Créditos: Kajkoj Maximo Ba Tiul.
Tiempo de lectura: 7 minutos

Por Kajkoj Maximo Ba Tiul

9 de septiembre 2019

La región de Tezulutlán, vuelve a ser motivo de noticia. La incursión de un pelotón de nueve militares en la comunidad de Semuy II, que deja en primer lugar, la muerte de tres militares y dos campesinos heridos, hecho que aún sigue sin aclararse y en segundo lugar, la precipitada decisión de uno de los gobiernos más ineptos e irresponsables de Guatemala, al declarar Estado de Sitio, ratificado ahora por el Congreso de la República.

Los datos históricos con el que contamos hasta ahora, cuentan que los pueblos siempre han protegido y resguardado sus tierras y sus territorios, pero el poder colonizador desde principios de 1500, los ha utilizado para implementar su proyecto de destrucción: “Un ejemplo de la inestabilidad es la campaña militar dirigida por el capital Diego de Alvarado en la actual Verapaz. El 14 de abril de 1531 regresó el dicho capitán de la guerra con muchos hombres maltrechos y con necesidad de ser hospedados en las casas de los vecinos de la ciudad donde les provean sus necesidades para que no mendiguen. Sin embargo, los vecinos no los quieren recibir “y los echan de sus casas” y el Cabildo, para desempeñar su papel decisivo en mantener el orden público, tuvo que amenazar con una multa de veinte pesos para lograr que los vecinos dieran hospedaje a los soldados cansados y sin recursos”1.

Los pueblos que habitaban en esa región: Q’eqchi’, Poqomchi’, Manché, Q’aqkoj, Munchú, Lakantun, Ch’ol, Aq’ala’, Itz’a, entre otros, han sido muy celosos de sus bienes y sus conocimientos. Por eso, al leer las crónicas de españoles, sobre todo a los Aq’ala’, Ch’ol, Lakantun e Itz’a, los consideraron naciones fieras y bárbaras. “La principal nación que las habita, más bárbara y más feroz, y de cuya pacificación se debe tratar más por los muchos daños que ha causado, y causa, es la de los Lacandones”2. Esto mismo, había ayudado que extensos territorios del norte del país, desde el sur de El Quiché, hasta Petén e Izabal, estuvieran siempre protegidos y resguardados por sus dueños originarios, hasta la llegada del capitalismo salvaje.

Por la resistencia que libraron los pueblos ante la presencia española, militar y religiosa, el concepto originario de “Ch’ool Winq”, que es la persona que cuida su tierra con el corazón, se suplantó por el concepto de “hombre salvaje o el hombre de la montaña”. El Ch’ool Winq, por considerar su tierra y territorio el centro de su espíritu, se retira montaña más adentro, creando grandes territorios de refugio, en donde construyó comunidades y sociedad, bajo la lógica de proteger su “loqlaj ch’och’” (tierra sagrada).

Además del concepto de salvajes y bárbaros con el que dieron a conocer a los habitantes de este lugar, también los consideraban flojos: “Es esta tierra tan lluvioso y los indios tan flojos, como dije, que aunque pudieran sacar algunos géneros para enriquecerse, como son cáscara, liquidámbar, copal y otras cosas, no lo hacen ni quieren más que unas tortillas de maíz y un poco de chile y sal, con lo cual están más contentos que si comieran pavos, que valen bien baratos pues el precio de un grande es seis reales y la hembra tres, y las gallinas de Castilla a real”3.

Los pueblos originarios nunca fueron flojos o haraganes como son descritos en textos de la colonización española, como de la colonización alemana. Lo que pasa es que los pueblos siempre piensan en el futuro. “Re’ jin ni kapaj, jaj na’ qii wij-i ta q’e qa k’uun ixk’un naq na qa qimi” (yo pienso, donde se quedarán nuestros hijos e hijas cuando nosotros nos vayamos de aquí”. Esta forma de pensar sobre el futuro, no fue comprendido ni por los españoles ni por los alemanes, ni mucho menos por el neoliberalismo.

