Claveles rojos en la OEA: la memoria de un diplomático sobre la crisis guatemalteca de 2023

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Créditos: Diseño de Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 6 minutos

 

El embajador Josué Fiallo, quien representaba a República Dominicana en el organismo regional, estuvo al centro de las discusiones hemisféricas sobre los intentos por impedir el traspaso de poder y la toma de posesión de Bernardo Arévalo, por un lado la diplomacia, por el otro la movilización de miles de ciudadanos frenó esa intentona. El sábado presenta, junto al presidente guatemalteco, una crónica de aquellos días.

Por Héctor Silva Ávalos y Nelton Rivera

Una noche templada de otoño, en noviembre de 2023, el embajador Josué Fiallo hizo una petición inusual a una de sus asistentes. Le pidió claveles rojos. “Encuéntralos dónde sea, por favor”, solicitó. El diplomático, representante de República Dominicana ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington D.C., se preparaba para una sesión plenaria que ocurriría el día siguiente, 24 de noviembre, en el salón Libertador Simón Bolívar, en la que se hablaría de la crisis democrática que entonces vivía Guatemala por la insistencia del Ministerio Público (MP) y de otros actores de incidir en el resultado electoral que había dejado como presidente electo a Bernardo Arévalo.

Fiallo buscaba, en los claveles rojos, un símbolo, algo tangible que permitiera a los delegados conectar más de cerca con Guatemala, recorrer emocionalmente los casi cinco mil kilómetros que separan la sede de la OEA en la capital estadounidense de la capital guatemalteca.

“Se me ocurrió traer a la sesión un símbolo, que no fuese solo una sesión discursiva, sino que hubiese algo tangible que estuviese presente”, cuenta el diplomático en una entrevista con Prensa Comunitaria, realizada en la previa de una visita en la que Fiallo presentará su libro Democracia de Crisis: Guatemala, la OEA y la esperanza democrática en 2023, publicada por F&G Editores, en el marco de la Feria Internacional del Libro, la FILGUA.

Cuando estudiaba documentos e historia guatemalteca en las previas de las sesiones que la OEA dedicó a la crisis electoral, Fiallo se topó con el episodio del asesinato de Robin García, estudiante de la faculta de agronomía de la USAC, en 1977, y con la narración de cómo los claveles rojos se convirtieron en símbolos de protesta en Guatemala a partir de entonces.

Fiallo, quien en sus días de estudiante visitó Guatemala y vivió de cerca los acontecimientos que rodearon la firma de la paz en 1996, tiene, él mismo, una conexión emocional con el país centroamericano y eso, reconoce, fue motivo importante detrás de su participación en todo el proceso de acompañamiento que la OEA hizo de la crisis guatemalteca del 23. Eso y el hecho de reconocer, en lo que ocurría en Guatemala, asuntos muy similares a los que su país había vivido unas décadas antes.

Dice el embajador dominicano que la situación guatemalteca, tras la presidencial de hace dos años, lo devolvió a crisis similares de regresión autoritaria que su propio país vivió hace no demasiado tiempo. “Hay un punto de vista regional de experiencias de autoritarismo que hemos vivido. Era -el guatemalteco- un proceso que caminaba a algo que ya habíamos vivido, y eso genera preocupación y empatía”, asegura.

Pero también hay, indica Fiallo, una dimensión doméstica, guatemalteca. “La historia de Guatemala es de mucho significado para el continente, no solo por la violencia que tuvieron durante tantas décadas, sino porque llegaron a un proceso de paz en el que dieron un salto cualitativo en su democracia y regresar o involucionar ya no era aceptable”, dice.

El libro del embajador dominicano, que presentará en un diálogo con el presidente Arévalo este sábado, pasa por una recopilación de todo el conocimiento que adquirió como protagonista directo de las discusiones en el seno de la OEA desde que la crisis comenzó. Ese recorrido, que lleva al lector a dar un vistazo privilegiado a la entraña del organismo hemisférico y sus formas de funcionar, pasa también por múltiples reflexiones sobre lo que está ocurriendo en la Guatemala actual.

Sobre el episodio de los claveles rojos, no queda nada más que mencionar que de inicio al final del capítulo está presente la memoria histórica, uno se ve envuelto sin pausas para encontrar finalmente la explicación del porque la sala Libertador Simón Bolívar se tiño de rojo por Guatemala.

El Ministerio Público, una amenaza identificada

No es demasiado común que, en el marco de una crisis nacional, un ente multilateral, constreñido como está a las formas y las palabras adecuadas, identifique con tanta claridad a las personas o instituciones que amenazan la salud de la democracia. Esta vez, sin embargo, embajadores, informes y memorias sí lo hicieron; señalaron sin demasiados equívocos al Ministerio Público de Consuelo Porras como una de las principales amenazas a la democracia guatemalteca.

Cuenta Fiallo, en el libro, que los embajadores en la OEA eran testigos, en tiempo real, de todos los intentos del MP por descarrilar el resultado electoral.

