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Créditos: David Toro
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Francisco Simón Francisco

Los pueblos indígenas en Guatemala son protagonistas de la migración internacional hacia Estados Unidos y México. Esta dinámica no es nueva, pero sí las causas que la provocan. A los tradicionales y nefastos factores de expulsión, como la persecución y las masacres de los años 80, el abandono del campo desde los años 90, la crisis en los precios internacionales del café en el año 1998, los impactos negativos del libre comercio, el abandono y la exclusión estatal, entre otros condicionantes, se agregan en la actualidad nuevos factores: uno de los más importantes, principalmente para los municipios de San Mateo Ixtatán, Santa Eulalia y Santa Cruz Barillas en el norte de Huehuetenango, se refieren al impacto que ha provocado la construcción de megaproyectos, concretamente las de hidroeléctricas y los conflictos sociales que se generan por las estrategias de división impulsadas por las empresas.

Este, como otros proyectos, se dan en una nueva fase de reconfiguraciones agrarias, agrícolas y territoriales que alteran la convivencia territorial y, por consiguiente, provocan constantes pérdidas de hábitat (Sassen, 2016) y obligan a las poblaciones

buscar nuevas posibilidades de sobrevivencia, incluida la migración a un espacio con características opuestas a sus experiencias de vida, situación que afecta a la mayoría de los pueblos indígenas en Guatemala. Explotación de recursos hídricos, explotación minera, petróleo y construcción de carreteras, expansión palmera y cañera son los principales megaproyectos que afectan a los pueblos y sus territorios.

En la región Q´eqchi´, por ejemplo, la expansión palmera sobre parcelas campesinas está incrementando la movilidad de esta población hacia las cabeceras municipales, capital de Guatemala, fincas mexicanas y hacia Estados Unidos. En el territorio Mam, la explotación minera de San Miguel Ixtahuacán y Sipacapa, demostró que no se produjo el desarrollo anunciado por la empresa y el gobierno, y se evidenció que la mina provocó mayores índices de migración de forma irregular hacia Estados Unidos.

La construcción de hidroeléctricas es otra modalidad de megaproyectos que están impactando considerablemente el territorio de los pueblos. En la región norte de Huehuetenango, particularmente en la comunidad de Yichk´isis, la empresa Energía y Renovación S.A., inició en el año 2010 la construcción de tres hidroeléctricas sin consultarle ni explicar a las comunidades y vecinos que el objetivo era generar electricidad que interconectaría al sistema de Centro y Norte América, para venderla a los países vecinos.

Las reacciones comunitarias en defensa del territorio no se hicieron esperar, tampoco las estrategias ideológicas empresariales (de corte típicamente contrainsurgente) que dividieron a las comunidades y sus vecinos, a través de la pregonada conveniencia de la construcción del proyecto apegada al discurso del “desarrollo sostenible”, así como el uso frecuente de categorías que solo utilizan los inversionistas, empresarios y oligarcas, tales como “enemigos del desarrollo”, “comunistas” y “guerrilleros de mente cerrada”, situación que ha generado polarización, violencia, señalamientos y que actualmente está afectando la armonía del pueblo chuj y q´anjob´al.

Foto: David Toro

Esta situación ha llegado a niveles inimaginables como la destrucción y quema de maquinaria que pertenece a la empresa, además de la militarización en las zonas fronterizas, señalamientos, desinformación y criminalización contra líderes y defensores del territorio, ataques directos, agresiones físicas, encarcelamientos y el manejo de la zona como si se tratara de un conflicto armado.

En la actualidad cientos de pobladores q´anjob´ales han migrado de sus comunidades debido a la violencia que ha imperado y que ha dividido a la comunidad tras la llegada de la empresa Energía y Renovación S.A. Esta migración se dirige a Estados Unidos, en la región turística de Quintana Roo y hacia regiones fronterizas de México, en esta participan niños, niñas y adolescentes, jóvenes, hombres y mujeres que ven cómo su territorio cambia, desde el río que ha sido abusivamente entubado y que está afectando la irrigación de sus plantaciones, hasta la tranquilidad que por pocos años vivieron luego del retorno y la firma de la paz.

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