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Créditos: Nelton Rivera
Tiempo de lectura: 12 minutos

11 de junio del 2019

Las redes sociales son en los tiempos que corren una especie de espejo de la sociedad que nos toca vivir. No hay tema que pase desapercibido, todos los asuntos de interés nacional no podrían pasar de noche y sin el escrutinio de las redes sociales. Y aunque no haya soluciones inmediatas a los problemas señalados, la época no permite vivir al margen del factor novedoso que son las redes. No tener redes es estar fuera, ser un perdedor, alguien que no existe.

Señalo esto porque en los días que van de la convocatoria a elecciones generales de 2019 para elegir presidente, diputados, alcaldes, a los días que corren, las redes nos han servido como el mejor reflejo de la sociedad y sobre todo, como una especie de encuesta sobre las intenciones de voto o las preferencias electorales. Pero también, nos ha permitido valorar eso que se llaman campañas negras y en el caso que me ocupa, las campañas negras cargadas con despropósitos racistas. Las entrañas racistas de la finca han salido a relucir en esta campaña. Tanto como en otras ocasiones pero en este caso, de la mano de las redes sociales

Cuando se supo que un partido político de reciente fundación denominado Movimiento de Liberación de los Pueblos –MLP- iba a elegir como su candidata a presidente a Thelma Cabrera, la gente solo se encogió de hombros pues el nombre no le decía nada y el MLP más allá de ser ubicado como un movimiento campesino con vínculos con Codeca y en algunos casos acusado de algunos delitos, graves o gravísimos como interrumpir la libre locomoción, etc., según quien lo reportara, era finalmente un grupo desconocido. No así Codeca que se encontraba en la base de ese proyecto. Otro partido más, seguro pensaron.

Foto: Nelton Rivera

Poco a poco se fue viendo con más cercanía y sospecha la propuesta de ese proyecto político. El llamado a una asamblea nacional constituyente de pueblos, más allá de lo que cada quien pueda pensar sobre su pertinencia y oportunidad, es algo que rompe con la idea de una sociedad monolítica, ladina, centralizada desde siempre, desde la patria del criollo, como se tituló un libro de época en las ciencias sociales de nuestro país. Es un planteamiento que subvierte el imaginario de la gente, especialmente la urbana que como es sabido, ante los planteamientos de derechos de los indígenas se asustan con una facilidad que asombra por la ignorancia que revela.

Junto con ese planteamiento, la idea de nacionalizar la distribución de la energía eléctrica para impedir el mal servicio y los cobros altos, se encendieron todas las alarmas. Las dos propuestas iban en contra del modelo neoliberal, excluyente, que se había construido durante años sin aparente oposición pero que ahora, desde las comunidades campesinas emergía de una forma nunca antes vista una oposición estructurada, con planteamientos políticos, con organización. Con propuestas concretas. Que salvo acaso en la época de la guerra que ya había terminado con unos acuerdos que para estas elecciones ya nadie recordaba. Adicional al tema de la energía eléctrica y su distribución, se hacía el planteamiento de una política nueva en relación a las inversiones extranjeras y nacionales en los servicios públicos. El razonamiento dicho con toda la naturalidad, es bien lógico, sencillo: que los servicios públicos sirvan a la gente y no sean fuente de negocios poco transparentes de una o varias empresas con la cobertura del gobierno.

Y un tema que no se ha valorado en toda su dimensión es la idea de plantear que el MLP no estaba por entrar en la discusión que se había puesto de moda, entre la vieja política y la nueva política, que por lo demás a la fecha nunca se na definido por nadie y solo se ha utilizado como un argumento para descalificar al otro, al rival, el contendiente de otra tienda política. Este nuevo partido dijo, no estamos por ninguna de las dos, estamos por otra política.

Un rasgo que merece la pena ser destacado, es que hay una serie de sectores de la intelectualidad urbana, con orígenes en las diferentes expresiones partidarias de las izquierdas del país que ahora apuesta por la propuesta del MLP. No me equivocaría tanto si afirmo que mucho de lo que esta intelectualidad apoya en la propuesta del MLP es la manera directa que plantea lo que para algunos es la expresión de una posición de clase, para otros de principios, y para algunos, como una manera de expresar su desacuerdo a la cerrazón de los viejos partidos de las izquierdas que se han acomodado al sistema y han perdido la visión popular y la perspectiva revolucionaria, que dicho en otras palabras es la de subvertir el orden y proponer cambios de fondo.