Pero para querer dominarlos, siempre se pensó en someterlos a la fuerza por medio de látigo, de las armas, de la muerte. Ni el modelo de evangelización pacifica pudo comprender el sentimiento verdadero de los “indios”, al contrario, ha podido más la ambición y la acumulación. Como se confirma, con estos datos de la Colonia: “so pena que el indio o india que faltare a lo que dicho es, no estando legítimamente ocupado, le pongan de pies en el cepo por tres horas por la primera vez, y por la segunda, seis, y por la tercera de cabeza las dichas tres horas, llegando hasta azotarlos en público por mandado de las justicias que son y fueren de dicho pueblo y los demás por cuando muchos indios vecinos y casados no saben de la doctrina cristiana […] y el dicho maestro pueda castigar y traer a la doctrina los muchachos defectuosos y su mujer las muchachas sin que sus padres ni otras personas se lo impidan so la pena de la ordenanza antes de ésta […] y a los que en esto faltaren castiguen severamente las justicias, y si no lo hicieren, los castiguen a todos la justicia española ”4.

Y quien no se sometía a estas cláusulas legales, eran castigados: “Y en lo demás que delinquieren los indios e indias han de ser castigados por mandado de la justicia seglar india o española y no por otra persona so pena de cien azotes al indio que sin mandado de las dichas justicias prendiere o castigare cualquier indio o india, y si fuere español, de doscientos educados para la cámara de Su Majestad y destierro perpetuo de la provincia. Y el Alcalde Mayor o corregidor ejecute esta ordenanza en los transgresores pena de los mismos doscientos ducados para la cámara de Su Majestad y que en su residencia se les hará caro grave”5.

Con la ocupación alemana a principios del siglo XIX, en la Sierra de las Minas, también los pueblos que ya habitaban fueron sometidos salvaje mente y a tratos crueles: “mis abuelas me cuentan que don Mauricio Thomae y su hermano, cuando llegaron aquí, en un día mataron más de cincuenta hombres y a las mujeres las violaron y las llevaron a sus casas para trabajar”6. En la región Q’eqchi de la Sierra de Chama, las comunidades cuentan que los alemanes que despojaron de sus tierras decían durante el conflicto armado: “si a nuestros padres no les tembló la mano para matar indios, porque nosotros no lo podemos hacer, si tenemos mejores armas, además allí están los ríos para que se los traguen”.

La persecución de indios en toda la historia guatemalteca, con el fin de despojarlos de sus bienes, también tuvo como resultado llevarlos a formar pueblos: “Juntar los naturales en pueblos para que viviendo en comunidad recibiesen mejor la ley de Cristo Nuestro Señor […] dejar cada uno su bohío y el monte o valle o barranca en que había nacido […] como percibían poco las razones dichas, casi perdieron la voluntad que antes les habían cobrado y salieran con las manos en la cabeza ”7 “Porque aunque la tierra era áspera, llena de arroyos y pantanos, con cielo nublado y siempre lluvioso, tenía la gente agrado y apacible condición y mostraron afabilidad a los padres, de suerte que echaron de ver que llevados por bien y enseñados, y doctrinándolos despacio, darían fruto de fe y creencia en el Señor”8. Después de comunidades o pueblos, los constituyeron en aldeas modelo, hoy en ciudades rurales, en donde les ofrecen de todo, jugando con el miedo y la ignorancia, como sucede hoy.

El modelo colonial que tiene como objetivo la expansión territorial, primero envía emisarios para conocer o provocar ciertos escenarios que los lleve a construir su proyectos final, en la colonia, se provocaban a los pueblos de esta forma: “Iban por orden del real acuerdo de Guatemala a hacer exploración de la tierra y a ver si se podía atravesar a Yucatán por ella, y de camino, si encontraban algunas poblaciones de indios, cogerlos o reducirlos”9.

Decretar Estado de Sitio en esta región, nos lleva a pensar los momentos históricos más fuertes que han vivido los pueblos originarios de esta región: 1) colonización y evangelización (militar y religiosa) española; 2) la colonización y el despojo Alemán y 3) colonización, despojo y destrucción neoliberal. Esta última, ha llegado con el objetivo de terminar con lo que los pueblos han cuidado por muchos años. Ni es la menos ni la más agresiva, pero si la más moderna, porque es la articulación de todos en contra de pueblos que han sido los más desfavorecidos durante todos estos años de colonización. Así como la colonización y evangelización española, solo favoreció a la corona y a la iglesia católica, la alemana a los alemanes y esta última, al gran capital agro industrial-exportador, ahora aliado del crimen organizado y que tiene toda la estructura jurídica y militar a su favor.