“Hubo varias reuniones de negociación, de declaraciones, de resoluciones donde estábamos reunidos los embajadores, y nosotros discutiendo la situación en Guatemala… y salían comunicados del Ministerio Público o la prensa reseñaba acciones que en ese mismo momento estaba tomando el MP, qué sé yo, allanando el Tribunal Supremo Electoral, llevándose las urnas…”, recuerda Fiallo: “Eso despertaba todas las alarmas”.

El diplomático usa el intento del MP por ilegalizar al Movimiento Semilla de Arévalo como un ejemplo de los ataques institucionales contra la democracia guatemalteca.

Las actuaciones del MP fueron desmenuzadas en el seno del ente multilateral, que conoció todos los despropósitos de los fiscales guatemaltecos. “(El MP) daba explicaciones simples y estúpidas, pero era una forma de intentar hacer ver que las cosas estaban revestidas de legalidad”, cuenta.

En esas discusiones se llegó, inevitablemente, al asunto del uso de las cortes y los ministerios públicos como armas políticas a través de los procesos retorcidos a los que se refiere Fiallo, a eso que los expertos llaman lawfare, y que suele ser ingrediente esencial de las prácticas antidemocráticas y el ascenso de los autoritarismos en la América Latina actual.

“Estábamos acostumbrados a que los golpes de Estado suponían un asalto del ejército o de los grupos armados que tenían el monopolio de la violencia sobre las instituciones democráticas. En las últimas décadas la tendencia es a la instrumentalización de las instituciones para quebrar el orden democrático”, reflexiona antes de resumir así el rol de la fiscalía guatemalteca en la crisis: “Un ministerio público actuando políticamente para evitar que un actor político legítimo que ha ganado unas elecciones acceda al poder”.

Más allá de la diplomacia

No es arriesgado decir que, antes de la crisis de 2023, eran muchos menos los guatemaltecos que habían oído hablar de la OEA. Su rol en la transición presidencial de aquel año hizo que, de alguna manera, eso cambiara.

La actuación de muchos en la multilateral, cuenta Fiallo en su libro, partió del convencimiento de que en Guatemala se estaba jugando, en buena medida, la salud democrática del continente. “No había ninguna duda en nuestras conversaciones internas que lo que se estaba fraguando era un golpe de estado al presidente Arévalo. Si se permitía que esos actores antidemocráticos lograran descarrilar la transición democrática, el efecto iba a ser que no iba a pasar mucho tiempo antes de que en otro país alguien se animara a hacer lo mismo…”, dice.

Pero, ¿qué tan efectivo puede ser un ente como la OEA en la resolución de crisis como la guatemalteca, sobre todo en tiempos en que potencias como los Estados Unidos reniegan del multilateralismo y coquetean con retirar sus financiamientos?

Fiallo reconoce que son momentos de crisis y que la idea de comunidades de naciones poniéndose de acuerdo para resolver problemas en común o para proteger sus democracias está en horas bajas, pero se niega a dar por muerto al multilateralismo.

A veces, dice el embajador, “la OEA parece ser un ente fantasmagórico que es un instrumento de la política exterior de los Estados Unidos, esa es la creencia generalizada, que no está muy alejada de la realidad porque hay suficientes situaciones en el pasado que han traumatizado a nuestros países para ver a la OEA de esa manera. Pero en sus 100 años de historia ha creado la normativa regional sobre cómo organizar la relación de nuestros países a nivel comercial, jurídico, de desarrollo, de seguridad y de derechos humanos. Ha posibilitado un diálogo fluido. Ha jugado un rol en desactivar crisis y en resolver crisis, lo que pasa es que cada país lo ve en función del momento… ahora le tocó a Guatemala”.

De hecho, reflexiona, nunca el valor de esta idea fue tan evidente en los últimos tiempos como en la crisis guatemalteca de 2023. “Sin la convergencia de presiones internacionales, sanciones y protestas de los actores nacionales y movilización ciudadana”, la crisis no se hubiese sorteado, asegura.

Inteligencia Artificial

Dos años después de la crisis en Guatemala, el embajador Fiallo dejó los pasillos de la OEA y la dinámica diplomática en esa institución multilateral, con Guatemala aún mantiene el vínculo. La crisis en el país continúa y de vez en cuando, los personajes vinculados a los desmanes del Ministerio Publico se convierten en noticia. De esa cuenta el embajador ha echado mano de la IA para cuestionar el comportamiento inapropiado y muchas veces irracional de esos personajes.

“A veces yo no tenía nada que hacer y me sentaba analizar planteamientos, posiciones, y decía, aquí hay un planteamiento que suena bastante fácil, bastante simple, pero que tiene mucha maldad detrás, que tiene una carga ideológica y de sesgo terrible, entonces vamos hacer algo distinto, algo que ridiculice un poco esas cosas que los dejen en evidencia su precaria capacidad técnica y de formación.”

Comenta unos minutos antes de finalizar la entrevista que entendió que esa conexión directa a través de la IA con las personas permite educar, permite generar reflexión y permite sembrar duda, expresa Fiallo.

“… esto suena muy lógico, suena muy racional, pero detrás de eso hay algo más, y voy a referirme específicamente a algo muy puntual. Por ejemplo, actores del sector justicia que pretenden erigirse en diques morales de la sociedad, eso es una barbaridad absoluta, el rol de la justicia es impartir justicia de manera imparcial”.

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