Sin embargo, desde las posiciones conservadoras y defensoras del estado de cosas existente en el país, que han visto desde toda la vida a la finca como la forma que el estado debería de comportarse sin modificaciones y sin cambios, cuando vieron al personaje Thelma, entonces poco a poco fueron gestando una campaña de tintes racistas, larvada al inicio, de poco alcance después pero finalmente se estaba en fase de preparación. Con las vueltas del proceso electoral, que dieron paso a las campañas de desprestigio y procesos de orden legal, que discutían con o sin argumentos políticos o legales, si este era más corrupto que el otro, o que si la ex fiscal del mismo nombre pero de apellido Aldana, podría ser o no ser candidata, hubo una especie de calma en el banco de los racistas del país. Pues finalmente, el peligro mayor se escamoteaba vía procesos judiciales amañados y con ello el espacio para los indios no crecía. Aparentemente.

Al paso de las semanas, las asambleas que se producían en diferentes lugares del país vieron como una mujer indígena que utilizaba siempre un perraje con colores llamativos, se fue gradualmente convirtiendo en un fenómeno electoral, de pronósticos difíciles de analizar y valorar pues todo había corrido muy raro en esta campaña electoral, que con sus ingredientes legales y las reformas a la ley electoral, atrajeron la atención como se señala y es solo cuando se calma la polvareda por esos temas, que aparece con fuerza el fenómeno de Thelma Cabrera.

Es cuando aparece que Thelma Cabrera tiene más intención de voto que los otros partidos de la llamada izquierda guatemalteca y cuando se llega a la conclusión que puede ser el fenómeno más importante de los últimos años, es que aparece con fuerza una campaña racista en las redes sociales que de la más diversa forma hacen mofa de una candidata diferente, de una mujer que con la manera sencilla y directa de plantear los temas del país va gradualmente abriendo la brecha y ganando espacios en esa dura competencia electoral, la cual, a decir de la propia Thelma, los pueblos habían sido excluidos.

El fenómeno de Thelma Cabrera demanda algunas explicaciones de orden sociológico, antropológico, pero eso es tema para la academia y para los analistas políticos. Una cosa es cierta. En sentido estricto no es la primera mujer indígena que ha sido candidata, pues ya antes en 2007 y 2011 Rigoberta Menchú había hecho lo propio. En efecto, en 2007 había sido candidata por una coalición entre el comité pro formación de Winaq y Encuentro por Guatemala. Y en 2011, por una coalición que se había denominado Frente Amplio con la URNG, ANN, Winaq, MNR. En las dos ocasiones la cosecha de votos fue magra, pero se había dado un paso enorme: por primera vez en la historia nacional se había postulado a una mujer indígena a la presidencia. En este caso, Rigoberta ya había sido galardonada con el premio Nobel de la paz en el año 1994. El elemento adicional que se había puesto sobre la mesa de debate nacional, fue que Rigoberta Menchú había apostado por la creación de un partido político con profundas raíces étnicas para subrayar la exclusión que las formaciones políticas del país habían generado durante años.

En el caso que ahora nos ocupa, Thelma Cabrera venía de la militancia social, de las protestas de calle, de las asambleas comunitarias, y como bien lo resumía una publicación, “de las protestas a la lucha política”. Se trataba de un recorrido diferente a Rigoberta Menchú, que si bien al origen había surgido de las luchas campesinas, su paso por esas luchas había sido efímero y su mayor capital político lo había forjado por la vía de la denuncia internacional al régimen que imperaba en los años 80 y 90 en el país, donde la represión era la norma hoy la política cotidiana de los regímenes que se sucedía en una lista sin fin.

Por ello la crítica que más se escuchaba en los años de sus candidaturas era que no conocía a su pueblo y que el mismo no la apoyaba pues lo obtenido con el Nobel no lo había repartido entre la gente y cosas por el estilo, lo cual era la expresión de otra variable de la manipulación. El racismo se había expresado en las urnas. No aceptar que una mujer indígena, así fuera mundialmente reconocida, tuviera éxito electoral. Eso ponía en malas condiciones a la finca.

En 2019 con la campaña en curso y con el evidente entusiasmo que despertaba en sectores nuevos y urbanos, la campaña contra Thelma se desató. Los ataques se dirigieron en tres o cuatro direcciones. Lo primero es que su condición de indígena no podía ser tolerada. Ello porque los indios son por naturaleza vengativos y si tienen poder se convierte a su turno en racistas, y toda esa clase de argumentos o mejor dicho de expresiones del racismo visceral que existe en una buena parte de la población guatemalteca, con más presencia en algunos sectores pero es algo que permea a la sociedad en su conjunto.