Así, como las diferentes formas de colonización como penetración del capital, siempre consideró a los pueblos como salvajes y bárbaros, hoy en el plan de operaciones No. 47-2019 “Operaciones Policiales, Estado de Sitio 2019”, de la Policía Nacional Civil, como grupos oponentes al Estado Sitio, considera: la delincuencia común, delincuencia organizada y grupos comunitarios organizados al margen de la Ley.

Estos últimos se refieren a las comunidades que están luchando por recuperar sus tierras que les fueron despojados desde hace muchos años. Despojados por terratenientes, narcotraficantes, militares, empresas, funcionarios públicos, líderes políticos, que cobijados bajo el manto de la corrupción y la impunidad, ha constituido grandes poblaciones y comunidades sin tierra.

Esto nos confirma, que el objetivo principal del Estado de Sitio, no es el control del narcotráfico y del crimen organizado, sino el desalojo de comunidades enteras que a grito piden que se les devuelva la tierra y sus territorios. Vuelve a ser entonces la nueva guerra en contra de los “ch’ool winq”, que no se han dejado colonizar. Al Q’eqchi’, Poqomchi, Achi, Lakantun, Ch’ool, Aq’ala, etc, que aún vive en las montañas que desde hace un tiempo ha querido destruir el gran capital, ahora lo quieren volver a reducir. Es una estrategia para acabar con las resistencias indígenas, que protegen la vida de todos los guatemaltecos.

El fondo del Estado de Sitio, es la instalación de un territorio militarizado, para dejar el camino abierto al gran capital. Entonces, es una negociación de las cámaras empresariales, con el actual gobierno, para comenzar a trazar la ruta de destrucción del nuevo gobierno.

El Estado de Sitio, es volver a vivir las atrocidades de la colonización española y alemana en el gran territorio de las resistencias, pasando por los 36 años de conflicto armado, que dejó destrucción profunda en los pueblos y comunidades mayas. El Estado de Sitio, es el camino libro para entrar a las profundidades territorio de los mayas indomables. Pero, puede ser la esperanza que anime la nueva alianza, para comenzar a construir el nuevo país, el nuevo Estado y la nueva nación para todos y esto solo puede ser posible, si ahora emprendemos el camino para desterrar al estado criminal y capturado.

Como dijera en su momento Manuel Tot, cuantos guerreros Q’eqchi quieren. Hoy los “Ch’ool Winq”, en vez de ser condescendientes con el Estado de Sitio, como lo manifestaron hoy los COCODES de Livingston y El Estor, deberían de estar al lado de sus pueblos y comunidades defendiendo la vida. Porque defender la tierra y el territorio, es defender la vida. Y por eso estamos en contra del militarismo y del Estado de Sitio.


Kramer, Wendy (coordinadora), Libro Segundo del Cabildo, de la Ciudad de Santiago de la Provincia de Guatemala, comenzado a XXVII de mayo de MDXXX años, CIRMA, Guatemala, 2018.


2. De León Pinelo, Antonio, Relación al Consejo Real de las Indias en Relación Histórica Descriptiva de las Provincias de la Verapaz y de la del Maché, Editorial Universitaria, Guatemala 1960.

3. Tovilla, Martin Alfonso, Relación Histórica Descriptiva de las Provincias de la Verapaz y de la del Manché, Editorial Universitaria, Guatemala, 1960.

4. Tovilla, Martin Alfonso, Relación Histórica Descriptiva de las Provincias de la Verapaz y de la del Manché, Editorial Universitaria, Guatemala, 1960.

5. ibidem

6. Palabras de un líder comunitario de la Sierra de las Minas, 2018.

7. Tovilla, Martin Alfonso, Relación Histórica Descriptiva de las Provincias de la Verapaz y de la del Manché, Editorial Universitaria, Guatemala, 1960.

8. ibidem

9. ibidem

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