de inversores privados”.

En el mismo contrato se habla de una probable tasa de interés del 55% aplicable al préstamo con los “inversores privados”. Por lo que, si el monto fuera de 40 millones de dólares Juan Guaidó se comprometía a devolver, al plazo de un año, 66 millones de dólares. Pero los beneficios no quedaban allí. Esos “inversores privados” se volverían “proveedores privilegiados del nuevo gobierno venezolano” y, en caso de que Juan Guaidó no tuviera dinero en efectivo, los pagos se realizarían en barriles de petróleo.

Durante el transcurso de estas semanas se ha ido conociendo la identidad de estos “inversores privados”: organizaciones colombianas de narcotraficantes ligados estrechamente al paramilitar expresidente Álvaro Uribe Vélez. El narcotráfico y la oligarquía colombiana “invirtiendo” para sacar del poder a su enemigo venezolano, al mismo tiempo que garantizaban jugosos negociosos con el “presidente legítimo” Juan Guaidó.

Los colombianos no eran los únicos beneficiados. Silvercorp US Inc., además del costo general de la operación, recompensas por objetivos logrados durante la invasión e indemnizaciones monetarias para sus mercenarios en caso de heridas, lesiones permanentes o muerte, también lograron una “patente de corzo” del 14%.

Las “patentes de corzo” es una figura legal que fue implementada por la corona británica durante la época colonial. Aventureros ingleses y de otras nacionalidades obtenían un compromiso real para quedarse con parte del oro y mercancías robadas en altamar a los barcos españoles. “Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón” reza el adagio popular. De esa manera, Inglaterra se convirtió en el hegemón mundial y “corsarios” como Walter Raleigh se volvieron respetados miembros de la corte imperial.

La Casa Blanca ha hecho lo mismo durante varias décadas. Blackwater volvió multimillonarios a políticos y mercenarios con el dinero, oro, joyas y obras de arte robadas de casas privadas, edificios gubernamentales y museos de Irak. Después llegaron las empresas estadounidenses a “reconstruir” el país, sangrando la economía iraquí hasta dejarla en las ruinas en las que se encuentra hoy día.

Narcotraficantes y oligarcas colombianos, así como Silvercorp US Inc., estaban listos para tomar su lugar en el saqueo de Venezuela, como lo demuestra el contrato firmado con Juan Guaidó y que en el futuro se convertirá en un documento indispensable para escribir la historia política de América Latina.  

Comentarios y sugerencias: lasochodeocholatinoamericanas@gmail.com

Fuente: https://bit.ly/2WUBhBW

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