En más de alguno de los Tuits conocidos o en los comentarios de Facebook se observó la degradación de los racistas que comentando sobre la candidata indígena Mam, de cómo daban rienda suelta a sus expresiones del racismo más rancio y más descalificador. Uno de los más utilizados era que la candidata indígena no tenía estudios académicos o títulos universitarios. Ante ello de forma rápida surgieron plumas que con altura dijeron que los títulos, importantes como eran para algunas actividades, no eran la garantía de buen gobierno. Mientras que la falta de títulos bien podía estar al lado de un buen gobernante. Se expusieron los casos de Evo Morales en Bolivia, de Lech Walesa en Polonia o de Lula da Silva, que sin estudios superiores hicieron buenos gobiernos en sus respectivos países.

La expresión de que era mejor haciendo tortillas que como candidata a la presidencia es una entre tantas, que solo revela el escozor que produjo en muchas gentes la idea que una mujer, luchadora social, de origen campesino, de la etnia mam, fuera subiendo en las encuestas o al menos en las percepciones de voto. Es la recurrente expresión racista que solo admite que una mujer indígena sea sirvienta, domestica, muchacha, buena para el mandado, para la cocina, y por supuesto, para hacer tortillas.

Sabemos que el racismo se encuentra a flor de piel en todos los aspectos de la vida cotidiana en un país como el nuestro, lo que sabemos menos es que en épocas electorales, cuando se ha visto a una mujer indígena hablar de los problemas nacionales y de los derechos indígenas, la paranoia racista se dispara hasta niveles indescriptibles. En el caso actual, luego de observar el ascenso de la candidatura de Thelma Cabrera, la candidata de las clases medias urbanas, Thelma Aldana, al no poder participar por dificultades legales reales o supuestas, dijo en una entrevista en la cadena noticiosa norteamericana CNN que a ella le gustaría que al no poder participar, Thelma Cabrera fuera la candidata electa. Se desató un ciclón de escándalo. La ex-fiscal luchadora contra la corrupción ahora pedía el voto por una india, que encima de todo, no hablaba bien el castellano y no tenía formación académica. El edifico conceptual de los racistas crujió por todos lados.

Las expresiones racistas y de descalificación utilizando criterios aparentemente razonables o lógicos, está a la orden del día en el país. Por ello se incluyen de manera textual opiniones tomadas de las redes sociales que ilustran mejor que nada las tonterías que han visto el día alrededor de la candidatura de Thelma Cabrera.

David Alejandro Morales Krawetz Esta mujer es una ignorante amaestrada, apenas sabe castellano. No tiene idea de lo que es el estado, el gobierno y su gestión. Es una burla para el votante. Los criminales de codeca no tenían a alguien mejor, dan pena. Quisieron estafar a la población presentando a una atolera con carita de mosquita muerta, pero rodeada de los extorsionistas de codeca…Sic Textual

Manuel Cardoza tengo mis dudas no es lo mismo cocer frijole a querer gobernar un país con artos problemas de corrupción no piensen que es díscriminación por eso el payaso no supo gobernar me entiende no es así de fácil Sic. Textual

Rousse Ruan Tengo mis dudas con esta doñita vos.. la oi hablar y me parecio que solo se inclinaba por la justicia de los pueblos, y de recuperar los terrenos que les han sido quitados .. Creo que volveria solo por los suyos. Pienso. Sic. Textual

TextualAntonio Tobias Esta interesante el término plurinacional, y me parece muy acertado, ahora hay que escucharlo el discurso de éste partido… Va orientado a recuperar todo… A retomar lo que era de sus ancestros… Me pregunto?, es correcto… Que yo pida un terreno que fue en su momento un cerro, pero ahora es un edificio???

Será correcto?

Qué yo pida una finca, que sus tierras eran agrestes, sin caminos, sin nada, pero ahora… Sus tierras cultivables, con caminos, con energía eléctrica y todos sus servicios???

También en mi tonta forma de pensar… Yo no tengo fincas, yo no tengo industria eléctrica, quiere decir que también Yo puedo pelear que soy dueño de todo éso.

Perdón, pero no soy ignorante de mi realidad…Sic. Textual

Se incluyen de manera textual, con las muestras de mala ortografía de los defensores del idioma castellano y que acusan a Thelma de “no saber” hablar con propiedad un idioma que no es propio y que por lo demás le fue impuesto desde hace siglos, aparte que durante s toda la historia republicana, se prohibió su enseñanza en las escuelas incluyendo las universidades. Y también se incluyen comentarios que se refieren a la propuesta de nacionalizar la energía o de recuperar lo que ilegalmente ha sido expropiado a los pueblos durante años. Son las voces de las cavernas que ahora ante un peligro real aparecen. Y tienen razón: es el inicio de una nueva época, de una época en la cual los planteamientos en contra del neoliberalismo vienen de los pueblos indígenas y la idea de romper con la república centralista y excluyente, viene de la mayoría de pueblos que habitan este territorio. Es una nueva época.

