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Créditos: Utopía, centro de COPINH, la Esperanza, 2 marzo 2019
Tiempo de lectura: 6 minutos

Por Grahame Russell, Rights Action

10 de marzo 2019

El 2 marzo 2019, marca el 3 aniversario del asesinato de Berta Cáceres y el atentado contra Gustavo Castro.

Tres años después de su asesinato, me encuentro en la casa de Mama Berta, madre de la Berta, en La Esperanza, Intibucá, donde Berta vivió la mayor parte de su vida, donde sus hijos crecieron. En 2016, Berta recién se había entrado en su propia casa, también en La Esperanza, cuando el escuadrón de asesinos la mató, tarde esa noche del 2 de marzo, 2016.
 
A la vez, intentaron a matar a su amigo Gustavo Castro, un defensor de la madre tierra y de los derechos humanos de México.  Él visitaba a Berta y su organizacion COPINH.  Le alcanzaron con dos balas, y por poco no murió. Los asesinos huyeron en la noche, dejando a Gustavo en su propia sangre, Berta muerta en el cuarto a la par.
 
Tres años después, no se ha hecho justicia por los ‘autores intelectuales’ del asesinato de Berta – esos miembros del elite económico y político de Honduras quienes decidieron que Berta tenía que morir, y lo pagaron.
 
En 2018, bajo presión fuerte de parte de la familia de Berta, de parte de su organización COPINH, y de parte de aliados hondureños y de otros países, un tribunal halló culpable a 7 hombres (incluyendo militares y empleados de la hidroeléctrica DESA) por ser miembros de ese escuadrón de la muerte – los ‘autores materiales’ de su muerte y del ataque contra Gustavo. La lucha sigue para divulgar la plena verdad sobre este gran crimen y para lograr justicia contra los ‘autores intelectuales’.
 
Desde el golpe militar en 2009, apoyado por los U.S.A. y Canadá, cientos de hondureñas y hondureños han sido matados por razones políticas.  Aparte de esos ‘autores materiales’ del asesinato de Berta, no se ha hecho justicia por todos estos crímenes políticos, sin hablar de las miles de personas criminalizadas y hasta encarcelados como presos políticos.
 
En Honduras, impunidad y corrupción caracterizan los más altos niveles de las instituciones del Estado, incluyendo el Congreso, el Ejecutivo, el Ejército, el poder judicial y la policía… y caracterizan a sus relaciones con Gobiernos, bancos y compañías de la “comunidad internacional”.

Foto: Utopía, centro de COPINH, La Esperanza, 2 marzo, 2019

 
Compañera
Fue el 2 de marzo, 2016, que asesinaron a Berta Cáceres, una gran mujer Lenca de La Esperanza, Intibucá, en el occidente de Honduras.  La asesinaron por quien es, por cómo vivió, como resistió y luchó durante toda su vida.  Por su vida, sicarios irrumpieron en su vivienda y la mataron a balazos.
 
Berta era una madre de cuatro hijos, una abuela, una hermana y una hija.  Y para todas las personas que la conocimos – que aprendimos de ella, de su fortaleza, valor y sabiduría, para quienes le seguimos – una compañera.
 
¿Quién la mató?
La mataron todas las personas e instituciones económicas y políticas contra cuya codicia e intereses ella vivió, quedó firme y luchó.  Berta vivió luchando en contra de todas las injusticias, todas las desigualdades, todas las discriminaciones, y todas las actividades que destruyen la Madre Tierra.
 
Fue asesinada…
Por los 500 años de imperialismo europeo racista, violento y despojador,
Por los 200 años de intervenciones militares, explotación, corrupción e impunidad de los Estados Unidos,
Por las generaciones de gobiernos ondureños violentos, explotadores, racistas y sexistas, todos con el respaldo de la “comunidad internacional”: los Estados Unidos, Canadá, grandes corporaciones globales, el FMI, el Banco Mundial, BID, etc.

Berta fue asesinada…
Por una eternidad del patriarcado,
Por los siglos de racismo contra los pueblos indígenas y afrodescendientes de Honduras y las Américas,
Por los tratados de “libre comercio” concebidos por la codicia e impuestos por la violencia,
Por la avaricia interminable inherente a las corporaciones globales e inversionistas, respaldados siempre por la riqueza y el poder de las naciones adineradas y “democráticas” (muchos de los cuales miembros del despreciable club de los G-8) que explotan, reprimen y denigran al “tercer mundo”, que crean, establecen y luego se burlan de las llamadas “repúblicas bananeras”,
Por el FMI, el Banco Mundial, el BID, etc. – instituciones creadas y dominadas por esas mismas naciones adineradas, poderosas y “democráticas”.
 
Berta fue asesinada…
Por las corporaciones y los inversionistas que conciben al mundo -sus bosques y su tierra, sus recursos naturales, sus ríos, aguas y aire, sus pueblos y toda forma de vida- como si fueran objetos explotables y descartables, para luego robar, matar y destruir vigorosamente para ganarse sus millones y miles de millones,
Por los infames monopolios bananeros (la empresa United Fruit, Standard Fruit, Chiquita bananas, etc.) y los magnates del ferrocarril de los siglos 1800 y 1900;
Por los productores de la palma africana (de la Corporación Dinant, financiada por el Banco Mundial) y la caña de azúcar para los consumidores globales de “energías verdes” (el etanol y el biocombustible);
Por las maquiladoras explotadoras de la mano de obra barata (Gildan Inc., etc.);
Por las empresas hidroeléctricas (DESA Agua Zarca, etc.) que se benefician de la privatización de los ríos y las fuentes de agua;
Por los enclaves turísticos exclusivos (operados por el “rey del porno” Canadiense Randy Jorgensen, etc.) violentamente desplazando a los pueblos Garífunas de sus tierras comunales en la costa norte de Honduras;
Por las empresas mineras (Goldcorp Inc., Aura Minerales, etc.) que desgarran la Madre Tierra para los especuladores del oro, que envenenan las aguas del Valle de Siria y la sangre de sus pobladores, que despojan a los pobladores y hasta sus muertos en Azacualpa para alcanzar aún más oro.
 
Berta fue asesinada…
Por la “guerra contra las drogas”, creada, financiada y armada por los Estados Unidos, que tomó las situaciones antidemocráticas, injustas, corruptas y violentas en Honduras (Guatemala, México, etc.) y los empeoró, mientras que el consumo de drogas en los Estados Unidos se aumenta, mientras que se incrementen las ganancias que reciben los fabricantes de armas, mientras que se incrementa el dinero de los impuestos que se destinen a los ejércitos y fuerzas ‘especiales’ en varios países,
 
Y más recientemente, Berta fue asesinada…
Por el golpe de estado de junio de 2009, respaldado por los Estados Unidos y Canadá, que destituyó un gobierno elegido democráticamente para devolverle el poder a los mismos élites que por tanto tiempo dominaron y abusaron de Honduras; quienes una vez en el poder nuevamente, lo tomaron todo y lo empeoraron todo, usando la represión como un arma de terrorismo y control social, contratando a sicarios para asesinar a tantos cientos de personas desde el golpe de estado, personas como Berta.
 
Diez años después del golpe de estado, Honduras tiene una de las mayores tasas de homicidio per cápita en el mundo, y entre las tasas más altas de represión, feminicidio, asesinato de periodistas, corrupción e impunidad en las Américas.  Ignorando o hasta negando todo lo anterior, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá firman tratados de “libre comercio” y siguen promoviendo la expansión de nuestras compañías e inversiones.
 
Berta fue asesinada por todas esas personas, instituciones e intereses porque, tal como cualquier persona puede confirmar que la conocía, y que aprendía de su fortaleza, coraje y sabiduría, y la seguía – estas son las cosas contra las cuales ella vivió, resistió y luchó, durante toda su vida.
 
¿Los motivos por los Que vivió y luchó?
Por usted, por mí y por todas y todos.  Por todos los derechos humanos, colectivos e individuales, de todas las personas en todos los países.  Por todas formas de vidas, y por la Madre Tierra misma – el suelo, los campos y los bosques, el aire y el agua, en este planeta tierra solitaria y preciosa.
 
Berta vivió, resistió y luchó porque otro mundo es necesario y posible. 
 
¿Qué hacer?
Me siento apesadumbrado por los hijos, la madre, las hermanas, los hermanos, la familia y las amigas y amigos de Berta en La Esperanza, en Honduras y por todas las Américas. De nuevo este orden mundial humano en que vivimos ha destrozado una parte de nuestros corazones. Y mientras que una parte de nosotras y nosotros se muere con Berta, una gran parte de Berta sigue viviendo.
 
¿Qué hacer? Hagan lo que hubiera hecho Berta, lo que siempre hizo. Vivan, resistan y luchen todas y todos juntos. Tómense de las manos. Busquen y apoyen a las innumerables víctimas de esta orden global infame. Y siempre, vivan, defienden y luchen en contra de todas las injusticias y desigualdades, todas las discriminaciones, todas las actividades que destruyen a la Madre Tierra, y por otro mundo que es necesario y posible.
 
Gracias Berta. Se te extraña. Eres absolutamente respetada y querida.
 
Grahame Russell
grahame@rightsaction.org
 
(Conocí a Berta en 1998. Rights Action ha apoyado a COPINH y el trabajo y la lucha de Berta desde entonces. Berta y su familia se volvieron amigos desde entonces.)
 
Mas información / involucrarse / apoyar:
COPINH: www.copinh.org  /  https://bertavivecopinhsigue.copinh.org/  /  copinhonduras.blogspot.com  /  http://copinhenglish.blogspot.com/  /  FB: Copinh Intibucá  /  Tw: @COPINHHONDURAS

Fuente: https://mailchi.mp/rightsaction/berta-cceres-quien-es-y-como-vivi

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