NO TODO ESTA PERDIDO

Hay un detalle que me inclino a pensar que es lo positivo que se puede obtener de este debate sobre las expresiones de los racistas criollos. Ahora son indefendibles, se ven y lucen mal, no enaltecen a quien los expresa. En ello hay sin pensarlo dos veces, un espacio que se ha ido ganando en favor de aceptar la diversidad cultural que existe en el país.

En la larga marcha contra el racismo es de importancia central el rol que desempeñó en la lucha por la alcaldía en Xela, el comité civil Xel-Ju, que a finales de la década de los noventa aposto por una plantilla liderada por Rigoberto Quemé Chay, indígena quezalteco de la etnia quiche, lo cual puso a la orden del día la noción de la interculturalidad en el ejercicio del poder político, aun fuera en una alcaldía, pero no cualquier alcaldía. Es la segunda ciudad de Guatemala. Fue reelecto y con ello en el occidente del país la idea de que somos interculturales gano espacios importantes. Aunque lo sabemos, la campaña contra Thelma Cabrera nos lo dice con creces, que el racismo en las elecciones esta firme y fuerte, aunque con tendencia a su debilitamiento.

En esos años hubo también unos cuantos ministros indígenas. Una de ellas Otilia Lux, asume en el inicio del siglo XXI la cartera de cultura en medio de una ola de ataques pues una india no podía saber nada de las artes y sobre todo de la manera en que las élites criollas habían manejado la cultura en el país desde siempre. Pero lo que interesa subrayar es que poco a poco se iba rompiendo el bloque monolítico de poder que excluía a los representantes de las expresiones diversas en lo étnico y lo cultural de Guatemala.

No fue fácil. Hubo un primer indígena, Fernando Tesahuic Tohon que rompió con la idea de unanimidad en el congreso al respecto de los diputados que en su mayoría abrumadora eran criollos o hijos de los criollos o acaso, mestizos con mentalidad colonizada. Y no se puede dejar de mencionar, hubo algún indígena Mauricio Quixtán, adiestrado por los militares para hacer una especie de apología del buen salvaje. Más adelante fue el turno de mujeres indígenas como Rosalina Tuyuc o Manuela Alvarado que impusieron una cosmovisión junto con una postura política que cuestionaba la finca de los criollos. En la actualidad no es en las paredes con letras escritas en castellano infame, sino en las redes sociales en donde se expresan los racistas de toda la vida cuando ven que la finca y toda la ideología creada en su alrededor cruje de un forma no vista antes. En estos años hay cambios que rechazan el racismo puro y duro, en columnas de opinión, periódicos, insertos en diarios nacionales, emisiones de radio en idiomas indígenas, la emergencia de editoriales dirigidas por intelectuales indígenas; y como un dato no menor, se adjudica a organizaciones mayas un canal de tv a nivel nacional.

La candidatura de Rigoberta Menchú Tum a la presidencia en dos ocasiones, nos dice que esos espacios se han ido gradualmente conquistando. Por supuesto que el caso de Rigoberta Menchu es a todas luces particular. Su peregrinaje por el mundo denunciando el horror de la represión en Guatemala junto con la defensa de su identidad indígena la colocó en el imaginario de los medios de comunicación, de gobiernos, de intelectuales. Por esa vía se convirtió en referente mundial de las luchas indígenas de muchos países Pero ello no le alcanzo para obtener el reconocimiento nacional, que aun ahora se le niega, se le regatea por el hecho de ser indígena. Algo se ha avanzado en el camino de combatir el racismo, la segregación, la exclusión.

Ahora podemos discutir abiertamente en los medios de comunicación nuestra postura antirracista, nuestro rechazo a la exclusión de los pueblos indígenas, al derecho a que la gente hable el idioma que prefiera sin limitaciones. Incluso las reformas a las leyes electorales se han abierto un poco más a la participación de las minorías en las páginas de los medios, en las redes sociales, en los programas de televisión. Es algo que nos dice que paso a paso, se va consiguiendo que los derechos indígenas se vayan concretando.

Y es en este contexto que se explica que la candidatura de una mujer mam como Thelma Cabrera, que tiene una agenda con dos característica particulares: un planteamiento anti neoliberal y una apuesta por una patria multinacional. Estos dos ejes, cual vigas maestras de su planteamiento político, son los signos de la época. Se han dado pasos en la derrota del racismo estructural de nuestro país. Seguro que es insuficiente, que con lo hecho no alcanza para impedir los comentarios racistas, las prácticas racistas, la exclusión, que aun si cede, no deja de ser un factor que marca la vida nacional. Aún en pleno siglo XXI.

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